04/05/2024 05:52
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Desde la admiración personal como colega de labor literaria, la amistad y el reconocimiento a tu labor periodística que está a la vanguardia de la denuncia pública sobre las muchas injusticias que proliferan en España, con el beneplácito o el silenciamiento de otros medios de comunicación-cuestión baladí porque Rambla Libre apunta alto en sus objetivos y consigue sus propósitos informativos al máximo nivel-, me veo en la obligación de responderte, Enrique, por tus repetidas alusiones personales sobre mi criterio acerca de la monarquía.

Antonio García Trevijano. /Foto: flickr.com.

Puesto que tu pensamiento político se adscribe al republicanismo-bien puedes decirte repúblico como me presumía en nuestras muchas conversaciones el  fallecido jurista don Antonio García Trevijano, que en Paz descanse-, el mío no por no ser de tendencia republicana es eminentemente monárquico, aunque entiendo que la experiencia y el legado democrático nos ha abstraído en la conveniencia constitucional hasta este siglo XXI en que se cuestiona el excepcional papel de los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía durante la Transición, como base pacífica de convivencia que nos ha representado con notorio empaque internacional durante cuatro décadas con impecable cumplimiento del deber soberano.

Felipe de Borbón. /Foto: rtve.es.

Mi exposición en defensa de la funcionalidad de la Corona que representa nuestro Rey Felipe VI se podría argumentar en dos inexcusables axiomas, que no voy a desarrollar por ser de sobrado conocimiento si no se juzgan con arbitrariedad sectaria:

1-Los antecedentes desintegradores y destructivos de sendos propósitos de república que fueron la Primera y la Segunda, con tan infaustos resultados históricos que lastraron la convivencia entre españoles durante mucho tiempo y sin que hayan cicatrizado las heridas  provocadas por sus males políticos. Pareciera que en España se padece un síndrome o maldición en las voluntades repúblicas que de repetirse conllevaría parejas consecuencias.

 2-La constatación de los muchos beneficios que supuso para la democracia, el nexo de respeto y la fuerza de consenso que ha representado en continuidad el legado de Don Juan Carlos y Doña Sofía hasta el siglo XXI.

Apreciado Enrique de Diego, nuestra monarquía es una institución arraigada por mérito propio, comprobada en la virtud de inspirar aceptación, siendo punto ineludible de encuentro pese a las disparidades beligerantes que pugnan por modificar la identidad de Estado que poseemos después de cuarenta años de convivencia pacífica. El mayor logro de la Corona es haberse constituido en un eje de respeto más allá de la crítica o la animadversión. Imbrica una concepción nacional que unifica frente a los enemigos del consenso y aporta una vitalidad identitaria, imprescindible para que España sea valorada y constituya un valor perdurable. De otro modo, sería inviable la confianza internacional que necesita nuestro país para continuar en la órbita influyente.

La monarquía  prevalece, primero con Don Juan Carlos y después con Felipe VI, por la consistencia de una voluntad popular que considera al estamento, común denominador del respeto más allá de la ideología, por la solidez institucional a pesar de los muchos embates contra su fondo moral; el que arraiga en los preceptos constitucionales forjados por nuestro devenir democrático. El balance es óptimo si nos ha permitido llegar hasta aquí a pesar de todos los contratiempos, problemáticas y conspiraciones de gran calado y con carácter golpista. No solo es óptimo sino necesario para comprender el valor de la Corona si planificamos un futuro de continuidad para todos, al margen de las ideas o tentativas.

En realidad hasta los que pugnan por someter a la institución al descrédito popular, saben que lo primero que habría que afrontar llegado ese caso sería una desobediencia colectiva que jamás respetaría a un dirigente político con la misma lealtad que a un rey, por muy presidente de la república que fuera. La alcurnia, la estirpe del proceso histórico que el pueblo acata cuando considera disponer de un buen rey, es una influencia sólida que despierta las simpatías generalizadas, las que ningún político puede transformar sin inducir un trauma social. En España no se dan las condiciones de 1931 para imponer un cambio de régimen que sería como he dicho anteriormente,  en todo caso y a tenor de los antecedentes históricos, deplorables y aciagos.

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La percepción de los españoles sobre los políticos es que son malos gobernantes que solo saben prohibir, multar, usar los impuestos como remedio para rellenar las arcas públicas que sus corrupciones vacían,  y lo más grave, no son dignos de respeto salvo dignas y escasas excepciones. Se les soporta con indignación contenida-me refiero al grueso de gente normal que no sale en manada a las calles con cualquier pretexto desestabilizador-y mediante el voto seleccionan  a los que se creen los menos perjudiciales que no los más efectivos.  Son contemplados como rémoras inservibles. Bien lo sabes, Enrique,  y así lo corrobora el hecho de que mantenemos a más de quinientos mil caraduras en un país con la mitad del censo que posee Alemania provista de doscientos cincuenta mil políticos.

