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…Y, sobre todo, por qué nadie hace nada. Nada de nada.  Pero Lili, su batalladora viuda, dice no rendirse. Exige que se investigue la muerte de su marido bajo custodia policial.

Necesidad ética de saber exactamente qué sucedió en la comisaría

Recordemos que el esposo de Liliana Gheorghe (Lili), Stefan Lache, fue abordado por unos agentes de la policía que le exigieron su documentación durante una noche de fiesta. No la tenía encima y no le permitieron ir a por ella. La cosa se complicó, concluyendo el incidente con su arbitraria detención.

La familia de Stefan dejó de tener, súbitamente, noticias suyas, a pesar de haber acudido, poco después, a la carabanchelera comisaría de Padre Amigo. Tampoco proporcionaron información a la madre de Stefan cuando esta acudió también para intentar saber algo sobre la situación de su hijo. Al mediodía del día siguiente, se enteraron de que había fallecido.

Murió bajo custodia policial, dato crucial. Según los informes oficiales se trató de una muerte “natural”. Sin embargo, la familia exige conocer detalladamente si existieron posibles negligencias o abusos por parte de las autoridades. En los vídeos de comisaría se puede ver cómo Stefan, visiblemente alterado, se dirige hacia los policías y estos le conducen a un punto ciego de las cámaras. Stefan es arrastrado al calabozo, tirado de mala manera, bocabajo, pasando varias horas en el suelo sin que nadie se digne socorrerle. Stefan solicita insistentemente atención médica. El mafioso sanitario, siempre en connivencia con las falsísimas versiones oficiales de muerte “naturales”, acude presto y sumiso, chutándole un “tranquilizante”.

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…Si desean concluir el artículo y pensar que en el mundo pudiese existir algo de justicia, pinche aquí.

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.