18/05/2024 06:23

Sin ánimo de fomentar, promover o incitar directa o indirectamente al odio, Maquiavelo, ya decía, que tanto este como el terror no eran sino instrumentos al servicio de intereses políticos.

Odio, sentimiento personal e intransferible, de uso individual y exclusivo a modo de documento de identidad; inclinación de intensa antipatía hacia algo o alguien, a quien se le desea el desamparo de los dioses del Averno y la desprotección de los cuatro reyes de la baraja.

Odiar a alguien, según Ortega y Gasset, “es sentir irritación por su simple existencia”; sentimiento de desagrado que políticamente podría calificarse como un rechazo irrefrenable del elector que se acerca ingenuamente a las urnas con la expectativa de elegir a una persona cabal, honesta, preocupada por el interés general de España, el orden social, la convivencia y la prosperidad de todos los españoles.

España lleva ya muchos años,-desde el nombramiento del “execrable” Zapatero, como presidente del gobierno, en la actualidad correveidile y ministro plenipotenciario del Grupo comunista de Puebla- sin dignidad, sentido común y honor; carencias que se han incrementado y hecho más visibles desde la aparición en escena del traidor Sánchez, encarnación del complejo de Pinocho o del Pseudólogo, aquel que miente compulsivamente para conseguir lo que quiere, catedrático en la manipulación de la mayoría de sus cándidos e iletrados electores, fiel seguidor y discípulo aventajado del brillante propagandista Münzenberg, uno de los fundadores del partido comunista alemán y referente de las “gloriosas” Secciones de “Agitación y Propaganda” que han coadyuvado a trastornar el mundo occidental, sembrando la simiente de la criminal ideología socialista que a lo largo de la historia se ha cobrado 150 millones de víctimas mortales.

Los socialistas se nutren, se alimentan, viven a expensas de los millones de “mansos de corazón” , y estos, por mucho que se esfuercen, no han de encontrar descanso para sus almas, sus vidas o sus familias.

Hay que exceptuar de lo dicho anteriormente, a los favorecidos por el nepotismo socialista ,colonizador de las instituciones del Estado, que deja en ridículo la privanza, el valimiento de los padrinos de la mafia.

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Merecer el odio de los que envenenan al pueblo será para nosotros una honra”.

Frase digna de respeto, henchida de verdad y constitucionalmente en total consonancia con el artículo 1 de nuestra Carta Magna que dice que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”; un pueblo envenenado carece de discernimiento y capacidad para advertir y entender lo que significa tener la propiedad, ser el poseedor de la soberanía, de las esencias, tradiciones y costumbres de la Nación, y mucho menos podrá constituirse en fuente de donde emanan los poderes legislativo, ejecutivo y judicial que son los encargados de dictar normas de convivencia, dirigir la política interior y exterior y la defensa del Estado o administrar la justicia que emana del pueblo en nombre del Rey.

El problema se suscita en responder ¿ quién o quiénes envenenan o han envenenado al pueblo español desde la promulgación de la Constitución del 78?

¿Quiénes han embarrado el campo constitucional?

¿Quiénes han adulterado y contaminado el orden constitucional?

¿Quiénes han manejado a capricho partidista con el afán de conservar el poder a toda costa y en beneficio e interés particular, la Constitución, las leyes, las instituciones, las despreciables alianzas con los terroristas vascos de EH Bildu o con los independentistas de uno u otro signo?

¿Quiénes están en el proyecto de conceder la amnistía a los golpistas catalanes, arrasando explícitamente la supuesta igualdad entre españoles, dando al traste con la separación e independencia del poder judicial, humillando a España, a los españoles y a los catalanes que se consideran parte de España?

¿Quiénes son los responsables de exponer deliberadamente y a corto plazo, a España a una desintegración territorial y a un cambio de Régimen?

Observe el lector el gran sarcasmo y la magnífica farsa del partido de los 100 años de honradez, el autor de la cita referida es el fundador del PSOE, Pablo Iglesias Posse.

Zapatero y Sánchez por méritos propios se han constituido en la reserva espiritual del socialismo español. Son merecedores del odio del pueblo que ellos han envenenado.