Felipe González, Adolfo Suárez y Juan Carlos de Borbón. /Foto: rinconforero.mforos.com.

La especie política es un mal necesario en democracia, pero proveer de sopa boba a cientos de miles de gañanes con carné político es una aberración que debería erradicarse con voluntad regeneradora y vitalicia, como a los diecisiete reinos de taifas que son las prescindibles Comunidades Autónomas con sus parlamentos y diputados incluidos. De hecho, si se agravara la perspectiva de la supervivencia con ese toque prohibido a los remanentes de la Seguridad Social, sería la gente normal que no se manifiesta con la politización la que saliera a la calle en el hartazgo de aguantar inútiles que les  han arruinado la vida.  No es descartable una revolución social si continúan los impunes saqueos a los que son sometidos millones de ciudadanos que advierten con ira cada vez menos disimulada esta lacra de gargantúas sin limitaciones, dispuestos a diezmar las economías familiares y arriesgar la estabilidad social a costa de un despotismo avalado desde los tribunales. Cuando la gente observa la injusticia y la sufre con desgarro, solo queda arremeter contra los causantes de sus desgracias. Una actitud de rebelión que es pauta de comportamiento social cuando los rebelados pierden el respeto por la autoridad, incapaz de mantener el orden o satisfacer las demandas vitales de quienes incluso se levantan en armas y sin nada ya que perder. Camino de ello vamos, de la reiteración histórica de la sublevación, si además de percibir el latrocinio encima se pierde el respeto por una clase política execrable donde la excepción cumple la regla. Por ello la Corona es un bastión que impide el desmoronamiento de la paz social por aglutinar el consenso que la casta política no logra.

España vive colapsada y a regañadientes con una masiva representación parasitaria, la vieja casta como término que tan acertadamente acuñaste para que la nueva casta política, Pablo Iglesias, verbigracia,  lo usase como ariete y criticar sin sonrojo a los de la misma condición. Con este percal de ladrones, corruptos, saqueadores que manipulan la legalidad para barrer al patrimonio ganado con esfuerzo por el pueblo-lo de la estafa del Impuesto de Sucesiones, sobre todo el perpetrado por la Junta de Andalucía, está a la altura de las provocaciones que llevaron a Ceaucescu al paredón o a Mussolini al linchamiento público-el respeto está ausente y solo la voluntad de regirse por la Ley evita que no sean perseguidos los causantes de estos estropicios históricos. El respeto o el temor a la Justicia evita los linchamientos públicos, pero lo cierto es que cada vez es mayor el número de personas, familias afectadas por este abuso tan inquietante como insoportable.

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Con la gravosa situación de España a merced de tantos enemigos que buscan intereses propios a costa de sacrificar los derechos de la mayoría, ningún político podría evitar el malestar generalizado más allá del rol pacificador y tranquilizante que aporta la Corona que solo con su representatividad brinda la cohesión que de otro modo sería imposible, con circunstancias extremas que no pueden deliberarse mediante postulados políticos sin un arbitraje soberano aceptado a su vez por la soberanía popular.

Felipe VI no presupone una reivindicación de identidad estatal, Enrique; es por sí mismo la representación del Estado en su más alta instancia que doblega el malestar con una razón de ser democrática para los momentos que atravesamos. Una república, sin ese valor añadido que aportan cuarenta años democráticos con el aprecio generalizado de un Pueblo, no poseería la misma influencia frente a la crisis ni se ganaría ningún presidente la confianza que ha generado la Corona durante décadas. Ni disponemos de condiciones para contraponer una república frente a un rey, ni el carácter español casa con la autonomía política sin un árbitro que marque las consignas y recuerde la validez real del Estado de Derecho.

De otro modo, dependiente todo del ámbito meramente político, las faltas de respeto no tardarían en desbordarse y las beligerancias tenderían a radicalizarse. España no está preparada, ni lo estuvo, para depender de una ambición ideológica que, por otra parte, ha demostrado ser demasiado perjudicial como para que los ciudadanos no tengan un garante a quien dirigir sus esperanzas; las que el Rey Felipe VIsimboliza con un beneplácito mayor del pueblo que el que el pueblo profesa por sus dirigentes parlamentarios. Y esa es una realidad que al día de hoy está vigente como el mejor remedio contra la enfermedad política que asola España.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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José Luis Fernández

La principal objeción a la monarquía es su carácter hereditario. La independencia de la Jefatura del Estado con respecto a las ideologías políticas podría conseguirse mediante el procedimiento de que el Poder Legislativo, es decir el Congreso, eligiera por mayoría absoluta a uno de los tres candidatos propuestos por el Jefe del Estado que va a terminar su periodo de mandato, que podrían ser embajadores o ex-embajadores de España con brillantes hojas de servicio. Las competencias del Jefe del Estado serían similares a las que tienen los Presidentes de la República en paises como Italia o Portugal. El Poder Ejecutivo estaría dirigido por un Primer Ministro y no por un Presidente porque es una denominación que induce a la confusión a muchos estadistas extranjeros.

