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Entrevista con Jaak Madison, eurodiputado de EKRE (Partido Popular Conservador de Estonia) que pertenece al grupo Identidad y Democracia. Miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo y de la delegación para las relaciones con Estados Unidos. Anteriormente, entre 2015 y 2019, diputado en el Riigikogu (parlamento estonio) y vicepresidente de EKRE.

¿Qué opina del debate del Estado de derecho utilizado por la Comisión Europea contra países como Hungría y Polonia?

Este es un comportamiento muy típico de la Comisión Europea, que quiere presionar a los Estados en nombre del “Estado de Derecho”, aunque la verdadera razón es una comprensión diferente de las cuestiones políticas fundamentales. Por ejemplo, Polonia y Hungría discutieron con la Comisión Europea en 2015, cuando se negaron a aprobar las cuotas migratorias impuestas por Alemania. A partir de ahí, estalló una guerra contra Polonia y Hungría con todos los pretextos posibles.

¿Considera que estas acciones de la UE y este proyecto federalista podrían dinamitar la UE?

A la larga sí. A corto plazo, la UE permanecerá unida porque los intereses de todos son demasiado grandes. Pero a largo plazo es imposible mantener una unión de esta clase juntos.

¿Cree posible que en un futuro grupos como el de Visegrado o la Iniciativa Tres Mares podrían llegar a ser modelos alternativos a la UE?

Hasta cierto punto seguro. Siempre ha habido cooperación económica entre diferentes regiones a lo largo de la historia, y la Unión Europea no es nada especial en este sentido. Sin embargo, lo que hace especial a la Unión Europea es, en un sentido negativo, que se haya construido un estado federal con todas sus características bajo la cobertura de la unión económica, donde determinados ámbitos siguen estando en manos de los estados miembros. Sin embargo, el denominador común de los países es la moneda común de la Unión Europea, el Banco Central Europeo, la legislación común, el Parlamento Europeo, el Tribunal de Justicia europeo. Dado que muchos países no se han unido a la Unión Europea para formar parte de una federación, ciertamente no es posible mantener una asociación de este tipo unida durante mucho tiempo.

El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, hizo un viaje muy controvertido a Moscú. ¿Existe una política europea coherente respecto a Rusia?

No, no la hay. Lo idóneo sería que los países tuvieran posiciones comunes, pero las historias, intereses y percepciones de los países son muy diferentes, y lo mismo ocurre con la política rusa. Como soy de un país con una muy buena visión general de las actividades y la naturaleza de Rusia, naturalmente me gustaría que los países de Europa occidental tuvieran una comprensión más realista y crítica hacia ella, pero al mismo tiempo soy muy consciente de que la comprensión de la política exterior en Alemania o Italia es muy diferente. Por lo tanto, no podemos suponer que la Unión Europea pueda tener exactamente una única posición sobre cuestiones de política exterior, ya sea con respecto a Rusia o con respecto a los Estados Unidos, China o Irán. Los intereses de nuestros países son simplemente demasiado diferentes, por lo que la visita del Sr. Borrell a Moscú, que se demostró un fracaso diplomático, fue un completo fiasco.

Estonia tiene un conflicto fronterizo no resuelto con Rusia.

Exactamente. Estonia y Rusia han tenido un problema de larga duración con la cuestión fronteriza. La razón principal es el enfoque diferente de la historia con respecto a la Segunda Guerra Mundial y la ocupación. En 1918 Estonia alcanzó la independencia y después de eso hubo una guerra de independencia entre Estonia y Rusia (Unión Soviética), que terminó con un tratado de paz el 2 de febrero de 1920 entre ambos países. El acuerdo de paz también definió la frontera estatal entre Estonia y la Unión Soviética. En junio de 1940, Estonia fue ocupada por los rusos. Después de eso, Estonia fue ocupada por los alemanes y en septiembre de 1944 por los rusos de nuevo. Sin embargo, después de la ocupación de 1944, algunos territorios estonios (5,2% del territorio de Estonia, es decir, dos regiones en las partes orientales de Estonia) fueron anexionados a la Rusia soviética. Aunque Estonia en su conjunto estaba ocupada, también había áreas administrativas como la Rusia soviética, Estonia soviética, Ucrania soviética, Letonia soviética, etc. Sin embargo, después de recuperar su independencia en 1991, Estonia obtuvo la independencia con las fronteras establecidas por la Rusia soviética después de la ocupación de 1944, por lo que surgió una disputa sobre la frontera, ya que según el tratado de paz de 1920, algunos territorios estonios continuaron formando parte de Rusia. El principal argumento de Rusia es que el Tratado de Paz de Tartu expiró porque Estonia se unió voluntariamente a la Unión Soviética en 1940, lo cual es, por supuesto, incorrecto. En 1940, se produjo un golpe de estado en Estonia y se celebraron elecciones falsas, en las que sólo podían participar los miembros del Partido Comunista, y este “parlamento” electo presentó una solicitud para unirse a la Unión Soviética. Los líderes estonios y el resto de la élite fueron encarcelados o asesinados, y en 1941 tuvieron lugar las primeras deportaciones masivas a Siberia, donde fueron enviados miles de mujeres y niños. Esto también conduce a un tratamiento diferente de la historia: Estonia sabe que fue una ocupación violenta, pero Rusia está tratando de reescribir la historia y utilizarla para afirmar que el Tratado de Paz de Tartu expiró. La siguiente gran mentira por parte de Rusia es que en septiembre de 1944, los soldados soviéticos liberaron a Estonia de las manos de los fascistas. De hecho, los soldados alemanes habían abandonado Tallin, la capital de Estonia, tres días antes, cuando las tropas soviéticas llegaron el 22 de septiembre de 1944. Durante estos días anteriores, el nuevo gobierno estonio había sido restaurado y las tropas soviéticas habían ocupado Estonia de nuevo y de ningún modo liberaron Estonia. Sin embargo, el tratamiento de la historia rusa siempre trata de enfatizar esta mentira.

