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Este es el título del libro electrónico recién publicado por Andrej Babiš, primer ministro de la República Checa (“Sdílejte, než to zakážou” en checo). A lo largo de sus páginas, Babiš recuerda todas las contiendas que ha librado desde que entró en el gobierno checo en 2014 y habla de las amistades que ha hecho por el camino. El actual primer ministro checo entró en política en 2011, fundando la iniciativa Acción de los Ciudadanos Insatisfechos, que dio lugar al partido Acción de Ciudadanos Insatisfechos 2011 (ANO 2011, Akce Nespokojených Občanů 2011, ano significa “sí” en checo). En las elecciones generales de 2013 fue el segundo partido más votado y obtuvo 47 diputados, entrando a formar parte de un gobierno de coalición con socialdemócratas y democratacristianos. En enero de 2014, Babiš se convirtió en viceprimer ministro y ministro de Finanzas. Sin embargo, el gobierno de coalición se vino abajo en mayo de 2017 e incluso fue acusado de fraude fiscal. En las siguientes elecciones generales, 21 de octubre de 2017, ANO fue el partido más votado con el 29,64 % de los votos, 11 puntos más que en las elecciones de 2013.
Escrito en un estilo directo, el libro comienza con un análisis de los acontecimientos que rodean la llegada masiva de inmigrantes en 2015 y de cómo las instituciones europeas intentaron imponer cuotas a los Estados miembros. Según Babiš, el plan de la UE se vio frustrado por la postura común de los 4 países del Grupo de Visegrado (V4): República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia. El primer ministro checo no olvida a los eurodiputados checos de izquierdas que “votaron en contra de su propio país” al apoyar las cuotas de inmigrantes y que incluso pidieron a la Comisión que castigara a la República Checa por rechazar estos planes. La Comisión utilizó el método del palo y la zanahoria contra los disidentes, tratando de intimidarlos con procedimientos de infracción, por un lado, y de sobornarlos con subvenciones a los inmigrantes, por otro. Un intento implacable de imponer cuotas de inmigrantes a los Estados miembros, pero que acabó fracasando. Babiš atribuye esta victoria al V4 y señala al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, como alguien especialmente activo en esta lucha, una lucha contra la inmigración ilegal que ha creado una amistad entre ambos. Orbán califica su relación con el primer ministro checo como una amistad forjada en la lucha y describe a Babiš como un político inusual que no se interesa por las ideologías mesiánicas, sino que se preocupa más por cosas más sencillas como la nación y la familia.
El primer ministro checo también recuerda los incidentes ocurridos en los países de Europa Occidental que han confirmado sus peores temores sobre la llegada masiva de inmigrantes. Menciona las agresiones sexuales y los actos de violencia en Alemania en la Nochevieja de 2015, cuando más de 1200 mujeres fueron agredidas y robadas. También recuerda a dos víctimas checas de delitos relacionados con la inmigración. “Todo porque Europa ignora sus fronteras”, dice Babiš.
Entre otras cuestiones, el primer ministro checo señala el problema de la demografía negativa en su país. “Los niños que nacen ahora son diferentes a nosotros”, dice Babiš, “son más libres y abiertos”. La mujer checa tiene una media de 1,7 hijos y son necesarios tener más de dos hijos para detener el declive demográfico de la República Checa, donde la edad media de la población es actualmente de 42,5 años. Babiš señala el modelo húngaro de política familiar como el modelo que quiere seguir, es decir, exenciones fiscales para las familias con hijos y ayudas para las hipotecas o la compra de un coche familiar. Sin embargo, es consciente de que su gobierno debe ir más allá de los incentivos financieros. El objetivo de Babiš es crear un sistema en el que las madres con varios hijos tengan más posibilidades de centrarse en sus carreras. Babiš propone implicar a las personas mayores, especialmente a los abuelos, que podrían desempeñar un papel central en la crianza de los niños, y promete hacerlo mediante incentivos económicos. Para los padres que prefieren quedarse con sus hijos en los primeros años, señala el hecho de que en la República Checa las mujeres tienen un permiso parental de cuatro años, en lugar de sólo unos meses como en la mayoría de los países occidentales.
