06/10/2024 03:32
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Continuamos con el libro Queipo de Llano: gloria e infortunio de un general, de Ana Quevedo & Queipo de Llano, nieta suya. Los episodios anteriores están aquí.

Seguimos con el capítulo X, La República. Las cosas se empiezan a torcer, los anarquistas organizan varios atentados durante el bienio radical-socialista y después se producen los conocidos sucesos de Casas Viejas, con la muerte de varios anarquistas y civiles.

Casas Viejas:

Un oficial de la guardia puso en su conocimiento [de Queipo] la existencia de una carta en la que se desmentían las afirmaciones vertidas por Azaña en el Congreso sobre las medidas punitivas tomadas con los capitanes que se ocuparon de detener la insurrección. Recién sabida la noticia, encontró en las dependencias de tan alta institución al diputado Salazar Alonso, al que comunicó ese extremo; salieron los dos juntos a buscar la carta con el objeto de comprobar lo que hubiera de cierto. Si los castigos no se habían aplicado era porque las órdenes fueron impartidas tal y como aquéllos sostenían. Hizo también con motivo de lo ocurrido manifestaciones y comentarios desfavorables al proceder del gobierno. Ambas cosas fueron conocidas por todos, lo que provocó la cólera de unos y el rechazo horrorizado de los otros.

Las afirmaciones de Queipo de Llano sobre los dos asuntos fueron publicadas por la prensa a la mañana siguiente. El orgullo de Azaña no pudo soportar tal vejamen y preparó un decreto en el que se contenía el cese del general como jefe del Cuarto Militar del Presidente del Gobierno. En su afán de conservar el equilibrio de las fuerzas políticas y de contentar a Azaña, la primera medida de don Niceto aquel día fue decirle a aquél que dimitiera. Presentó la dimisión de inmediato. Cuando Azaña llevó el decreto a la firma del presidente, éste le manifestó su interés en que declarara a los periodistas que se ocupaban del caso que por encargo suyo se había puesto a disposición del «ofendido» el cargo de Queipo.

Marchó el general a Salamanca a casa de unos buenos amigos, hasta que menguara el temporal.

  Allí pasó un tiempo, hasta que quedó vacante el empleo de inspector general de Carabineros, donde fue destinado y que ocupó en septiembre del año 1933.

 

La verdad es que Queipo pisaba todos los charcos que veía.

Inspector general de Carabineros

 

… el personal, con el que tan cruel injusticia se cometió dejándose incumplida la promesa que se le hizo de reorganizar sus servicios y elevar su plano económico, mientras se atendió en cambio al mejoramiento de casi todos los demás funcionarios del Estado, es muy natural que haya perdido gran parte de aquella fe que tenía puesta en determinados prohombres de la República.

Para Cuerpo de tan liberal abolengo, ningún general más indicado que el caballeroso señor Queipo de Llano, pues para nadie es un secreto que él fue el primero que en la brecha rompió el fuego para derribar la Monarquía y hacer que triunfara el régimen democrático de España.

… encomendada a ellos una de las misiones más duras y difíciles, sus emolumentos eran miserables y pésimas las condiciones en que las desarrollaban. No es de extrañar que, de inmediato, comenzara Queipo, en la medida de sus posibilidades, una intensa campaña para obtener la mejora de unos y otras.

… se retiró momentáneamente el proyecto, puesto que ciertos diputados insistieron en que no tratarían este asunto mientras Queipo de Llano no dimitiese de su cargo de inspector de Carabineros.

También la lía y acaba destituido de nuevo (y repuesto):

El Ministro de Hacienda manifestó esta tarde que en la reunión ministerial de hoy se había acordado destituir al Director General de Carabineros, general Queipo de Llano, con motivo de la carta publicada en la Prensa dirigida al jefe de la minoría popular agraria respecto al proyecto sobre aumentos de haberes a los carabineros, carta que había motivado la protesta de distintos sectores de la Cámara.

La referida carta, a juzgar por lo que pudimos oír en los pasillos del Congreso, fue dada a la publicidad por el comandante secretario de la Inspección General de Carabineros, D. José Rodríguez Alonso, redactor a la vez de Informaciones, sin el consentimiento del general.

Diarios de la derecha disfrazaron de manera incalificable palabras mías y ocasionaron mi salida del cargo que desempeñaba anteriormente. Una pugna entre dos diarios, uno de izquierda y otro de derecha, ha sido causa de mi salida del que desempeñaba ahora, si bien fue en el segundo de los aludidos periódicos donde me dieron el golpe de gracia.

 Desde que se implantó la República, para lo que creo que hice algo, no ha habido ningún militar más afecto al régimen y que más ostensiblemente haya dado muestras de respeto al poder civil y de inhibición política, aunque no me hubiera costado mucho trabajo ser diputado.

Algún tiempo después será repuesto en el empleo de inspector general de Carabineros, lo que por una parte le satisface, por la considerable obra que considera que aún debe llevar a cabo al frente de ese instituto y, por otra, le causa un cierto pesar, ya que otros mandos habrían sido más de su agrado y se considera más preparado para ellos. Pero el gobierno piensa que en este cuerpo es donde menos puede estorbarle con sus permanentes reivindicaciones, sea en pro de sus subordinados, sea en aras de la justicia.

El bienio radical-cedista:

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Las elecciones del 19 de noviembre de 1933 fueron ganadas por una mayoría prácticamente derechista. El partido radical se entregó a una desatada reacción mucho más extremada que bajo gobiernos conservadores monárquicos, impuesta al presidente por la alianza en Cortes de la CEDA y del Partido Radical.

Este gobierno, con sus actuaciones, va a conducir a la Revolución de Octubre de 1934, en la que quiere crearse la primera república soviética española, la cual envenenará durante los años subsiguientes los ánimos de todos. Por ella y a través de ella, los comunistas se convertirán en una fuerza política relevante, y se enmarcarán en el Partido Comunista las hasta entonces Juventudes Socialistas.

 

El hambre va a reaparecer de nuevo en España en este denominado bienio negro, debido especialmente a la política retrógrada que se sigue con el campo; se produce una emigración considerable de los labradores hacia los suburbios infrahumanos y atestados de las grandes capitales.

Sarta de topicazos. Como inspirados por Alcalá Zamora.

Tras la Ley de Restricciones de 9 de mayo de 1935, que deja a miles de funcionarios en la calle y la subsiguiente reforma fiscal, durísima para la época, la situación es una masa de descontentos que incluye funcionarios, clases modestas y pudientes, que se sienten perjudicados en mayor o menor grado, pero todos seriamente afectados.

 

Esto es otro asunto de menor importancia. Pero, desde luego, la derecha no mima a sus votantes.

Empieza la conspiración contra el gobierno frentepopulista.

La nieta toca de oído (de oídas) y no tiene mayor interés. En todo caso, la cosa acaba así:

Después de la entrevista en la que Mola y Queipo de Llano vencieron sus mutuos recelos, continuó éste, con la anuencia de la junta, sus visitas a las distintas guarniciones de España; se lo permitía, sin despertar sospechas, su cargo de inspector general de Carabineros.

Queipo de Llano recibió la orden de levantar Sevilla. No había, en los que le enviaron a esta ciudad, ninguna esperanza en su triunfo. ¿Fue una manera de probar su lealtad al alzamiento o de librarse de él?

 

Pura especulación. En todo caso, con los antecedentes que tenía me parece muy lógico que le dieran la papeleta más difícil. Desde luego, la solucionó brillantemente. De todos los alzados fue el que actuó con más competencia. Pero eso es el siguiente capítulo.

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Colaboraciones de Carlos Andrés
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