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Como anuncia el título esta coloración no es un artículo escrito por mí, es sencillamente la reproducción de un documento que he hallado al pasar por la pantalla algunas carpetas de las innumerables que llenan mis archivos. Me he topado con él por casualidad; pero no he resistido la tentación de ponerlo al alcance de los lectores de “ÑTV ESPAÑA”, visto el menosprecio que desde hace años –y muy especialmente ahora–, nos demuestran de una u otra forma en el Vaticano. No voy a traer aquí, ahora, ninguna las innumerables pruebas, algunas sangrantes y que cualquier católico informado ha vivido. Cristo, ciertamente, atendía a todos , incluidos los pecadores, y hasta a sus enemigos, pero no descuidaba el mimo a sus discípulos a los que amaba de verdad. No los ignoraba y menos aún les daba puntapiés. Fallecido S. S. Pío XII, Roma nos ha dado incluso coces.
Presento el documento tal cual lo archivé en su día:
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¿SE LO MERECEN ESPAÑA, FRANCO YLOS MONJES DEL VALLE?
“Queremos menos palabrería liberal y más respeto a la libertad profunda del hombre. Porque sólo se respeta la libertad del hombre cuando se le estima, como nosotros le estimamos, portador de valores eternos.» José Antonio Primo de Rivera
Acabo de regresar del Valle de los Caídos. He permanecido desde temprana hora, en la puerta de acceso con un puñado de ex camaradas del FES. Hemos rezado el rosario junto a unas docenas de fieles creyentes, los monjes benedictinos con su abad al frente y su magnífico coro de niños, partituras en ristre, esperando ( ingenuamente) que Benedicto XVI, se dignara parar unos segundos o en el peor de los casos, nos diera su bendición desde el mercedes azul blindado.
He contemplado y grabado en vídeo, las caras de decepción de todos los presentes allí. Especialmente de los benedictinos que volvían sus cuellos desesperadamente tratando de encontrar el vehículo, que circulaba a más de cien kilómetros por hora, donde iba su Santidad.
Curiosamente he recordado , que en mi niñez hace ahora más de 45 años, Franco pasaba a toda velocidad delante de mi grupo escolar madrileño ( el Concepción Arenal de la calle Antonio López, esquina al viejo Puente de Toledo) también rodeado de su guardia personal ( tan vistosa ) en aquellos deslumbrantes haigas. Iba siempre a cazar por la carretera de Andalucía, hacia algún coto de la Mancha o de Jaén. Los cristales tintados y la velocidad nunca nos dejaron ver en que vehículo viajaba Franco.
Franco reposa ahora bajo la mayor cruz que se ha erigido en el mundo, en un monumento sólido y sobrio, símbolo de la Piedad y el perdón a muy poca distancia de dónde ha pasado el Sumo Pontífice (etimológicamente significa puente, que une….etc.). Desgraciadamente, no ha tenido la deferencia de bendecir a los monjes y a los fieles que custodian y veneran este grandioso lugar de culto católico levantado por un general que hizo bastante por dignificar a la Iglesia Católica Española.
(Leo en la web del diario El Mundo, que el Ministro de la Presidencia (Sr, Jáuregui) ha mantenido estos días, conversaciones con el Secretario de Estado Vaticano, Tarsicio Bertone, para acercar posturas respecto al proyecto de convertir el Valle de los Caídos en un centro de reconciliación y memoria ).
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
Gracias amigo y compañero articulista Gil De la Pisa Antolín:
Sí, gracias, por recordar aquella infamia, una más, en la que el buen Papa Benedicto XVI, pasó delante de la entrada de nuestro grandioso Recinto, nuestro eterno Valle de los Caídos, caídos por Dios y por España, aunque nuestro Caudillo mezclara «churras con merinas», por aquello de que todos éramos hermanos y deberian estar juntos y revueltos.
La decepción, de que no entrara ese buen Papa, el último católico que tuvo el Vaticano, no fue ni por su culpa, ni por su imposición. Benedicto XVI, no entró ni paró delante del Valle, por la prohibición expresa de esos panzones, abrazados al pensamiento único, en brazos de la extrema izquierda, que componen lo que se denomina la Jerarquía Eclesiástica Española, que ni es española, ni eclesiástica.
Esta Jerarquía de infames y despreciables panzones, que sostiene el Báculo y la Mitra, junto con un gran Crucifijo en esu pecho, solo son una panda de vividores, que nuestro Caudillo salvo, de las manos ensangrentadas de esa República del crimen y de los mayores horrores, para que ahora ellos, no solo no impidieran que sus descendientes, profanaran la Basílica Pontificia, sino el cuerpo de El General Invicto, que les salvó a tantos miles de sacerdotes y monjas, como fieles inocentes, de la Hoz y el Martillo, que impusieron, como criminales y herejes que son.
El mundo y en particular el catolicismo, ha girado 180º y ni el Vaticano representa a la Cabeza de San Pedro, sino más bien a los cuernos de Satanás, ni esta miserable Jerarquía, representa al verdadero católico.
Un fuerte abrazo, mi querido compañero de fatigas,
Miguel Sánchez
Los descendientes de la República del crimen no. No se engañen. Los que han profanado satánicamente la cristiana sepultura del caudillo católico victorioso Franco y de José Antonio Primo de Rivera, son los descendientes de los arribistas y oportunistas que un 19 de noviembre cantaban el Cara al Sol y un 22 de noviembre eran «demócratas» de toda la vida, incluso puño en alto, los traidores mercaderes judas iscariotes asquerosos que vivieron como quisieron con Franco, con el yugo y las flechas en su camisa azul o blanca, ocuparon sus más altas magistraturas y puestos, y que luego se repartieron cual buitres carroñeros su nutrida herencia, sin el más mínimo pudor ni consideración por la sangre derramada en la Cruzada, que fueron los que trajeron la actual democracia, por cierto. Los profanadores fueron los que antaño eran los más «fervientes» franquistas a conveniencia, los privilegiados hijos y nietos del régimen, y hoy son más rojos que la bandera que ondeó en el Kremlim durante más de siete décadas. Para ellos, el negocio es el negocio.
Ahora bien, ya podrá Dios a cada cual en su sitio. Pensarán que se van a librar de la Justicia. Pobres necios. No les queda más que apurar su plato de lentejas. Se les acaba el negocio.
LO DE PONTIFICE ,NOS REMITE A LO MASON.
SALUDOS DESDE EL NÚMERO DEL UNIVERSO.