10/05/2024 03:21
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Unos acaudalados familiares de víctimas que perecieron en el accidente del mítico Titanic y que tenían persistentes dudas sobre la historieta oficial, deciden bajar para comprobar in situ que ocurrió en realidad.

La empresa: Ocean Gate; el costo de la fatídica inmersión en ese súper pero minisubmarino: 250 de los grandes (250,000 USD). Solo para ricos curiosos el viajecito.

¿Qué ha sucedido? Que ha implosionado y han muerto todos. Los cinco. Los Tripulantes y los pasajeros dubitativos ya no podrán confirmar  si era historia, fábula o una mentira como un iceberg titánico lo que nos cuentan qué ocurrió.

Versión oficial resumida:

El enorme buque (RMS Titanic, propiedad de J.P. Morgan, alubio banquero forrado) zarpo del transitado puerto de Southampton, en la costa británica, el 10 de abril de 1912.

395 millas náuticas después, al sureste de la isla de terranova, se tropezó con un “cacho hielo” mientras celebraban una fiestuqui y la chalupa se hundió.

Según la versión oficial, dicha colisión causo una grieta de 120 metros de largo en el casco a las 11:40 pm hora local – cuando todos los ingleses ya estaban borrachísimos -, cuatro días después de haber zarpado.

La chapa de la nave en cuestión era de doble plancha de acero de 2,5 cm de grosor, así que imagínate que duro debía ser aquel hielo.

¿A que a partir de ahora te vas a mirar a los hielos del cubata de otra manera?

Peligrosísimo el hielo, oyes…

Pero no tan peligroso como un inglés al volante por lo visto. El capitán Smith, que supuestamente tenía más años que carracuca de experiencia llevando barquitos, se pegó un castañazo con el hermano gemelo del Titanic un tiempo antes.

Y es que hicieron dos barcos de las mismas medidas y casi exactamente idénticos. Uno era el Olimpic y el otro, el Titanic.

Pues el Olimpic se pegó un olímpico “ostiazo” contra un buque de guerra británico y para colmo, la culpa la tenía el enorme transatlántico que no llevaba seguro.

Así pues, el millonario J.P. Morgan (nombre de pirata, por cierto) se debía hacer cargo del pago de ambas naves, que era un pellizco.

El barco accidentado casi quedó para el desguace debido a serios daños estructurales, por lo que el bigotudo banquero debió soltar un “mecachis”.

A pagar se tocan.

Pero como era un tipo con recursos, se le ocurrió una brillante idea casi sin fisuras.

Cambiaron el nombre a los cascos e implementaron una cuarta chimenea de decoración, para asi completar la suplantación.

Ahora el Titanic era el Olímpic, y el Olímpic, se convirtió en el Titanic. El gordinflón sonrió dejando entrever su diente de oro, y el verdadero Titanic navego hasta 1935 con el nombre prestado.

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El Viaje inaugural empezó un tanto escorado y es que no se pudo reparar perfectamente la nave. La cuarta chimenea no sacaba humo, ya que era de cartón  piedra, pero los pasajeros disfrutaban de aquel evento épico.

Cinco días antes de aquel viaje inaugural, zarpo del mismo puerto y con la misma ruta, el SS California, que coincidentemente también era propiedad del magnate J.P. Morgan.

¿Su cargamento? Mantas y jersey sin casi tripulación.

Y curiosamente anclo muy cerca de las coordenadas 41° 46′ N (latitud) y 50° 14′ W (longitud) donde coincidentemente iba a suceder el incidente unos días después.

Llama la atención que antes de zarpar el inmenso y colosal buque de 269 metros, retirara – de forma rara – la mitad de los botes de emergencia y de los chalecos salvavidas.

Así pues de los 2,224 pasajeros y tripulantes, si ocurriera alguna desventura fortuita, tan solo podrían salvarse la mitad, aunque en la realidad fueron más los que perecieron, 1,514 según la cuenta.

Pero la culpa no fue de la pericia del afamado capitán, sino de un iceberg que pasaba por ahí tranquilamente.

El capitán Smith con 25 años de experiencia y perfecto conocedor de la ruta, por alguna razón desconocida, se desvío de la ruta preestablecida. Según aparece en los informes fue para esquivar precisamente los icebergs.

El tal Edward Smith, además de desviarse, desoyó hasta 7 avisos (alertas) de icebergs, pero tampoco desacelero, sino que siguió a velocidad considerable.

Debió pensar que el hielo no puede hacer nada contra el acero de altísima calidad que recubría aquella maravilla de la tecnología de la época, y además que era domingo y tampoco tenía muchas ganas de trabajar, así que siguió sorbiendo su wiskito y mirando las mozas en la pista de baile.

Los vigías debían estar tocando la gaita para entretenerse, ya que por algún misterio sin resolver no tenían prismáticos.

“El nido del cuervo” se encontraba a 29 metros, eran casi las 12 de la noche en el atlántico norte, navegaban a 22 nudos (41 km/h) y hacía una agradable temperatura de – 2 C. Como para estar mirando la oscuridad a ver si aparecía algo…

Para más fatídicas coincidencias, la radio dejo de funcionar unas horas antes.

