17/05/2024 03:19

¡Dios Bendito! Qué está haciendo la canalla gubernamental con España.

La principal fuente de inspiración de Lenin para someter por el “Terror Rojo” a la población rusa, y que posteriormente tomó carta de naturaleza internacionalmente, fue la doctrina de exaltación de la violencia expresada en “El catecismo del revolucionario” obra de Necháiev, escrito a modo de vademécum de los métodos y acciones violentos que el profesional revolucionario debe tener presente para “la liberación y felicidad del pueblo”, teniendo siempre presente que la misión irrenunciable es la destrucción terrible, total, general y despiadada.

El revolucionario desprecia la opinión pública, pero la gestiona y utiliza en beneficio del cumplimiento de sus propósitos.

Esta doctrina criminal, marchamo incuestionable del comunismo global, el fin justifica los medios, es la que durante décadas hemos sufrido los españoles por obra y gracia de los terroristas vascos, de los asesinos etarras.

Históricamente los catalanes siempre han sabido producir desórdenes, pero son incapaces de superarlos. Nacionalistas en un principio transformados en independentistas furibundos, en secesionistas fanáticos a causa de las inhibiciones y abandonos que regularmente se han producido por parte de los diferentes gobiernos de España, que regularmente se han desentendido de los problemas originados en Cataluña, se han limitado a lamentar los abusos e insubordinaciones de la Generalidad, incapaces de cortar por lo sano las locuras, los delirios y las falaces esperanzas de secesión.

Autonomía que se ha convertido en un dogal para sus habitantes, aquellos que se consideran parte de España, los cuales se sienten desprotegidos y muchas veces atemorizados por el despotismo independentista o las afrentas e injusticias administrativas que tienen que soportar.

Obviaré, por evidente, lo que España ha padecido por los actos terroristas perpetrados por los discípulos aventajados de Necháiev, asesinos tan crueles como cobardes; hagamos un alto para respirar profundamente e intentar relajarnos, ¡ya!, henos aquí, enfrentados con la traición, la inmoralidad, el engaño, la inmensa degradación de la política, la histeria revolucionaria, la insolente conducta de un ilegítimo presidente de gobierno, un producto de la casta de los infames universales, un fulano que todo lo engulle y todo lo digiere, un regalo de la “democracia expeditiva” cuya traducción al lenguaje corriente es la de “despotismo demagógico” ( impresión que Azaña sacó de una conversación con Companys, y que describía en una carta a Casares, poniendo en relación el ánimo levantisco dominante en la Generalidad con la doctrina de la “democracia expeditiva” y la táctica de acción directa, filofascista, de Dencás, consejero de Gobernación).

En efecto, aguinaldo, óbolo diligente y decidido al objeto de destruir el orden constitucional, la independencia judicial y el Estado de Derecho que una parte de la ciudadanía ha aceptado sin percatarse de la tragedia que se avecina, al estar secuestrada por la indiferencia, la apatía, la necedad, la ingenuidad, o bien, debido a la manifiesta incapacidad para apercibirse y determinar dónde se encuentra y en qué consiste el interés general de la Nación; no podemos cerrar este capítulo sin mencionar aquellos que inundados de sectarismo, mala fe o espurios intereses constituyen un grupo imposible de pastorear a brañas fértiles y nutritivas.

Mientras tanto, llegado a la convicción de que a Sánchez es inútil hablarle de nada que contradiga su deformada y perversa percepción de la realidad de España, del mundo exterior, constatando que no tiene límites para la mentira, comprobando a diario que su hipocresía es tan trasparente que parece cinismo infantil, que se asemeja a un luctuoso juego de niños, no parece muy arriesgado y sí pertinente, parafrasear a Azaña cuando escribe en su Cuaderno de la Pobleta referido a Barcelona: “en esta situación la gente común, el vecindario pacífico está suspirando por un general que mande y se lleve la autonomía, el orden público y la FAI, en el mismo escobazo”

El lector sabrá adecuar esta reflexión a lo que viene aconteciendo en Cataluña.

La temeridad gubernamental está preñada de un Himalaya de despropósitos que retratan a la perfección el grado de inmundicia del PSOE y aliados, la última perrería de Sánchez, la apuesta del ilegítimo en el día de hoy estriba en el intento, en el anuncio de incluir en la hipotética (aún queda partido) ley de Amnistía el terrorismo que no viole los derechos humanos, con la mezquina intención de que los protagonistas y ejecutores del terrorismo catalán desarrollado en el golpe de estado del año 2017, queden libres de la legítima, justa y necesaria represión del Estado; además de ser una nueva humillación a España en su conjunto, una befa más del ejecutivo contra la mayoría de los españoles, una reiterada burla a la sociedad, lo que más me atormenta y desquicia, imposible de justificar, es que Sánchez enmienda la plana ni más ni menos que al héroe de la violencia revolucionaria, al mismísimo Necháiev , que reivindicaba como ejemplar y paradigmática cualquier acción violenta con la pretensión de destruir de cuajo todo lo relacionado con el Estado.

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Esto es inadmisible, es un enfrentamiento explícito hacia quien fue el “inventor” del terrorismo internacional, es minusvalorar a personajes que han hecho historia, es despreciar el legado de personas que por méritos propios son respetados por los historiadores de todo signo y condición. Es mutilar la esencia, el espíritu, el cuerpo conceptual del terrorismo.

Lector no se pregunte cual es el terrorismo “Light” que no atenta contra los derechos humanos, no caiga en la trampa, dele tiempo al tiempo, que Sánchez pronto le sacará de dudas.

Por lo que más quieras, por tu cama en la Moncloa, por el Falcón, no sigas adelante, que no te lo perdonaré jamás.

Antonio Cebollero del Mazo. Salamanca, a 25 días de Enero de 2024

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