Rojo y azul. Por Manuel Puebla Ruiz-Bazán

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Una de las interpretaciones del título de la novela de Stendhal “Rojo y Negro” es que ambos colores simbolizan los dos caminos que tenían los poco favorecidos por la fortuna de escapar a su destino, el rojo como color del uniforme militar y el negro como color del hábito del clero.

Llevando la analogía al ámbito de la política española actual se puede decir que los colores del encabezamiento simbolizan al PSOE (rojo) y PP (azul) como actores principales de las próximas elecciones generales en las que los españoles trataremos de escapar a nuestra trágica situación actual.

Pues bien, siguiendo con las analogías, vemos que la mezcla de ambos colores da el color…. Morado, que es el de ese conglomerado básicamente comunista llamado Podemos y existen grandes posibilidades, apenas se ha iniciado la campaña, de que efectivamente los dos colores rojo y azul se mezclen (unan) para evitar el protagonismo del verde (VOX) y repetir (por enésima vez) la tríada capital del sistema partitocrático español: La izquierda propone, el centro asume y la derecha gestiona, con lo que tendría sentido adjudicar el morado de la ideología comunista de hoy a la política que llevaría a cabo un supuestamente triunfador PP encabezado por Feijóo, cosa que no sería nada extraña dados todos los precedentes que ese partido tiene con los gobiernos de Aznar y Rajoy.

Descartando la mezcla (que sería de traca) de Rojo (PSOE) y Verde (VOX) que daría un escatológico color marrón de evidente connotación fecal, quedaría la mezcla, que bastantes ilusos incautos, en su desesperación, creen no sólo posible sino también productiva de Azul (PP) y Verde (VOX) que según las proporciones daría un azul verdoso (más probable en resultados electorales) o un verde azulado, que traduciría más fielmente las expectativas de cambio de las políticas que han llevado a España en estos últimos años al punto donde está.

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Terminando con las analogía cromáticas, si el protagonista de la novela stendhaliana intentó agarrarse sin éxito al negro para terminar naufragando en la vida, los votantes españoles que se decanten por el azul el próximo julio verán muy probablemente otro fiasco político a no ser que la fuerza del verde sea de tal magnitud que lo impida, siempre que este verde sea consecuente.