10/05/2024 00:09
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Algunos de nosotros hemos visto a la muerte muy de cerca e incluso, algunos, hemos podido olfatear su pútrido aroma a descomposición con total nitidez.
Que moriremos ya lo sabemos, y lo más probable es que la mayoría de los aquí presentes ya lo hallamos aceptado con total serenidad.
La razón es que creemos en la vida después de la muerte material y aceptamos el tránsito como algo natural.
Es el sino de la humanidad, aunque no todos estén dispuestos a aceptarlo.
Si alguna vez te has preguntado que ofrecen ciertas sociedades ocultas para conseguir tantos y tan poderosos adeptos, es precisamente la inmortalidad material.
Eso es precisamente su USP como en marketing se denominaría: Unique selling proposition, o Única proposición de venta. Su proposición más importante. Eso es lo que venden.
Los Angeles caídos no estaban de acuerdo con el funcionamiento de las leyes divinas y por ello se revolvieron contra el creador.
Su dominio es el de los hombres, ya que es aquí donde el tiempo (Saturno) existe y la materia cobra forma.
Es en esta existencia dónde tan solo pueden operar, puesto que después, no tienen ninguna potestad.
¿Cómo conquistan a los hombres? Ofreciéndoles la supuesta victoria sobre la muerte e impidiendo el tránsito hacia el otro lado.
Todo el mundo tecnológico ha sido creado para llevar a cabo esta función. Todo lo que estamos viendo ahora forma parte de ese plan para hacer que algunos sean capaces de perdurar burlándose del plan divino.
Tanto la inteligencia artificial, como la biotecnología, están orientadas a completar ese proceso que impide que la muerte llegue.
Mientras todas las religiones aceptan el tránsito y «la prueba» y nos preparan para el juicio final, la religión de los ángeles caídos, cautivan con lo contrario.
Es por ello que muchos son convencidos y muchos más aún lo serán en el futuro cuando se anuncie a bombo y platillo, que los límites podrán ser ampliados y rebasados.
Será de esta manera donde se llegue a convencer a gran parte de la incauta población humana para que se agrupen en torno a esa fe o nuevo pacto (orden mundial).
No es para nada casual que tengan tanto anhelo en implantar ideologías que van directamente en contra de la naturaleza, como la ideología LGBT+ y afines. Simplemente, están en el proceso de convencer a la humanidad que el centro del universo son ellos mismos y que ni dios existe, ni existe voluntad divina alguna, ni leyes que no puedan ser moldeadas.
Y es la tentación que emana del propio libre albedrío con el que se pone a prueba tanto a ángeles como a humanos.
«Quomodo cecidisti de caelo lucifer qui mane oriebaris»
La rebelión de los ángeles caídos fue una prueba de libre albedrío. Dios les otorgó a los ángeles la capacidad de tomar decisiones y elegir entre el bien y el mal. Algunos ángeles, incluido Lucifer (portador de La Luz o conocimiento), hicieron uso de su libre albedrío para rebelarse contra Dios.
La existencia del mal es una consecuencia inevitable de la libertad de elección, ya que si no hubiera elección, no existiría ni el bien, ni el mal.
Así pues, ya entendemos como los iluminados son seguidores del portador de «la luz» y cuál es el objeto de su plan.
El plan pasa por hacer desaparecer cualquier duda o cualquier prueba que fundamente la existencia de un plan divino y del propio creador. No es ninguna casualidad que al demonio se le denomine el «engañador» o el «usurpador».
No es la primera vez que lo intenta, ni será la última, pero él mismo y sus huestes conocen perfectamente qué culminación tendrá su audacia.
Y ahora, nos colocaremos en esa frontera entre el límite del bien y del mal, donde alguien nos espera que interpretemos la señal y tomemos nuestra decisión:

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