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Ha denunciado un programa de la EU de 386.000 euros para fomentar la ideología de género en niños de 3 a 5 años y de 6 a 10 en varios países, entre ellos España. Es decir, el dinero de la UE se destina a propaganda y a adoctrinar a los niños.

Es verdad. Lamentablemente, la Unión Europea no es la comunidad económica que se creó en su momento, sino una federación ideológica que intenta promover los “valores” que le gustan. Por ejemplo, la Unión Europea ha destinado dinero a proyectos para promover los “valores” de los niños a partir de los 3 años a través de libros infantiles, como animales transgénero, animales homosexuales y parejas del mismo sexo. Me parece muy repugnante que les laven el cerebro a los pequeños sin el conocimiento de sus padres.

En enero usted nominó a Donald Trump al premio Nobel de la Paz. Su nominación ha causado polémica en los medios. ¿Por qué esta polémica con Trump, que no ha declarado ninguna guerra en su mandato y ha logrado acuerdos de paz, y no con Obama premiado pese a su política intervencionista?

Estaba claro que los medios liberales se volverían locos porque no les importa que Trump no iniciara ninguna guerra ni llevara a cabo una serie de importantes acuerdos de paz en Oriente Medio. Sin embargo, Obama recibió el Premio de la Paz antes de poder hacer cualquier cosa en la presidencia solo porque era un presidente negro. Esto es muy típico de los medios de comunicación, que se comportan de manera hipócrita, ambigua y falsa.

El vicepresidente de EKRE, Mart Helme, denunció las irregularidades cometidas en las elecciones estadounidenses. ¿Cuál es su opinión al respecto?

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En mi opinión, es absolutamente ridículo que, si bien se puede poner en tela de juicio la integridad de las elecciones en algunos países, nunca debe haber ninguna duda sobre los Estados Unidos. Desde mi punto de vista, el sistema electoral estadounidense es uno de los más peligrosos: las personas que acuden a las urnas para votar ni siquiera tienen que presentar un documento de identidad. Así que no sabemos quién votó realmente y el votante John puede ser Thomas en su lugar. También se ha demostrado que en muchos estados hubo más votos emitidos que votantes en el padrón electoral, y se encontraron miles de votos que habían sido emitidos por personas que ya habían muerto. Para mí resulto obvio que esto pone en tela de juicio la integridad y el resultado de las elecciones. Sin embargo, puesto que el candidato convencional ganó, estos hechos fueron deliberadamente ignorados. Si Trump, por ejemplo, hubiese ganado de una manera similar, Washington habría sido incendiado por los rebeldes del BLM y el New York Times pediría que los conservadores fueran destruidos.

Asistió a la CPAC (Conferencia de Acción Política Conservadora) celebrada en Florida a finales de febrero. ¿Cuál fue su impresión de los discursos de Donald Trump y Mike Pompeo?

Tanto el discurso de Trump como el de Pompeo estuvieron llenos de energía y positividad, y estoy absolutamente seguro de que el electorado estadounidense quiere volver a ver a un presidente republicano en las elecciones de 2024. Si la salud de Trump perdura, creo que será muy difícil que alguien en el Partido Republicano sea capaz de quitarle el puesto.

Autor

Álvaro Peñas