06/05/2024 17:31
Getting your Trinity Audio player ready...

Llamemos a las cosas por su nombre si queremos ser certeros y desmontar las verdaderas intenciones de quienes disimulan, sino ocultan, su verdadera naturaleza. Me refiero en este caso a los distintos epítetos con que designamos a unos individuos, por llamarles algo, a los que solemos llamar nacionalistas. Catalanes, vascos, gallegos y hasta algún loco asturiano.

También solemos errar al calificarlos como independentistas, en el afán de aplicarles un pretendido grado superior al de nacionalistas, cuando no son ni una cosa, ni la otra. Al menos en las asignaturas de Derecho que estudié en mi licenciatura de Economía, el independentismo no se parece en nada a lo que en la España de 2023 nos empeñamos en designar como tal.

En los manuales de Derecho Político, el concepto de independencia e independentistas nace y se aplica a los movimientos de liberación de las colonias que aspiraban a emanciparse de las distintas metrópolis europeas, que a partir de la segunda mitad del s XVIII ocupaban zonas de África y el sur asiático, fundamentalmente.

Que yo sepa, al menos en la España peninsular nunca ha existido colonia alguna salvo la loción con que los españoles solíamos perfumar nuestros cuerpos serranos, hoy en pleno desuso tanto en quienes ya peinamos escasas canas, como en las nuevas generaciones (no nos referimos evidentemente a las del PP).

Veamos, en España hay unos señores que algunos se empeñan en designar como «periféricos» que no son independentistas ni nacionalistas. No son independentistas porque las regiones que no son ellos, nunca hemos sido ninguna potencia ocupante, ni tampoco son nacionalistas porque nunca históricamente han sido nación alguna. Que yo sepa, ni Vascongadas, ni Cataluña ni Galicia han sido nunca naciones. En todo caso Galicia, mi tierra, fue en su día un reino suevo.

LEER MÁS:  Encuesta Elecciones Generales para “ÑtvEspaña”. La “Moción de Censura” castiga a Feijóo y da votos a Yolanda Díaz. Por Julio Merino

No son ni una cosa, ni otra, no son nacionalistas ni independentistas, son secesionistas. Es decir, unos señores que se erigen en representantes de sus respectivas regiones y deciden sin competencia alguna separase, segregarse, secesionarse de la nación a la que siempre han pertenecido. Pero sospecho, con fundadas sospechas, que en el fondo no se trata tanto de un sincera pretensión, como de tener entretenida y tensionada a su propia parroquia y seguir disfrutando de unas muy suculentas mamandurrias, que de alcanzar independencia alguna se acabarían ipso facto. Entre otras cosas tendrían que comerse con patatas fritas sus casi 200.000 millones de deuda, de los que una mayoría son deuda externa, aunque tengan la desfachatez de pretender que la parte que nos deben al resto de los españoles se la paguemos nosotros, es decir, se la condonemos.

El problema que hoy tenemos con ellos viene de atrás. De cuando recién inaugurada lo que se empeñan en llamar democracia cuando es una bastante mediocre partitocracia, elevaron a la categoría de nacionalidades lo que eran meras regiones, como puede ser Murcia o Castilla y León, con su propia historia que nadie niega, pero lo mismo que puede tenerla Andalucía o La Rioja. Para atraerlos al proyecto posfranquista se les otorgaron todo tipo de prebendas, mientras se les negaban a otras regiones. Y así están de creciditos hoy día.

Estos sujetos han chantajeado a todos los gobiernos: UCD, PSOE, PP y en sus territorios existen regalías que no han disfrutado el común de los españoles y si dan, como es el caso, con un desaprensivo como es el presidente de gobierno que odia a todo lo que le suene como una España unida, el riesgo de que se salgan con la suya está servido.

LEER MÁS:  Podemos muestra su podredumbre moral por su infame silencio ante el atentado yihadista en una iglesia católica española

En estos momentos, algo debe estar tramando con ellos, traicionándonos al resto de españoles para que de nuevo salga elegido durante los próximos cuatro años y tengamos que seguir soportando a esta peste de presidente. Cuatro años más de este sujeto en el gobierno pueden ser letales para España porque, entre otras cosas, los secesionistas le irán pasando facturas cada vez más elevadas y este jeta vende hasta a su madre y solo le importa aquello que redunde en su beneficio.

En mi pueblo y en mi juventud había un pícaro que respondía al apodo de «Currinche» que de currar nada de nada y que sobrevivía de ir dando sablazos de poca monta a aquel que se cruzaba en su camino. Buscaba que se le invitase al vino y de paso a que le cayera algún óbolo. Hasta tal punto tenía la fama que se decía que en una ocasión vendió la cama de su madre. Lo mismo ocurre con el presidente currinche que nos desgobierna, que es capaz de vender España con tal de seguir en la Moncloa.

En cualquier otro país, el código penal excluiría de la normalidad, de la legalidad, estas conductas secesionistas, así como de cualquier presencia en el parlamento. Aquí se les pone alfombra roja y hasta grupo parlamentario propio, se les otorgan sustanciosas subvenciones y se toman como normales los ataques e invectivas que profieren en el Congreso y Senado.

Eso sí, estos secesionistas, que no indepes, para poner el cazo están siempre listos.

Suscríbete
Avisáme de
guest
1 comentario
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
Geppetto

Sean lo que sean y se llamen como se llamen estan ganando

1
0
Deja tu comentariox