10/05/2024 14:48
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La Fundación Caja de Burgos exhibe actualmente en la Casa del Cordón de la capital castellana una notable exposición de pintura y escultura titulada “Bajo el árbol del Paraíso”, que recoge parte de la magnífica colección de don Alejandro Sanz Peinado.

La muestra presenta más de cincuenta obras de arte sacro y profano de los siglos XVI y XVII de origen flamenco, italiano, alemán, francés y español, con pinturas de Jan Metsys, Gerard Seghers, Marten de Vos, Jacob Jordaens, Cornelis van Haarlem, Matthias Stomer, Cornelis de Vos, Rubens, Luis de Morales, Zurbarán o José de Ribera, entre otros.

Hoy tenemos la satisfacción y el honor de entrevistar a don Alejandro Sanz Peinado, profesor de Teología en la Universidad Pontificia de Comillas y propietario de la citada colección, que aún podremos contemplar en Burgos hasta el próximo domingo 25 de junio.

En primer lugar, queremos agradecer su atención al concedernos esta entrevista y felicitarle por el éxito de la exposición, que ya ha sobrepasado los 20.000 visitantes.

¿Esperaba semejante acogida?

Para mí ha sido una sorpresa mayúscula la extraordinaria acogida que ha tenido la exposición, máxime cuando es la primera vez que las obras, diríamos, salen de casa. La afluencia de público ha superado los veinte mil visitantes, entre los cuales hay que contar unos dos mil alumnos de centros escolares burgaleses, además de especialistas, críticos y coleccionistas de arte. Por otro lado, la difusión en los medios de comunicación ha sido realmente amplia, notable y generosa.

En un marco que nos recuerda un “gabinete de arte” o “cuarto de maravillas”, las obras expuestas ofrecen una amplia panorámica, invitándonos a sumergirnos en ellas. El título de la muestra tiene relación con la pintura que ilustra la portada del catálogo, titulada “Orfeo encantando a los animales”, de Francesco Ricchino. Una alusión al poder de las artes y a una determinada disposición del espíritu. ¿Qué criterio se ha seguido para la selección de las piezas mostradas?

En toda exposición artística es imprescindible construir un relato creíble y coherente, lo que antaño se llamaba una fábula antropológica, que traslade un mensaje al espectador. En este caso se ha presentado la colección dando cuenta de la evolución de la pintura y la escultura en Flandes durante los siglos XVI y XVII, en una secuencia temporal que va desde los primitivos flamencos que trabajan en Brujas hasta la eclosión de los grandes maestros del Barroco en Amberes poniendo el acento en los más importantes autores de ese periodo como Metsys, Rubens, Jordaens o la escuela caravaggesca. Por otra parte, en la planta baja de la exposición nos acercamos al arte español de ese período comenzando por la pintura de los tiempos de los Reyes Católicos, con Pedro Delgado o el Maestro del Portillo para luego adentrarnos en el espléndido siglo XVI con Morales, Alonso Berruguete o Juan de Anchieta y desembarcando finalmente en el Siglo de Oro con obras de Ribera, Zurbarán, Alonso Cano o Valdés Leal.

La exposición se propone además dar cuenta de las estrechas complicidades existentes entre ambas escuelas pues, no en vano, Flandes perteneció hasta entrado el s. XVIII a la Monarquía Hispánica.

En la exposición puede admirarse una obra única del pintor Pedro Delgado, titulada “San Miguel venciendo al diablo”. ¿Por qué es especial esta pintura? ¿Es cierto que se exhibirá, después de su restauración, en el Museo del Prado?

El San Miguel de Pedro Delgado es una obra de excepcional valor e interés para la historia del arte español y a la cual le han dedicado muchas páginas los mejores especialistas y críticos de arte como los profesores Lafuente Ferrari o Camón Aznar. Fue declarada Bien de Interés Cultural el pasado 22 de junio de 2022 por el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Su interés reside en que es una tabla firmada y fechada (en 1510, en excepcional estado de conservación, de un autor originario de Orgaz (Toledo) del que sólo se conserva esta obra. La pintura sintetiza y aúna la filigrana del arte gótico que ya va de salida, el Renacimiento que se está haciendo presente en la península y la atmósfera flamenca que todo lo perfuma en aquel naciente siglo XVI.

