La verdad es verdad mientras la digan los agamenones de turno. Pues no. Antonio R. Peña

La verdad es verdad mientras sea enunciada por los agamenones de turno, la cual los súbditos deben aceptar y someterse a ella. Por esa verdad los súbditos deben entregar sus haciendas y sus libertades y, a veces, hasta sus vidas. Todo por una falsa verdad sin sentido ni beneficio para el común. Una verdad que es mentira, pero a la cual nos ordenan servir. Así hacen todos los gobiernos occidentales, todos los partidos políticos (incluido Vox) y todos los mass-media oficiales u oficiosos (incluido google, twitter, facebook). Y quien disienta, quien levante la voz, quien diga que “el rey está desnudo” es enemigo de la democracia y la libertad, y pone en riesgo nuestro bienestar. Pasó con la plandemia y pasa ahora con la guerra ucraniana o, mejor dicho, la guerra de Washington. Sin embargo, guste o no, la realidad es muy distinta a la pregonada por los comandatarios de las “verdades” de Washington. A ver, por ejemplo, sepan que nunca hubo armas de destrucción masiva en Irak y, por lo tanto, aquella fue una guerra de agresión ilegal e ilegitima que trajo tanta desgracia a los iraquíes y a tantas familias norteamericanas. Y Aznar riendo y compartiendo pies encima de la mesa con el “Skull and Bones” del clan Bush. Sí, sí, ya sé que entonces yo era uno de los corifeos. Uno del conjunto de jóvenes que danzaban y cantaban en el “Templo de Dionisio”. Qué quieren que les diga. Uno, también tuvo errores de juventud. Pero vayamos al asunto.

Resulta que la situación del gobierno y ejército ucranianos es de descomposición ante la panorámica actual, y lo que se le viene encima. El ejército ruso se dedica a destruir metódicamente al ejército ucraniano, o lo que queda de él. El gobierno y el estado mayor de Zelenski hacen gigantecos esfuerzos por cubrir las exorbitantes pérdidas humanas, especialmente en los frentes de Artemovsk (Bakmut), Kherson y Zaporozhye; llevando nuevas unidades reclutadas a todo correr y sin preparación mínimamente adecuada. Al poco, las nuevas reclutas son consumidas en la vorágine de la guerra. Y vuelta a empezar.

La situación en el frente es desesperada para los soldados ucranianos: trincheras inundadas (más que trincheras, cochiqueras) y llenas de cadáveres, sin poderlos retirar. Aquí, un simple ejemplo, estas fotos y estos dos videos realizados por los soldados ucranianos:

El mando ucraniano pretende mejorar las trincheras haciéndolas, dice, más seguras y limpias, con estructuras metálicas:

Pero los reclutas están abandonados por sus mandos en plena batalla. Y ya están hartos, porque el destino que Zelenski y sus bribones les han asignado es: Morituri. A modo de ejemplo este video de denuncia, grabado por los propios soldados:

Los soldados que salen en este video son los únicos que quedan de la 25ª brigada aerotransportada de las Fuerzas Armadas de Ucrania, que grabaron un video para comunicar que su unidad perdió el 70 % de sus integrantes entre muertos y heridos:

“Estamos transmitiendo este llamamiento al comando de las tropas de desembarco y al comando de las Fuerzas Armadas de Ucrania de la 3.ª compañía aeromóvil de un batallón aeromóvil separado de la 25.ª brigada aeromóvil de Secheslav. Fuimos enviados a realizar una misión de combate para ocupar posiciones de combate individuales. No recibimos el apoyo adecuado de armas y artillería. Como resultado, el 70% resultó muerto o herido. No teníamos ni tenemos equipo militar y armas adecuadas. Ni siquiera teníamos equipo para evacuar a los heridos, por lo que varios no sobrevivieron. Pasamos más de un mes en las trincheras, transmitiendo coordenadas sobre las que nunca disparó nuestra artillería. Los sargentos de pelotón huyeron de sus posiciones en los primeros días y fueron transferidos por el Jefe de Estado Mayor, Kipinach, que ahora se desempeña como comandante de batallón. Exigimos el traslado de toda la unidad”.

Y esta situación no es un caso aislado. Es la norma. El mando ucraniano hacina en pequeñas trincheras a grandes grupos. Se supone, que si en una posición se acumula gran potencia de fuego el puesto puede ser mejor defendido ante un asalto enemigo. Pero la realidad es bien distinta. El mando ruso, antes del asalto a una posición, concentra una gran descarga artillera con la que limpia el camino a la infantería. Cuando ésta llega a la posición enemiga ya no hay soldados vivos que la defiendan. Si queda alguien vivo -que no haya salido huyendo- se rinde. Esta es una explicación del por qué hay tantas bajas ucranianas -en frentes como Bakmut, a la que los rusos llaman “picadora de carne”- causadas por el trabajo artillero.