Cuidaos de que nadie os odie con razón”, en política, todo puede cambiar sin esperarlo; es decir, millones de buenos españoles podríamos tener la satisfacción de ver a Sánchez en el banquillo dando cuenta de sus desmanes políticos y sometiéndose a la justicia que emana del pueblo soberano.

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Ni un instante voy a perder para escribir algo sobre la Piñata golpeada con furor y rabia por unos españoles que daban rienda suelta a su frustración e impotencia ante la inexplicable situación política de España; por el momento y aprovechando unas declaraciones de mi admirada “Yoli”,-comunista de papel couché, mujer, por lo que dicen en Galicia, investida de una lealtad perruna y fidelidad fuera de cualquier crítica destructiva o duda razonable, además de ser propuesta para el premio Cicerón de retórica,- y contando con su aprobación y bendiciones digo que el odio no es delito y punto.

Para terminar y en homenaje a uno de los maestros del “mil leches” que ocupa la Moncloa, una cita de uno de los mayores asesinos de la historia para dulcificar esta absurda y sentida reflexión: “Pedir que este gobierno concluya con una paz democrática y una convivencia ejemplar equivale a predicar y señalar virtud en el explotador de un burdel”( Lenin)

Ilegítimo Presidente, que no te vea compungido, no te atormentes más, ten esperanza, no desfallezcas, que has de pasar a la historia, como pasó Calígula, Nerón o Domiciano en el siglo I d.C cuando el Senado se reservaba el derecho de maldecir su memoria al haber sido un Cesar tiránico. Se le otorgaba una “damnatio memoriae” o “maldición a la memoria” de una persona.

Antonio Cebollero del Mazo. Salamanca, a 5 días de Enero de 2024

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aliena

Sí a todo con una excepción o matización: ya Jaime Campmany en los años 80 había bautizado «Pinocho» a Felipe González. No sigan ustedes fingiendo que lo de Sánchez es lo nunca visto y que hubo un PSOE decente alguna vez.

Hakenkreuz

Comunistas, socialistas y antiespañoles como Pedro Sánchez, Irene Montero, el coletas, Otegui, Picodemonte, etc., se han ganado de sobra el derecho a ser ajusticiados por los españoles como Chauchescu fue ajusticiado por los rumanos. ¿Van a poder morir en sus camas de viejos estos sujetos? Qué grandísima injusticia sería esa. Han sido impíos, incluso con los muertos, luego ¿qué piedad pueden pedir?

Hakenkreuz

Por cierto, qué buena idea esa la de la piñata de políticos apaleada en público. Tenía que generalizarse. Más piñatas a apalear y quemar. ¿No queman banderas de España en Vascongadas y Cataluña los que odian a España y a los españoles?

Y respecto a los rojos, comunistas, socialistas, anarquistas y socialdemócratas, los siguientes delitos de ODIO durante décadas:

