02/05/2024 17:12
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He leído las opiniones al respecto de nuestro Editor y el periodista Enrique de Diego  sobre el tema y lo considero interesante. Llevamos ya dos siglos buscando una solución y seguirá muchos años más en el candelero, habida cuenta, sobre todo, de  que es el motor de algunos partidos políticos y nos afecta a todos los españoles.

Evidentemente,  tengo edad para poder haber sido el padre de ambos escritores – si no me equivoco, uno de ellos es coetáneo de mi tercer hijo, Gil—q.e.g.e. fallecido a los treinta siete años, hace veinte y tres-, lo que me mueve a exponer mi opinión, pues el futuro de España va ligado a la elección de Régimen: o Monarquía o República.

Mi tío Paulino, –falangista de primera hora–  que dejó la trilla en la era para irse voluntario el mismo día 18 de julio, a impedir la bajada de los rojos de las minas palentinas y los de la Naval -de Reinosa- hacia Palencia, y caído en la reconquista de Teruel, me puso  la camisa azul a los nueves años y, desde entonces,  estudiando los escritos de José Antonio aprendí a menospreciar la monarquía borbónica “felizmente fenecida”…

Pero estudiando la Historia de España y viendo al Caudillo con  la mejor intención y voluntad, arrinconar la Monarquía liberal   y valorando toda una serie de factores, tomar la decisión de  “instaurar” –¡no “restaurar”`!- una nueva monarquía que empalmase con la tradicional y católica de Isabel y Fernando,  muchos de nosotros dejamos de lado nuestro  sentimiento y pensamiento falangista, para dar por buena esa “no restauración de la monarquía borbónica” que diese origen a una nueva que él “instauraba”.

Y, la decisión del Generalísimo, avalada por las razones que nuestro Editor -don Ignacio Fernández Candela-  explica muy bien, hizo que nuestro “republicanismo”, languideciera.

Olvidando las razones  que decidieron a José Antonio –hombre genial y, además,  perfecto conocedor la política y de la Historia de España—a olvidar el régimen monárquico, asqueado por los siglos de traición de los Borbones,  apoyamos la decisión de Franco. Hemos de recordar que España nació católica y monárquica con Recaredo y, desde entonces lo ha sido siempre  salvo periodos muy cortos de horror y muerte, de ruina y destrucción,   provocando en  los españoles miedo a la República, tras esos fracasos horripilantes.

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Y, como consecuencia de la decisión del Caudillo,  España  de ser una nación donde él era el único monárquico convencido que quedaba -junto a unos poquísimos partidarios de D. Juan-  pasó a ser un pueblo que, ve la Monarquía como la cosa más normal para España.

Franco -que como he dicho tantas veces ni era, ni se creía dios- cometió varios errores creyendo, eso sí,  que elegía  lo mejor para nuestra Patria. Los compensó,   con  el acierto en casi todo cuanto decidió para bien de España.

Uno de sus errores fue la equivocación a la hora de elegir la persona para “instaurar” la nueva dinastía. Estoy convencido de la necesidad de estudiar el motivo o las razones, por los cuales, siendo el príncipe Alfonso de Borbón y Dampierre, el legítimo heredero de Alfonso XIII  –pues su padre Jaime de Batenberg fue desposeído de su derecho—eligió al hijo de quien hubiera vendido Canarias a los Ingleses y, además, hizo lo posible para acabar con el Régimen del 18 de julio. Hay un libro de Ricardo La Cierva, desconocido y olvidado,  que yo considero el mejor testimonio contra don Juan –titulado  “Franco y D. Juan, dos reyes sin corona”– publicado en folletos por ABC,  que no tiene desperdicio y que,  por sí solo,  es la mejor demostración del error del Caudillo, eligiendo como Sucesor suyo,  al hijo del que hubiera sido un rey nefasto y traidor.

Otra razón que me mueve a intervenir en esta discusión sobre el mejor Régimen para nuestra Patria, es el ver citado al notario Antonio García Trevijano, sin duda un personaje muy inteligente pero,  gran enemigo de los ideales por los que murieron y triunfaron las mejores generaciones de españoles de los últimos quinientos años,-es decir-las que se alzaron contra rojos, masones y separatistas el 18 de julio de 1936. ¡Menudo elemento!…, odiaba la Cruzada y su éxito, tanto como el mismo Satanás… ¡Por suerte sus ideas no triunfaron en la “divina” Transición, pues su gran deseo hubiera sido eliminar a cuantos colaboraron en el triunfo nacional!

Era uno de los miembros más activos  de la “Platajunta” traidora a España. Yo leía todos sus artículos producto evidente de una gran inteligencia al servicio del enemigo mortal de la Cruzada y disfruté -como no se pueden imaginar-,  viéndole rabiar cuando al no conseguir el objetivo perseguido,  después de haber llevado la voz cantante en la “Platajunta”…

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Resumiendo mi opinión.

Creo que la Monarquía tradicional y católica debe ser el Régimen propio de España… y que, por lo tanto,  los españoles tenemos la obligación de intentar reconducir la Monarquía actual, para que se ajuste a los deseos de quien “la instauró”.

Conserva, ciertamente, algunas cosas buenas,  -como es preocuparse de  la formación completa de los Príncipes de Asturias, mantener la dignidad con la que nos representa, haberse sabido ganar el respeto de los gobernantes extranjeros-, pero es imprescindible, comprometernos a ayudarla para que cumpla sus obligaciones constitucionales-¡y exigírselo!-. La primera de todas será  tomar el mando de las Fuerzas Armadas –de la que es Jefe Supremo por mandato constitucional–, cuando España lo necesita y lo reclama.

Carta abierta a Ignacio Fernández Candela en elogio de la República. Por Enrique de Diego

 

Carta abierta a Enrique de Diego sobre la función de la Corona. Por Ignacio Fernández Candela

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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Alberto Mallofré

Treinta y siete. Veintitrés.

Aliena

Buen a análisis para echarlo todo a perder por una conclusión basada en los sentimientos – más bien en el sentimentalismo – que no en la razón. Todo el mundo se equivoca en algo y es la obligación de quienes respetan el legado de alguien el aplicar un vigoroso correctivo en el error y eso es lo primero que aprobaría quien lo cometió, un verdadero patriota falible, como todos los mortales. Encantador es, después de lo visto y vivido con los dos borbones últimos – no hablemos ya si uno se asoma a la historia – considerar siquiera la posibilidad de que algún miembro de esta indeseable casta esté dispuesto a «ser ayudado» ( mejor, en español, «a que se le ayude» ) en algo que no se refiera a su propio provecho y bienestar. Y, patinazo irremediable, cantar las bondades de la «educación» de los Príncipes de Asturias ( en el extranjero, siempre en el extranjero, y en tierras de raigambre anglosajona ).

Geppetto

La Monarquia Borbonica ha sido catastrofica para España
Desde le llegada de Felipe V montado en el tratato de Utreth hasta el juramento constitucional de Felipe VI los borbones han sido mas un problema que una solucion
En plata, se han cargado España
La Republica es sinonimo de desmanes, chaladuras, asesinatos ruindad y guerras civiles.
Pues decidan lo que decidan, no sera una decision buena

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