En estos momentos estamos en conversaciones con el Museo del Prado para que la obra sea restaurada en sus talleres y pueda ser expuesta un tiempo en la gran pinacoteca nacional.

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Otra pieza muy singular es una tabla fantástica de Jan Metsys (o Massys), representando a “San Jerónimo en su estudio”. Apenas hay tres obras de este artista en el Museo del Prado, uno más en el Museo San Telmo de San Sebastián y no sé si alguna más en España… ¿Qué nos puede contar de su adquisición?

Este soberbio San Jerónimo, atribuido durante un tiempo a Van Hemessen y que tras un concienzudo estudio de don Matías Díaz Padrón quedó acreditado que procedía de la mano de Jan Metsys, permaneció expuesto en el Museo Camón Aznar de Zaragoza durante décadas. La obra, sin embargo, no era propiedad del museo sino de una propietaria que lo había dejado allí en depósito. A su fallecimiento, sus herederos decidieron retirarlo y ponerlo a la venta, una operación que estaba prácticamente cerrada en Londres. Afortunadamente la tabla, dada su calidad excepcional, fue declarada BIC (bien de interés cultural) e inexportable lo que produjo que entrase en el marcado interior, donde tuvimos la enorme fortuna de poder adquirirla.

La muestra ofrece, así mismo, la oportunidad de apreciar algunas joyas de pequeño formato como una tablita del burgalés Mateo Cerezo el joven o un pequeño relieve de San Jerónimo de la mano de Alonso Berruguete, por cierto excelentemente iluminados. ¿Qué podría decirnos sobre estas dos obras en particular?

Se trata de dos piezas de pequeño formato pero de una belleza mayúscula. La pintura de Mateo Cerezo representa a San Juan de Dios adorando al crucifijo y, al decir del profesor Ismael Gutiérrez Pastor, gran especialista en el maestro burgalés, sería el contrapunto a las magdalenas con el crucifijo de este delicado pintor barroco. La obra sin duda mueve a la devoción, para la cual fue concebida.

El alabastro de Berruguete es otra obra preciosa del período final del maestro palentino cuando, hacia 1540, talla la sillería del coro alto de la catedral toledana. Es un relieve primoroso concebido también para la devoción privada, que muestra el talento y la maniera característica del gran escultor del Renacimiento español.

La exposición alberga dos grandes escenas sobre tapiz que nos muestran, respectivamente, a “Hércules capturando el Toro de Creta” y “Esther y Asuero”.

El primero tiene la particularidad de mostrarnos simultáneamente varios de los trabajos de Hércules. ¿Podría explicarnos con más detalle este motivo múltiple?

El tapiz de Hércules venciendo al minotauro, tejido en Bruselas hacia 1550, forma parte de una serie de tapices alusivos a los doce trabajos de Hércules. Este tapiz tiene como motivo principal a Hércules venciendo al minotauro, aunque en realidad fuera Teseo quien venció al minotauro, mientras que Hércules capturó el toro blanco que Poseidón había regalado a Minos, el rey de Creta. Pero al margen de esta curiosa confusión, el tapiz nos muestra, en escenas secundarias, otros trabajos de Hércules: el primero, donde mata al león de Nemea con un enorme mazo de olivo, aparece representado en la piel de león que cubre la cabeza de Hércules; el sexto, referido a la limpieza de los establos de Augías en un solo día desviando el curso de un río, aparece representado en la figura de un dios fluvial, a la derecha; o el undécimo que alude a cómo, con la colaboración de Atlas, nuestro héroe mata a la serpiente que defendía el jardín de las Hespérides donde estaba el fruto de la inmortalidad.

Es llamativa, también, la calidad de las piezas escultóricas expuestas –aparte del citado relieve de Berruguete–, entre las que podemos destacar un Cristo crucificado realizado por Juan de Anchieta, dos Vírgenes con el Niño, –una gótica alemana, y otra procedente de Borgoña– o un San Sebastián de origen flamenco. Sabemos de su estrecha relación con los mejores especialistas de España, tanto en el campo de la pintura como en el de la escultura. ¿Hay alguno de ellos que le haya asesorado especialmente o que quiera mencionar?