ODIO inextinguible a Dios y a su Santa Iglesia Católica Apostólica y a todos sus miembros, clero y fieles.
ODIO inextinguible a España, a su incomparablemente gloriosa historia (la nación que más ha amado a Dios, la que más santos, mártires y sangre derramada ha dado al Señor), a su unidad bimilenaria y a su fe católica apostólica desde el Apóstol Santiago hasta la actualidad.
ODIO inextinguible a la Palabra de Dios, el NT y los Santos Evangelios.
ODIO inextinguible a Jesucristo Nuestro Señor y a todos sus santos, santas, mártires, misioneros y soldados de cristo (Tercios, Legión, Infantería, Armada española, y demás cuerpos militares, así como a la Guardia Civil).
ODIO inextinguible a todas las almas consagradas (sacerdotes, monjes, frailes, monjas y seglares) de todos los tiempos.
ODIO inextinguible a todas las generaciones de españoles que celebran misa al menos los domingos y fiestas de guardar.
ODIO inextinguible a los templos católicos, escuelas, institutos, universidades, hospitales, centros de salud, bibliotecas, orfanatos, residencias, etc. de los católicos.
ODIO inextinguible a los hombres y mujeres grandes de España que lideraron a la nación en tiempo de crisis para bien de nuestra amada patria, cuyo recuerdo quieren extinguir de todo ámbito.
ODIO inextinguible a la bandera de España y a sus símbolos, objeto de burla y mofa por parte de sus enloquecidos adeptos.
ODIO inextinguible a la naturaleza por Dios Todopoderoso creada, siendo los mayores agresores contra la naturaleza los países rojos.
ODIO inextinguible al hombre, al que pretenden castrar, afeminar y corromper desde la más tierna infancia.
ODIO inextinguible a la mujer, reduciéndola a mero objeto sexual socializable (adulterio promovido que reduce a hombre y mujer a mero objeto ególatra del capricho del momento, como quien se compra el último modelo de coche), atrayendo violencia extrema contra ella y separándola de su verdadera dignidad, la que hace de ella madre y esposa, que no esclava de un infierno socialista. Los rojos aparecen ahora como «corderos defensores» de la mujer, cuando la han degradado al máximo.
ODIO inextinguible a la castidad, promoviendo todo tipo de perversión contra Dios mismo superando incluso a Sodoma y no respetando ni siquiera a los niños y niñas en los colegios e institutos. Los rojos han propagado la homosexualidad, la prostitución, la pornografía de todo tipo, el adulterio, etc. Y luego pretenden hacerse pasar por bomberos tras haber incinerado el bosque.
ODIO inextinguible a la pureza y a la infancia feliz.
ODIO inextinguible a los niños y niñas, a los que pervierten y a los que someten a abusos en cada vez mayor medida cuando caen en sus garras, como auténticos pedófilos depravados. Los rojos trajeron y propagaron el aborto por toda la tierra y nadie ha matado más niños y niñas de hambre que ellos. Y siguen haciéndolo donde pueden.
ODIO inextinguible al noviazgo casto, ridiculizando a los jóvenes célibes como si fuesen apestados e indeseables, para que atemorizados o engañados lo acaben siendo como ellos mismos lo son.
ODIO inextinguible al matrimonio y su indisolubilidad, al que pretenden extinguir con todo tipo de ataques allí donde alcanzan el poder, empezando por el satánico divorcio (fuente de innumerables maldades de ególatras narcisistas inmaduros que no saben más que pensar en sus placeres del modo más psicópata que existe) y la calificación blasfema de «matrimonio» a cualquier concubinato, amancebamiento o trato de pura y falsa conveniencia, ultrajando así a la santa unión de amor (desconocido para los rojos, que no aman a nadie) de tantos matrimonios a lo largo de toda la historia.
ODIO inextinguible a la familia: padre, madre, hijos e hijas, ridiculizándola y pretendiendo hacer pasar por «familia» a una piara de enloquecidos depravados de cualquier tipo.
ODIO inextinguible a la intimidad natural y normal de hombres y mujeres casados, haciendo del sexo un mero reclamo mercantil y objeto de rumores de los que sirven a satanás murmurando sobre los otros. Los rojos propagan la pornografía para corromper a la población más vulnerable, y luego hablan de «violencia contra la mujer», lo que difunden sin parar.
ODIO inextinguible a la vejez, representando la eutanasia y la exclusión y reclusión de ancianos y ancianas en residencias sin visitas, su «preocupación» por sus progenitores (si es que los conocen).
ODIO inextinguible a la libertad, inseparable del conocimiento de la Verdad (Jesucristo Nuestro Señor), pues los rojos son los judíos de nuestro tiempo, mentirosos como su padre, el demonio. El oxígeno es a la respiración lo que la mentira a los rojos, su miserable vida. No hay mayor esclavitud que el socialismo, sistema infernal de mentiras, engaños e hipocresía incontrolada.
ODIO inextinguible a las sanas tradiciones y a las fiestas cristianas, sustituyéndolas por celebraciones satánicas (feminismo 8M, comunismo 1Mayo, orgullo lgtbi, halloween, blasfemia navideña del viejo vestido de rojo papa noel, etc.) que es imposible santificar sin cometer herejía.
ODIO inextinguible al patrimonio histórico, cultural, artístico y educativo católico, que tanto PIB genera en innumerables provincias y localidades, al que han pretendido siempre demoler y extinguir. Ese es su verdadero rostro «cultural».
ODIO inextinguible a la educación, que es católica en sentido estricto, pues no puede ser de otro modo. Allí donde pueden, sustituyen educación por adoctrinamiento y lavado de cerebro, además de perversión de jóvenes y niños. La educación desaparece de donde los rojos tiranizan a los centros.
ODIO inextinguible al idioma de España, el español, hablado diariamente por más de 600 millones de hispanohablantes en toda la tierra y, cada vez más, por no hispanohablantes, que no dudan en querer aprenderlo y que lo aprendan sus hijos. Los rojos son firmes defensores de que el español desaparezca de Cataluña y Vascongadas.
ODIO inextinguible a la belleza, pues los rojos odian la belleza, hacen culto a la fealdad y a lo asquerosos y repugnante.
ODIO inextinguible a la generosidad y a la caridad, a la que pretenden sustituir por la mundana solidaridad.
ODIO inextinguible a los toros, eso sí, nada de odio al aborto.
ODIO inextinguible al trabajo honradamente desempeñado y preferencia por el trabajo funcionarial y privilegiado sin rendir y sin ganarse el sueldo.
ODIO inextinguible a la honradez, al esfuerzo, al mérito y a la legítima promoción, ardiendo de envidia si alguno destaca, intentando siempre eliminarle.
ODIO inextinguible a todo lo bueno, noble y santo de la vida.