En este otro video, después del trabajo artillero, soldados rusos toman la posición sin un solo disparo. De entre los escombros salen cinco soldados ucranianos sobrevivientes y se entregan a los rusos:

El desastre no lo ha impedido ni la participación activa de tropas de la OTAN, que están en el campo de batalla por lo menos desde la ofensiva de septiembre. El 14 de diciembre de 2022 The Times llevó a portada entrevista al teniente general Rober Magowan, quien reconoció que las tropas de la OTAN -los Royal Marines- están llevando acciones en Ucrania. Si lo reconocido oficialmente es esto ¿cuál debe ser el nivel de participación real de tropas OTAN en esta guerra?

No hay solución militar para la Ucrania de Zelenski. Se hace necesario reorganizar las fuerzas y abrir espacio para el diálogo. Por un lado, el comandante en jefe de las fuerzas armadas de Ucrania, Zaluzhny, se ha plantado ante Zelenski con un informe recomendando abandonar los actuales frentes, por lo menos el de Artemovsk (Bakmut), y organizar líneas defensivas más retrasadas. Pero Zelensky -sin importarle los costos materiales, humanos y financieros (el dinero no es suyo sino de los ciudadanos europeos y norteamericanos)- exige evitar la caída del frente Artemovsk, y en ello está dispuesto a consumir a todo el ejército y a toda la sociedad ucraniana, aunque no sirva de nada. Por lo que al diálogo respecta, en los gobiernos occidentales hay sectores favorables a la negociación con Rusia. Pero los centros de decisión política y militar de la OTAN sigue en manos de los “halcones” norteamericanos (el partido demócrata y un potente grupo republicano) favorables a la guerra. Sin embargo, a peor van las cosas más voces suenan en favor de la negociación.

A Zelenski, a los plotócratas y oligarcas ucranianos, les va cada vez mejor de la mano de los “halcones” demócratas norteamericanos. Pero a Ucrania y los ucranianos les va cada vez peor. Lo más terrible son las 100.000 muertes del ejercito ucraniano, cifra reconocida por la Unión Europea (de boca de Ursula von der Leyen). Si esta es la cifra reconocida por los aliados de Zelenski, la real debe ser muy superior. A ello se añaden las dificultades del día a día: a la catastrófica reducción de la producción agropecuaria e industrial y la falta de producción energética se une la huida de la población. Según datos del Comisionado de Derechos Humanos de la Rada (parlamento) ucraniana -Dmytró Lubinets- de 41 millones de habitantes, desde febrero de 2022 Ucrania ha perdido un 20% de población. Unos 7.900.000 ciudadanos. Además, 4.900.000 ucranianos se han visto desplazados y unos 13 millones de personas viven en territorio de los Oblas bajo control ruso (y la mayoría de ellos encantados).

Por lo que respecta al ámbito político. Desde el golpe de Estado que Washington dio en Ucrania en 2014 –el maidán– este país dejó de ser una democracia. Actualmente es uno de los estados más corruptos de occidente. Los partidos de oposición ya no existen, los parlamentarios de la Rada críticos con Zelenski, digamos que… ya no están, los periódicos de oposición o críticos con Zelenski han sido cerrados y la censura campa a las anchas espaldas del dictador. Por su parte, los grupos nazis ucranianos -como Azov (condenado por el congreso de los Estados Unidos)- parecen haberse hecho dueños del país. Las Iglesias ortodoxas son asaltadas y los sacerdotes interrogados por el temible SBU (que nada tiene que envidiar al KGB).

La lista de “desafueros” del régimen de Zelenski tiene manos y brazos muy largos, tanto que los hombros que los sustentan y la cabeza que ordena está en Washington. Ucrania es Washington, y mientras los halcones de la guerra sigan al frente de la Casa Blanca, Washington hará la guerra a Rusia hasta el último ucraniano. Y los ciudadanos europeos y norteamericanos más y más hondo caeremos en el pozo negro de la ruina.

Autor

Antonio R. Peña

Antonio Ramón Peña es católico y español. Además es doctor en Historia Moderna y Contemporánea y archivero. Colaborador en diversos medios de comunicación como Infocatolica, Infovaticana, Somatemps. Ha colaborado con la Real Academia de la Historia en el Diccionario Biográfico Español. A parte de sus artículos científicos y de opinión, algunos de sus libros publicados son De Roma a Gotia: los orígenes de España, De Austrias a Borbones, Japón a la luz de la evangelización. Actualmente trabaja como profesor de instituto.

 

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