Antes de iniciar el tortuoso camino de escribir sobre la indecencia política que a todos los españoles de bien y responsables nos tiene sumidos en la grave preocupación personal y en la humillante desesperanza de intuir el peligroso futuro de nuestros descendientes, merced al interminable proceso de descomposición de la España constitucional, y que se remonta a los años en que el “execrable” ZP, asaltó el poder por obra y gracia del envenenado regalo que históricamente las urnas, la democracia, tiene a bien ofrecer a las diferentes Naciones que por diversos motivos y circunstancias quedan agradecidos temporalmente por esa generosa dádiva, sin percatarse de la catadura y los reales propósitos de la facción política que apoya la destrucción y sostiene sus falaces argumentos.
Este proemio quedaría huérfano si no se menciona a Rajoy, que renunció de forma intolerable, escandalosa y cobarde a revertir las “zorrerías” perpetradas por el esclarecido “bobo de Coria”, y si se quiere, una vez retirada su máscara gubernamental, del muñidor y representante del Grupo de Puebla, organización y foro internacional narco-comunista. Un visionario y funesto personaje, carente de cualquier atisbo de nobleza, pues para él sería un lujo demasiado ostentoso exhibirla en público.
Después de que España haya soportado y sufrido a estos gobernantes y sus correspondientes adeptos, correligionarios y electores, pues todos son responsables, nos damos de bruces con el “príncipe” de la mentira, con la “reencarnación” política de la traición, con el “Judas Iscariote” de la España actual; ¿ yo, Sánchez, estaré dispuesto a daros, os entregaré España, no por treinta piezas de plata, sino por siete escaños en el corrompido Congreso de los diputados?; y digo bien, corrompido desde el inicio cuando se jura o promete defender la Constitución, por acoger a los furibundos y declarados enemigos de España y por estar presidido por ejemplares sectarios e incompetentes, en justa y evidente correspondencia con un alto porcentaje de sus inquilinos.
Perdamos toda esperanza de que España se construya con verdades hasta que no consigamos destruir el sanchismo, hasta que no arranquemos de raíz las malas hierbas del socio-comunismo, hasta que no nos convenzamos de que es indispensable utilizar los fitosanitarios,-los que Europa, vendida a la Agenda 2030, niega a nuestros agricultores,- para prevenir y combatir la plaga secesionista.
En fin, estos donativos que España no merece, procedentes de la democracia “monclovita”, demuestran a todas luces, la fragilidad, endeblez y su grado de descomposición, que por otra parte, una gran multitud de los asiduos veneradores o acríticos de la misma son incapaces de defender ni en público ni en privado.
Entre unos y otros, especialmente, Sánchez “el ejecutor”, va infectando el cuerpo democrático de la Nación, se va atisbando como crece el tumor autocrático, como el bubón de la peste roja y el absceso secesionista van apoderándose e invadiendo el Estado de Derecho, la independencia judicial y los postulados democráticos; es urgente intervenir, hay que sajar el nódulo, extraer el pus, limpiar y cauterizar los restos de la infección.
Pero, quién se va a arrogar la función de constituirse en cirujano de hierro; hasta el momento, el poder judicial es el único que está plantando cara al sanchismo feroz, a la insolencia de los secesionistas catalanes, a la impunidad de sus delitos.
La mejor actitud ante los secesionistas catalanes es la que predicó Azaña en su momento: “lo mejor de los políticos catalanes es no tratarlos”, de hacerlo el adecuado método sería la fumigación con fitosanitarios legales y constitucionales.
Habría otros, pero no creo que fueran precisos o convenientes, lo que no quiere decir que se descarten de antemano, ejemplo: aplicar el castigo como a las bestias y como única forma de control de la autonomía, o bien, aquello que se decía como método infalible para embridar a la Generalidad: “existe una ley de la historia de España que consiste en bombardear Barcelona cada cincuenta años”
Quién dice que la historia no se repite, en plena guerra civil, en Cataluña había Delegaciones de la Generalidad en el extranjero y se había conformado el eje Bilbao-Barcelona, el paralelismo con la actualidad es evidente. Claris, ejemplo de traidor torpe, alentó la revolución en Cataluña para librarse de la política del conde Duque de Olivares, proclamó la República que duró una semana, y luego juró como súbdito de Luis XIII, entendiéndose con Richelieu para hacer la guerra a España, razón por la cual se perdieron las libertades en Cataluña, la correspondencia con el delincuente golpista Puigdemont, salta a la vista sin esfuerzo alguno, y más cuando se considera el asunto de las implicaciones rusas, de las injerencias del Kremlin en Cataluña fomentadas por la Generalidad y que están sujetas a investigación judicial.
Por poner fin a este apartado, recordaré lo que en su día dijo Prieto a Pi y Suñer: “Mire usted, todo lo que pasa en Cataluña proviene de que están ustedes gobernados por un enfermo, como Companys, incapaz de una reacción noble”; estamos en nuestro derecho de confundir al loco de Companys con el cobarde y orate Puigdemont, y no nos equivocamos.
Hasta el momento, todo lo dicho no es, sino un grano de arena en la playa de la Barceloneta. Siendo consciente del pozo negro donde se gestan las innumerables perrerías del gobierno y sus cómplices, y estando convencido de que con esta mafia desintegradora siempre todo es susceptible de empeorar, considerando mi incapacidad para sustraerme de la trágica situación en que España se encuentra, además de que la candidez y la ingenuidad nunca se han apoderado de mi persona, es por lo que me obligo a pensar que quizá los métodos descritos de forma retórica no sean los adecuados para inducir al lector a la cabal y ponderada reflexión que contribuya a la resolución del problema. Así pues, habrá que utilizar todos los medios que tengamos a nuestro alcance, y eso es lo que el sueño balsámico y reparador del título me ha proporcionado.
He soñado que el JEMAD y los Jefes de Estado Mayor de los tres Ejércitos reunidos con la ministra de Defensa, han salido de su mutismo y le han indicado a Margarita, “la flor roja” que llegado el caso, cumplirán con su deber inexcusable, con las inequívocas misiones de los Ejércitos contempladas en el artículo 8.1 de la vigente Constitución del 78; que de ningún modo está en sus ánimos romper el juramento de guardar y hacer guardar la Constitución; que la lealtad a la Corona es inquebrantable; que España está por encima de cualquier gobierno, y por supuesto por encima de un golpe de Estado promovido por un gobierno traidor; que han decidido de común acuerdo manifestar en aras de tranquilizar a los españoles que los ejércitos están presentes y que España no es sujeto de almoneda política; que seguirán observando escrupulosamente su condición de militares profesionales, lo que no es óbice, para que intenten evitar que su silencio pueda ser malinterpretado por sus compatriotas; que no es “rentable” para España el cambiar una democracia por un gobierno criminal de ideología socio-comunista; que sus deberes profesionales están inspirados por la defensa de la moral colectiva y el amor a España, que los honores y reconocimientos, sean de cualquier orden y condición, no se admitirán si pueden ocasionar un perjuicio a su dignidad o al prestigio de los Ejércitos; que la integridad territorial es inviable e innegociable.
El lector comprensivo se hará cargo de la situación y entenderá con una lectura sucinta y rápida de este artículo, el motivo por el que me he despertado con el regusto de este sueño balsámico y reconfortante; este estado de inconsciencia he tratado de reservarlo, de mantenerlo, de evocarlo todo el tiempo posible. Ha sido inútil el empeño, se ha desvanecido con el simple hecho de poner la radio, la televisión ya la tiré por la ventana, y escuchar los tramposos argumentos del felón.
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