VOX y la prueba del algodón. Por Jesús Aguilar Marina

Tras estos últimos comicios y tras la convocatoria de elecciones generales para el próximo día 23 de julio, los contertulios de la cosa, los politicólogos y demás expertos no acaban de ponerse de acuerdo. Ni en cómo acabarán los pactos nacionales autonómicos con el PP, propuestos por Abascal recién terminada la jornada electoral, ni en los motivos que, al día siguiente, impulsaron a Sánchez a anticipar las generales.

Algunos deducen que las causas de este adelanto se deben a que, como los estrategas del NOM ya han extraído de Sánchez toda la bilis conveniente, que ha sido copiosa y a granel, y saben que hay que prevenir antes que lamentar, le han agradecido los servicios prestados, apremiándole a que convoque elecciones generales, porque ya es el tiempo de sacar a pasear la cara B del proyecto; el tiempo de cambiar algo para que nada cambie y la plebe no aumente su incipiente mosqueo respecto a las agendas.

Otros se deciden por la hipótesis de que, como el doctor es incapaz de retirarse por las buenas, sin hacer daño, y aún cree tener posibilidades de reenganche presidencial si juega sus cartas con habilidad, su retorcido caletre ha elegido la fecha del 23 de julio, plena época vacacional, además de puente festivo en cuatro autonomías: Galicia, Vascongadas, Navarra y… ¡Madrid!

Con esta maniobra, no sólo los peperos madrileños, a los que tanta inquina tienen Sánchez y su militancia, también los votantes de VOX, tendrán que quedarse sin vacaciones, sin puente o… ¡votar por correo! Y, ahí, en Correos, es donde los truhanes del tugurio sanchista esperan su ocasión con la fraudulencia y la flatulencia obligadas y dispuestas. Pues a los socialistas, remedando la frase de Rick a Ilsa en Casablanca, siempre les quedará Correos.

A estas dos teorías se añaden otras varias, más o menos aceptables o peregrinas: malestar interno -a buenas horas- de los barones socialistas; deuda pública insostenible cuya gestión exige respaldo electoral pedido por Bruselas; excusa para no apoyar a Bildu en las Vascongadas, algo inconcebible después de la alianza legislativa mantenida con ellos, etc. Sean cuales fueren las razones de esta sorprendente decisión, lo que debe quedar claro es que, conociendo la malevolencia de Sánchez y su capacidad para la trampa, nadie ha de darle por políticamente muerto. Ni a él ni a su partido; ni a las izquierdas resentidas, en general. Lo contrario sería un gravísimo error.

Máxime cuando no sabemos cómo va a actuar la elite del PP en su relación con VOX, eufórica como se halla -sin motivos, según los más prudentes- después de los resultados electorales. Porque, ciertamente, con la boca llena de risa, como micos desollados, han recibido los peperos una victoria que puede ser pírrica. Para ellos y, por supuesto, para España. Pírrica, porque ¿de qué se ríen, si al final no serán nada sin VOX, a poco que este partido dé la batalla de principios y sepa jugar con habilidad – ¿y patriotismo? – sus cartas?

Porque, en realidad, si VOX retoma sus postulados originales y lleva a la práctica los mensajes postelectorales de buscar un pacto nacional, no sólo autonómico, con el PP para construir una rigurosa alternativa a la actual gobernanza frentepopulista, el partido de la gaviota está obligado a pronunciarse y, quizás, a desenmascararse. En cuyo caso, el mensaje actual de Feijoo («O Sánchez o España») se le volvería en contra, favoreciendo a VOX y dejando a este como único partido español en el tablero parlamentario. Baza que VOX no puede desaprovechar.

VOX, pues, si posee pericia y patriotismo, si está dispuesto a luchar, como últimamente anuncia, contra el globalismo y a favor de la soberanía de los pueblos y de los valores, tiene ahora una ocasión inmejorable para aglutinar a todo ese electorado que rechaza al NOM y a sus esbirros frentepopulistas.  De no ser así, si no decide romper definitivamente la baraja, caiga quien caiga, el juego proseguirá entre sicarios A y esbirros B, a mayor gloria de las agendas oligárquicas.

