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Para toda persona decente y para la mayoría de los de su calaña, la caída en desgracia de la pareja Iglesias & Montero ha supuesto una enorme satisfacción. Algo inimaginable no hace tanto tiempo, cuando el mequetrefe, por azar del destino, siempre tan caprichoso en esta España nuestra, se retrataba con sus piernas arqueadas, su media chepa y su pelo grasoso, con la cartera de vicepresidente del Gobierno de España, paradoja máxima de quien la quería sustituir por una república bolivariana.
¡Destino cruel!, se lamenta el mequetrefe-bolivariano en la soledad de la noche estrellada de Galapar, mientras oye sollozar a su compañera, que ni se peina ni se lava, todo el día tirada en la cama. Pero igual que la paloma de Alberti, también se equivoca Pablo Manuel.
Se equivoca, porque no ha sido el destino, sino el choque cultural lo que los ha llevado al vacío, a la sombra y dentro de poco a la nada. Creyeron que la luz era suya y, como dijo el poeta, precipitados se ven hoy en las sombras. Nunca debieron salir de Fontarrón.
Se equivocaron, porque, para permanecer, hay que entrar en la escena desde su contemporaneidad, no desde ese laberinto trágico y doliente que ha recorrido sus vidas. Algo que por cierto han rectificado otros de su calaña para seguir medrando, enganchados a la bicoca de no hacer absolutamente nada, entre otros: “cara palo” (Iñigo Errejón) y “la tetas” (Rita Maestre).
Se lamentan Iglesia y Montero, y puede que las tristezas de este presente acelerado, los retrotraiga al eje de sus vidas. Al fascinante paisaje del Parque del Tío Pío, al pisito que ni siquiera pagaron porque fue un regalo, donde ambos experimentaron una apertura a lo bello, que siempre estuvo más allá de la Colonia de Fontarrón, realidad que sigue dando forma a ese abismo de paradojas y crisis que recorre la existencia de ambos.
Alguien tuvo que haber advertido al mequetrefe-bolivariano y a su chica que ser “nuevos” no es una decisión que se toma. Y otra cosa no menos importante, que creer que los sueños se hacen realidad, es ingenuo.
Demasiado recorrido han tenido, sólo posible en un país tan corrupto como el nuestro, lleno de fabuladores, estafadores y buscavidas. Porque si ellos llegaron hasta donde llegaron, ha sido con la complicidad del Estado.
Sería deseable que en las próximas elecciones generales no sólo desapareciera el PSOE, sino SUMAR, porque, aunque la secta podemita haya caído en desgracia, la bicha no está muerta, sino reproducida en mil esporas: Compromís, En Común, Adelantes, Más y demás. Siendo que, si esto se hiciera realidad, la siguiente etapa sería ajustar definitivamente cuentas con el PP, que a lo más que llegará, será a demorar la deriva de España hacia el precipicio. En esto debería estar el voto.
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Al m… éste, INTERECONOMÍA, de Julio ARIZA, fue quien empezó a promocionarle.
Y es que, ¡para tontos la derecha meapilas, que luego no paga a nadie, y se le puede seguir el rastro por las deudas que va dejando!