En materia de escultura hemos contado con la opinión y el criterio autorizado de expertos como la profesora Julia Ara y de Manuel Arias, jefe del Departamento de Escultura del Museo Nacional del Prado y antiguo subdirector del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, amén del comisario de la exposición, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Salamanca, don Carlos Brasas Egido, muy versado en escultura.

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¿Está prevista la prórroga de la presente exposición o su desplazamiento a alguna otra ciudad española después del día 25?

De momento, el día 26 de junio las obras regresan a casa, y para la primavera del año próximo saldrán para la pinacoteca nacional de Lituania, en Vilna, donde se expondrán de abril a septiembre en el Palacio de los Grandes Duques de Lituania. También estamos estudiando la posibilidad de llevar la exposición a otros lugares de España, posiblemente a Málaga.

Imaginamos que la organización de esta exposición no ha sido sencilla. El traslado de las piezas, su montaje en las salas, la iluminación… ¿Cuáles son las mayores dificultades que ha tenido que afrontar?

Ninguna, sinceramente. La profesionalidad y buen hacer de la Fundación Caja de Burgos, desde su director artístico Javier del Campo hasta los vigilantes de sala, pasando por montadores e iluminadores han hecho que todo haya sido fácil y cómodo. Aprovecho esta ocasión para felicitarles por su excelente trabajo y el acierto en el montaje y producción de la exposición “Bajo la sombra del paraíso”. Un diez.

¿Ha habido alguna obra que no haya podido exhibirse por alguna razón?

Bueno, siempre queda alguna que podía haber venido y no vino. La limitación del espacio y la congruencia del relato expositivo nos han obligado a descartar algunas obras excelentes como un Ecce homo del entorno de Sebastiano del Piombo, un Abraham con los tres ángeles de Willem Van Herp o un Descanso en la huida a Egipto de Pieter Pourbus el viejo. Pero, vaya, las veremos el año que viene.

Tenemos entendido que para octubre de 2024 está programada otra muestra, también en la Casa del Cordón, que exhibirá su colección de pintura holandesa. ¿Qué nos puede adelantar sobre ella?

Llegado el otoño de 2024, Dios mediante, inauguraremos la segunda parte de la colección en Burgos, en este mismo Palacio de los Condestables, donde mostraremos las obras referidas a escenas de género y de historia, retratos, bodegones, floreros, etcétera, donde presentaremos algunas grandes sorpresas.

Suponemos que sus indagaciones y aventuras ligadas al estudio y búsqueda de obras de arte darán para escribir un libro o varios con interesantísimas historias. ¿Querría compartir con nosotros una anécdota especialmente simpática o memorable en relación con la adquisición de alguna de las obras expuestas? 

Detrás de cada obra hay toda una peripecia, una aventura, un viaje; y a veces el viaje dura muchos años hasta que uno llega a puerto. En efecto, se podría escribir un libro y contar estas apasionantes historias… Encontraríamos obras que han sido sepultadas con sus dueños, otras que nos han llegado como un acto de gratitud y de amistad, o alguna que, desaparecida durante la Primera Guerra Mundial, ha reaparecido súbitamente en el mercado sin saber cómo. Pero esto habrá que novelarlo algún día.

Por último, ¿tiene prevista la creación de un museo que albergue su colección de forma estable, de modo que ésta pueda ser visitada de forma permanente? ¿Ha recibido alguna propuesta en este sentido por parte de alguna institución, ayuntamiento o comunidad autónoma?

Ojalá podamos algún día poder mostrar la colección al público. En estos momentos estamos configurando la estructura jurídica de la misma, a través de una Fundación. Luego, me gustaría poder mostrar la colección en La Cabrera, mi pueblo, para lo que necesitamos la colaboración del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid. Estamos en ello.

Muchísimas gracias, don Alejandro, por su tiempo y generosidad, y mucha suerte con sus nuevos proyectos.

Y ya nos despedimos, no sin antes recomendar a nuestros lectores que visiten la exposición “Bajo el árbol del Paraíso”. Permanecerá abierta en el Centro Cultural Cordón, en Burgos, hasta el próximo domingo 25 de junio.

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