Con la particularidad de que, si no da ese paso al frente que llevan esperando muchos de sus seguidores desde hace años, investiría de razón a quienes recelan de su sinceridad, y no sólo la «alternativa» que viene propugnando Abascal en sus últimas intervenciones se difumaría, sino que VOX pasaría a integrar, de modo definitivo y por méritos propios, la peste partidocrática que tiene secuestrada a España.

No obstante, aun mostrándose VOX como un partido veraz, regenerador y patriota, el camino a recorrer resultaría tan estimulante como dificultoso. Y no podría ser de otra manera, pues España está sembrada de minas gracias al frentepopulismo y a los enemigos extranjeros. Dado que la ambición suele hacer traidores y la vanidad es más poderosa que la inteligencia, tanto el NOM como el mojamé marroquí, que conocen bien cómo producir codiciosos y fatuos a favor de sus intereses, se han encargado de tejer una red mafiosa dispuesta a oponerse con todas las fuerzas y de todas las maneras a quienes traten de torcer sus planes. Una trama sectaria que no sabemos a cuántos tizna y hasta donde se extiende.

Los electores saben que lo que de veras anhelan estos postulantes que padecemos es la bolsa del poder, sentarse alrededor de la mesa donde se reparten las sinecuras, acogerse a las dádivas de la Administración, apuntarse a los frutos de las cosechas aseguradas a título de perpetuidad…; pero, aun así, aun a sabiendas de ello, han acudido una vez más a depositar la papeleta para elegir -así lo ha hecho el 88% de los votantes- a quienes les robaron, a quienes les humillaron, a quienes les traicionaron. Algo que es obligado subrayar una y otra vez a efectos de higiene civil.

¿Dejará de ser el PP un partido globalista y antiespañol después de estas elecciones y, mejor aún, de cara a la inminencia de las generales? Si así fuera estaríamos hablando de un milagro, más con Feijoo al frente. Por eso resulta incomprensible que la derecha española no subvencionada festeje los resultados obtenidos sin analizar la realidad. No quiere darse cuenta de que el Establo español -salvo que se produzca esa milagrosa conversión- tiene dos rostros para la misma función depredadora; ni de que, con su victoria, creyendo haber huido del perejil le haya nacido en la frente.

Por todo ello y ante la duda, VOX no puede dejar que la pieza se le escape. Sería un error irremisible. Dado que el voto de la derecha pepera ha sido más equívoco que copioso, y no tan suficiente como el PP hubiese deseado, VOX está en condiciones de presionar a este partido a favor de la alternativa política que Abascal y los suyos vienen proclamando o, si el PP se mostrara contrario a dicha alternativa, de despojar al PP de su careta, poniéndolo en evidencia ante sus votantes. Ocasión inmejorable para enfrentar a dichos votantes con sus responsabilidades y atraerlos hacia sí, pues es obvio que su voto ha resultado inútil a efectos regenerativos.

En definitiva, si de verdad VOX tiene alma española y no depende de intereses espurios o foráneos, como es el caso de los restantes partidos del arco parlamentario, se halla en una situación inmejorable no sólo para erigirse en instrumento regenerador, sino también para esclarecer su imagen de manera inequívoca a efectos de quienes anhelan una patria soberana, realmente libre, unida y en progreso. Es decir, está ante su particular prueba del algodón. Por el bien de la verdad y por la vuelta a un futuro luminoso de España, esperemos que esa prueba la pase con provecho.

Autor

Jesús Aguilar Marina

Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.

Últimas entradas

Todos los artículos en ÑTV ESPAÑA

• Actualidad18/05/2024Breve apunte sobre la «democrática» Transición, y he tenido un sueño. Por Jesús Aguilar Marina
• Actualidad16/05/2024Breve apunte sobre la casta política. Por Jesús Aguilar Marina
• Actualidad15/05/2024Breve apunte sobre la plebe electora. Por Jesús Aguilar Marina
• Actualidad14/05/2024Enésima cita electoral, enésima farsa. Por Jesús Aguilar Marina