Entonces ocurrió la desgracia en modo trompazo sorpresa contra un gigante blanco qué despistado se cruzó.

Y claro, como había fiestuqui abordo y todos debían estar “cogorza”, pues en lugar de lanzar las bengalas rojas que indicaban accidente, emergencia, S.O.S., pues se confundieron y las enviaron de color blanco que indicaba verbena divertida y celebración. Los innumerables periodistas que habían acudido a ese importante evento, no encontraron ni las cámaras ni los carretes, ya que no hicieron ni siquiera una instantánea de la tragedia.

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El barco había sido asegurado por unos 5 millones de libras esterlinas de la época por lo que el gordinflón J.P. Morgan (J.P. de Joputa, si) no sufriría perdidas cuantiosas materiales.

Lo curioso e intrigante de este montaje, es que a ese viaje inaugural, viajaba la florinata de la alta sociedad británica y norteamericana, pero sorprendentemente no viajaba ni el armador y propietario de la flota (J.P. Morgan) ni ninguno de sus compinches promotores de la Federal Reserve.

De hecho, muchos de estos pro Fed, profetizaron el desastre y desembarcaron en el último momento, incluso dejando sus pertenencias en el interior del posteriormente naufragado buque.

Los que si la palmaron fueron los que se oponían a la reserva federal, que sí estaban en el barco cuando ocurrió el incidente contra el gigante cubito de hielo.

Los potentados Asthon, Strauss, Guggenheim y otros fueron testigos de aquella maniobra fatal en medio del atlántico norte, donde terminaron sus exitosas carreras.

Ida e Isidor Strauss murieron después de que ella cediera su puesto en un bote salvavidas para quedarse con su marido en el Titanic, que se hundía irremediablemente.

Me pregunto yo que pensarían mientras el gran monstruo de acero se hundía a altas horas de la noche y la heladora y mortífera agua inundaba sus lujosos aposentos.

¿Pensaron en el joputa Morgan por algún casual?

Los supervivientes al desastre – porque no llegaron a embarcar – al siguiente año crearon la infame reserva federal norteamericana sin oposición alguna.

Luego al siguiente año, en 1914 se inauguró la primera guerra mundial, donde la recién creada organización, financio a ambos contendientes. Tiempo después…

En 1985 encuentran el Titanic a 3,000 metros de profundidad, pero sin brecha en el casco. En su lugar aparecen agujeros de 1 a 50 cm debidos aparentemente por implosiones causadas desde el interior. Además, se puede observar como en las hélices se leía la inscripción de Olimpic, de olímpica mentira.

2023:  La  tataranieta de los señores Strauss ( Isidor Strauss, empresario y filántropo alemán opositor a la FED y ella, cofundadora de Macy’s New York), Wendy Rush, casada con Stockton Rush, fundador de OceanGate y piloto de su sumergible, es tragada junto con su marido exactamente en el mismo punto donde ocurro lo mismo con los tatarabuelos – de ella – 100 años atrás.

Todo tan romántico como sospechosamente criminal.

¿Igualito que en la película, a que sí?

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Galo Dabouza

Relato tan sobrecogedor como auténtico, cuando uno consigue localizar la información aportada.
Lo más sospechoso es que, cuando se entra en el buscador para saber la verdad del asunto, las primeras entradas que aparecen son de Newtral, Maldita, EFE verifica y otra fauna salvaje, para decir al ingenuo buscador que todo lo que va a encontrar es mentira.
¿Que interés tendrán esos pájaros en desmentir un «bulo» de un suceso ocurrido hace mucho más de 100 años?
En suma, que estas historias tan «conspiranóicas» son ciertas al 100 %, y sus consecuencias las seguimos viendo a día de hoy. La principal es la creación en la navidad de 1913 de la Reserva Federal, empresa privada a la que el Congreso yanqui delegó la impresión de los dólares aprovechando que la mayoría de los congresistas se habían marchado de vacaciones de Navidad, y quedaron sólo los sobornados para votar a favor.

Geppetto

Cuando se hacen «deportes de riesgo» o viajecitos de aventura uno se expone a estas cosas.
Sabían a lo que se exponían y firmaron un contrato tomando bajo su responsabilidad el riego que hacer el tonto subido a una cafetera que bajaba a 4 Km de profundidad.
Tener dinero y no tener cerebro da estas malas bromas

Morpho

Qué análisis más ramplón y pobre…

Morpho

El Titanic fue hundido por razones estrictamente financieras, sin embargo la narrativa oficial logró hacer creer por largas décadas la resultona historieta del iceberg, debidamente «enmarcada» tras todo tipo de propaganda, películas, coleccionables, etc.

El hundimiento, por explosión «controlada», del Titanic, fue ante todo el pretexto final para blindar la Reserva Federal de Usa de cualquier posible injerencia, incluso de disidentes de la élite tan poco fiables como el viejo Guggenheim, quien por cierto (y pese a sus muchos millones) jamás logró salir vivo en algún bote del barco. ¿Por qué la élite financiera mundial quiso malograr semejante viaje? Para impedir precisamente que la élite díscola que viajaba en el Titanic se interpusiera en el camino de los verdaderos Amos.

El resto, la enorme cantidad de ahogados, es cosa que no podía conmover a los implicados: eran solo daños colaterales.

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