07/05/2024 23:23

Serrano

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Solo tuvimos alas cuando tuvimos raíces. Solo tuvimos futuro cuando izamos el pasado  a nuestras banderas, a nuestros mástiles y a nuestras velas. Solo tuvimos espadas cuando tuvimos voluntad. Solo asombramos al mundo cuando desterramos el miedo a los predios del deshonor. Solo hicimos nuestro el tiempo cuando destronamos a Cronos, adueñándonos de sus clepsidras y de la arena de sus relojes, para navegar sin más brújula que el horizonte a babor y a estribor, a proa y a popa. Nada más. Esas fueron las rutas de nuestros mapas y de nuestras naves, la cartografía de nuestra Historia y los senderos de nuestra Gesta.

Solo fuimos grandes cuando eramos pocos. Solo fuimos fuertes cuando nuestros músculos los tallaban la batalla y el trabajo, y no el gimnasio y los anabolizantes. Solo tuvimos destino cuando le quitamos las bridas a nuestra furia y le pusimos espuelas a nuestra inteligencia, cuando afilamos nuestra ira con las piedra de amolar el acero de nuestras espadas, cuando hicimos ingenieria con nuestros sueños y convertimos en mascotas infantiles los monstruos de nuestras pesadillas. Solo fuimos ricos cuando buscábamos El Dorado. Fuimos la aristocracia universal cuando abandonamos nuestras aldeas sin blasones para convertir el palio celestial en un palacio español, almenando nuestros nombres y nuestro linaje con una épica sin mitos.

Hicimos de Marco Polo un grumete de Juan Sebastián Elcano y de los Doce Apóstoles unos predicadores de cercanías. Convertimos a Aquiles en un mochilero de Hernán Cortés, a Alejnadro Magno en un cabo tomatero de Francisco Pizarro y a Julio César en un gondolero del Emperador Carlos. El Vaticano fue nuestra parroquia de barrio mientras elevábamos la Cruz a las cumbres de los Andes y de las feroces pirámides aztecas, el Papa fue nuestro sacristán y España la Esparta de Cristo y el Jordán de la pila bautismal de todo el Orbe.

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Eso hicimos y eso fuimos. Yo era español. Hoy soy la nada y la ausencia, sin épica y sin destino…pero con derecho a voto.

 

Autor

Eduardo García Serrano
Eduardo García Serrano
Eduardo García Serrano es un periodista español de origen navarro, hijo del también periodista y escritor Rafael García Serrano. Fue director del programa Buenos días España en Radio Intereconomia, además de tertuliano habitual de El Gato al Agua en Intereconomia Televisión. Desde el 1 de Febrero del 2019 hasta el 20 de septiembre del 2023 fue Director de El Correo de España y de ÑTV España.
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Fue Rob

Totalmente de acuerdo. Y que más se puede decir de España, si no recordar lo que fue; porque si ahora alguien ve futuro es que está totalmente ciego, pues ahora se a convertido en un país de eunucos, lacayos y cipayos. Y no es que solo sean eunucos o cipayos es que también ponen la cama, en fin, la política es asquerosa.

Geppetto

Pues que decir
Hay millones de españoles que SON españoles y que pretenden seguir siendolo a pesar de la nostalgia del pasado.
Bueno es recordar que España fue el reino mas grande que jamas existio, pero es tambien bueno que se remanguen en este siglo,aqui y ahora y dejandose de gaitas, peleen por su presente con la misma gallardia que lo hicieron esos españoles que dieron de patadas en el culo a la Europa que pretendia destruir España.

ANTONIO PARRA GALINDO

gran articulo, ningún periodista en España escribe como él, una prosa decantada en el dolor, la incomprensión y el salvajismo moral circundante. Mi mayor felicitación a este gran prosista al que la secta sicaria y socialista puso en un rincón pero no han ganado Eduardo García Serrano sobrevive

Terminus

El artículo, recordándonos lo que fue España y los españoles (que Dios quiera tener en cuenta el Día del Juicio a las naciones), es brillantísimo. Pero en la conclusión, y en el título, sr. García Serrano, no tiene ud. ninguna razón. Precisamente en estos tiempos de durísima tribulación es donde se forjan a prueba de fuego los españoles y católicos cruzados de verdad, no en el «bienestar» material, la holganza, el hedonismo placentero y la mal crianza.

Comprendo que herido el Pastor, se dispersan las ovejas, que la victoria del enemigo parezca casi total, que el desánimo llama a la puerta del alma, que parece que todo está perdido, que toda llamada a la perseverancia parece inútil y estéril, pero no acepto la pérdida de esperanza y, mucho menos, la claudicación y rendición al enemigo que seguro que ud., en breve recuperado, tampoco aceptará.

El buen cristiano español muere sin rendirse, sin pasarse al enemigo, sin huir, sin disfrazarse, sin suicidarse y sin perder la certeza total de que la victoria será nuestra sin la más mínima duda, porque Dios no abandona a los suyos jamás. Y España ha hecho por Dios, como ud. nos lo recuerda, más que ninguna otra nación sobre la tierra, ni ayer ni hoy. Así que ánimo, como nos recuerda San Lucas en su Evangelio: «Cuando veáis pasar todas estas cosas, cobrad ánimo, pues pronto llega vuestra liberación». ¿Acaso creemos que el noble sufrimiento actual no tendrá recompensa?¿No hemos perdido la fe, verdad?. Si ni todas las fuerzas del infierno han podido eliminarnos estando hoy todas presentes entre nosotros, si Dios está con nosotros prometiendo que reinará en España con mayor benevolencia que en otras naciones, ¿a quién hemos de temer?. La paciencia y la esperanza inquebrantable siempre fue virtud del buen soldado. España resucitará, como lo hizo su Rey y Señor, triunfante y gloriosa sobre las cenizas de sus enemigos. Que a nadie le quepa la menor duda por muy mundano que sea su pensar.

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