Estas son algunas pinceladas de “¡Compártelo antes de que se prohíba!”, un título muy adecuado vista la censura ejercida en nombre de la corrección política. Por esa razón estoy trabajando en una versión en español de este libro con los compañeros de Unser-mitteleuropa, que ya han publicado una edición alemana, y que será publicada gratuitamente en su página y en El Correo de España. Este es un pequeño adelanto:
Cuatro de la mañana. 29 de junio de 2018. Bruselas. Consejo Europeo. Miré mi reloj. Yo llevaba un Vacheron en ese momento. Vacheron Constantin. Una marca cara. Pero es la única moda que he tenido. Una moda masculina. No tengo un yate, ni una isla privada, ni un avión. Ni siquiera un Ferrari. Nada de eso. Todo lo que tenía era ese reloj y ya no lo llevo. Era demasiado elegante para mí. Ahora tengo un reloj inteligente que cuenta los pasos. Pero me gustaban los Vacherons.
Así que lo miro y, realmente, son las cuatro de la mañana.
Conocéis la sala de juntas de Europa por las fotos de mi página de Facebook. Es grande y colorida. Veintiocho jefes de estado y de gobierno de los Estados miembros de la Unión Europea. En aquel entonces todavía con Gran Bretaña. Primeros ministros y presidentes. Todos, desde Angela Merkel hasta Emmanuel Macron. No hay asistentes.
La tensión podía cortarse con un cuchillo.
¿El tema?
Cuotas.
Cuotas de inmigrantes. Casi todos las querían. La gran mayoría. Fueron empujados por Alemania, Francia, Italia, España, Suecia y Grecia. Eso significa que la República Checa tendrá que aceptar a los inmigrantes de forma obligatoria. Obligatoria, ¿lo entendéis?
Claro, ahora todos diréis que lo entendéis, pero supongo que no os lo imagináis. Yo tampoco pude. Ahora puedo.
¡No!
¡¡No!!
¡No!
No a las cuotas. No a la redistribución obligatoria. Ni un solo inmigrante. Simplemente NO.
Junto con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y otros países del V4, nos enfrentamos a los mayores actores europeos. E incluso cuando nos engatusaron o nos atacaron sin piedad, cuando jugaron con nuestras emociones o nos amenazaron, no retrocedimos ni un milímetro. NO. No es no. Simplemente no.
Desde ese momento, Viktor Orbán y yo tenemos una verdadera amistad. Por eso le pedí que me dedicara sus recuerdos de ese momento en este libro:
Tras la crisis migratoria de 2015, Europa se dividió en dos bandos. Por un lado, tenemos a los políticos para los que la redistribución de los inmigrantes se ha convertido en un objetivo principal, en una obsesión, y por otro lado, los centroeuropeos que queremos mantener nuestro país tal y como lo queremos.
Nuestra tarea, por tanto, es unirnos, atacar y derrotar repetidamente las propuestas que introduzcan abierta o encubiertamente inmigrantes en nuestros países.
Recuerdo muy bien a Andrej en primera línea, en aquella larga tarde de lucha contra la migración y sus defensores. Nuestra relación de trabajo, si se me permite decirlo, se convirtió ese día en una verdadera amistad de armas. Mientras tanto, la maquinaria del V4 también estaba a plena máquina y pudimos trabajar juntos para traducir la propuesta en una situación beneficiosa para los centroeuropeos.
Esta reunión del Consejo Europeo fue también una buena lección sobre el efecto refrescante de la política inusual en Europa. De hecho, en la dicción de Andrej Babiš siempre queda claro que es un hombre que ha llegado a la política desde un mundo en el que no hay tiempo para dudar, sino que las decisiones audaces y equilibradas, y el trabajo duro son aún más necesarios. De todas sus frases se desprende que es de los que, en lugar de perseguir ideologías que salvarán el mundo, prefiere creer en cosas sencillas como la nación y la familia.
La política europea actual se caracteriza, sobre todo, por la fusión con la corriente principal, la corrección política, el zigzagueo y diversas formas de sumisión. Las expresiones de valor son tan raras como un cuervo blanco. Hungría y el V4 tienen mucha suerte de contar con un hombre valiente al frente de la República Checa.
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