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La ideología de género, convertida en un símbolo de progreso por la izquierda y apoyada por las derechas cobardes y gestoras, campa a sus anchas en la mayor parte de Europa Occidental, pero enfrenta una rechazo muy fuerte en el Este de Europa, como vemos por ejemplo en Hungría y Polonia. No obstante, y a pesar de la oposición de unas sociedades bastante tradicionales, los partidos de Bruselas también intentan llevar adelante la agenda del género en esos países. En este artículo publicado en The European Conservative, Dragoș Moldoveanu, asesor parlamentario del partido AUR y miembro de la Junta del Instituto de Estudios Políticos Conservadores “Mihai Eminescu”, explica los pasos dados en este sentido desde el Parlamento de Rumanía para imponer la “discriminación positiva” y combatir la “desigualdad”.
Con una excepción, la Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), los partidos políticos del Parlamento rumano adoptaron una “Declaración sobre la consolidación de la igualdad de oportunidades” durante una sesión especial celebrada el 11 de diciembre de 2022.
En su versión anterior, propuesta por el ala izquierdista del gobernante Partido Nacional Liberal (PNL), el título era: “Declaración sobre la consolidación de la igualdad de género en Rumanía”. En el texto original, la llamada igualdad de género se consideraba “un derecho fundamental y uno de los principios básicos sobre los que se construye una sociedad sostenible, resiliente, abierta, pacífica, próspera, integradora y competitiva”. Con el pretexto de luchar contra la discriminación, eliminar la “desigualdad de género” y fomentar la “participación plena e igualitaria de todas las mujeres”, los autores “instan” -de hecho, empujan- a todos los actores políticos e institucionales a imponer las cuotas educativas y de representación de influencia neomarxista en las elecciones locales y nacionales.
Mientras que la declaración original utilizaba desafiante y repetidamente “igualdad de género”, su versión actualizada la sustituyó por “igualdad de oportunidades”, una enmienda que fue considerada aceptable por los moderados del PNL. A pesar de este evidente compromiso, se dejó en el documento final el apoyo explícito a las “cuotas de representación de género” en términos de cambios legislativos.
Durante los debates que precedieron a la votación, los representantes de la coalición mayoritaria (socialdemócratas, liberales y la organización de la minoría húngara) y del partido progresista Unión par Salvar Rumanía, hicieron un llamamiento al “consenso” y acogieron con satisfacción esta “señal de normalidad institucional”.
Sólo un partido político se opuso enérgicamente y votó en contra de esta declaración: AUR. Los representantes de la AUR se refirieron en sus discursos a la agenda política neomarxista y a sus políticas que conducen a la pérdida de libertades personales. Claudiu Târziu, líder de los senadores del partido AUR, afirmó que el género es una “ficción” y un “instrumento del neomarxismo”. “Cuando se habla de igualdad de género o de cuotas de género, se trata en realidad de ideología de izquierda radical que pretende enfrentar a una parte de la sociedad con otra e imponer una discriminación positiva, exactamente lo contrario de lo que pretende. Es una retórica que esconde una perspectiva totalitaria que rechazamos categóricamente”.
En cuanto a la igualdad entre hombres y mujeres, el senador de AUR subrayó en el Parlamento rumano que es “una realidad que no se puede negar. Pero las cuotas de género son una expresión de la igualdad forzada. Debe triunfar la meritocracia, no la ideología”.
El apoyo explícito a las “cuotas de representación de género” quedó en la declaración final, un tema polémico que pronto encenderá acalorados debates en la escena política rumana.
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La igualdad de oportunidades es injusta porque las familias también son sujetos de derecho en cuanto tales, no sólo los individuos. Si una familia se esfuerza, ahorra, invierte y produce, sus vástagos tendrán y tendrán que tener mejores oportunidades considerados individualmente. La igualdad ante la ley o equidad es contraria a la «igualdad efectiva» o, simplemente, igualdad.