Hakenkreuz

¡Cómo será el ODIO de este energúmeno infrahumano, Pedro Sánchez Castejón, y los de todos sus adláteres cómplices de sus macro crímenes contra Dios y contra la patria que lo soporta, cuando afirma que su mayor logro en el gobierno ha sido el de profanar diabólicamente la cristiana sepultura del glorioso caudillo católico Francisco Franco del Valle de los Caídos, como harían en 1936 sus correligionarios milicianos exhibiendo cadáveres y esqueletos a las puertas de templos calcinados y poniendo de moda su perversión necrofílica! (entre otras cosas porque otros «logros» no puede exhibirlos, claro está. Ni siquiera el limitado cerebro (no alma, que eso no tienen) de sus vasallos y prostituidos votantes podría soportarlo).
Ese sujeto, sus votantes y el de todos los políticos y votantes de sus aliados de terror rojo y antiespañol, son puro ODIO encarnado. Sin ODIO no se explica izquierda alguna, ni en España ni en cualquier otro lugar de la tierra y de la historia reciente. ODIO eso es izquierda. Así lo predicó Karl Marx en su satánico manifiesto de violencia y ODIO, así lo copió Pablo Iglesias y así lo prosiguen sus adeptos y sus escisiones, incluidas las vascas y catalanas. Un judío anticristo como Karl Marx, que es para ellos como Jesucristo es para los católicos de verdad. No se explica de otro modo. Odian sin haber sido siquiera víctimas por no haberlo vivido, y si muy beneficiarios (aunque jamás tengan la nobleza de reconocerlo) del que les venció en la Cruzada de 1939/1939, a cuyos enemigos y descendientes han jurado (y llevan a cumplimiento) ODIO durante cuarenta generaciones, nada menos, aparte de intentar borrar todo vestigio de cruces con nombres y apellidos de los caídos por Dios y por España y de pretender dinamitar la Santa Cruz del Valle de los Caídos, tan molestísima para ellos, expulsando a los benedictinos de la Basílica como hace siglos los Reyes Católicos expulsaron a los de su sangre y creencias y Felipe III expulsó a los últimos de su propia raza que no lograron engañar a los autóctonos para quedarse fingiendo un bautismo.
Eso es ODIO, lo de los rojos y antiespañoles, y lo de las piñatas, una broma de MUY BUEN gusto que se debe repetir, que leches. Por lo menos que nos riamos a mandíbula partida. Y por supuesto, en muchos más sitios aparte de la sede del terrorista genocida antiespañol infame y criminal partido socialista del odio a España(PSOE) y a los españoles de bien.

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