Geppetto

La corona tiene el arraigo que le dio el generalisimo Franco, el instituyo esta monarquia, asi como suena, ni mas ni menos.
Traicionado el obojetivo por el que Franco la instituyo, que NO restauro, en la persona de Juan Carlos de Borbon y Borbon, la monarquia a intentado y conseguido matenerse en el poder a base de hacer marranadas por doquier mientras se autotitula Monarquia constitucional, atando su presente y su futuro a la Constitucion de 1978.
La Republica en España es sinónimo de barbarie, destrucción y bestialidad, pero como estamos viendo la monarquía de Felipe VI lleva camino de representar los mismos valores ignominiosos que dieron al trate con el régimen republicano y de paso con España como nación.
Los españoles en general y el Ejercito en particular dio su lealtad a Juan Carlos sencillamente por el recuerdo a Franco y sus ultimas ordenes en el lecho de la muerte, esa es toda la lealtad que la monarqia TENIA, en la actualidad y como bien tiene comprobado Juan Carlos desde tierras de Mohamed, donde lo ha mandado de una patada en el culo su nuera Letizia, ya no lo respeta mas que Pedrito Campos y su negocio de velas.
España esta perdida en un laberinto que han organizado los canallas que en todo tiempo y lugar usan a España para hacer negocio, chanchullos y experimentos sociales y politicos que solo destrozan sin aportar mas que basura, desonor, desunion y ruina.
De manera que en España actualmente no hay regimen politico que pueda validar la continuidad de España como patria de todos los españoles y urge tenerlo.
De manera que se necesita alguien que con cerebro y patriotismo cambie esta mortal deriva nacional

República_Rojiualda

Pues creo que tiene usted toda la razón.

Miguel Sánchez Asenjo

¡AMÉN!

Geppetto

Aunque yo a veces le diera cierta caña mas por la forma que por el fondo, en el que solía estar muy de acuerdo le urjo a que intente volver a esta tumba a ver si con gente como Vd , al menos, le sale alguna flor

Ramón

En confianza, y ahora que no nos lee nadie, no creo que este diario dure más de un año.
No se puede hacer un panfleto sin ninguna ideología, y lleno de viejos carcamales, que sólo buscan un motivo de entreteimiento de su vejez (con todo respeto hacia ellos), pero que, realmente, no arrastran a nadie, y creo que ni siquiera son leídos por nadie.
Y celebraría equivocarme, que conste.

aliena

Escriba usted todas las cartas que quiera pero tanto derroche de palabrería vacua y ejemplos extemporáneos no le quita la razón, ni en una coma, a Enrique de Diego.

Miguel Sánchez Asenjo

Buenas tardes Ignacio:

Después de tantos artículos escritos por Vd., sobre la monarquía española, a la que día tras día le rinde pleitesía, me reitero en todo lo escrito anteriormente, confirmando que nuestro Diario Digital ÑTV ESPAÑA, ha pasado a ser una sucursal del ABC, incluso más reaccionario que el propio ABC-ANSON.

Para Vd., la “Transición Democrática”, fue un éxito contundente de su rey emérito y su esposa griega. Pero lo que para Vd. es una magnífica obra de arte escénica, de su rey como protagonista indispensable, junto con su sicario a tiempo completo, cuyo cuerpo se encuentra en la Catedral de Ávila. Ambos PERJUROS, si haber sido excomulgados, por una Jerarquía pro-comunista.

Pues bien, para mí fue: “LA GRAN TRAICIÓN AL CAUDILLO Y A ESPAÑA”

Sobre su excelentísimo rey, nada dice del Perjurio que cometió, al destruir toda la estructura del Régimen del 18 de Julio, al que él, Juró defender y por el que fue designado rey, por un Caudillo, buenista, incauto y padre político, aunque le quería como si fuera su propio hijo.

En compensación, ese maravilloso rey suyo y tras el lecho de muerte de su mentor, ya estaba maquinando como traicionarle. Pero no solo fue eso, sino bastante más, mucho más, porque actuaba como hacen los cobardes, por detrás y como espía de los Gringos, de la mano de un malnacido que siempre odió a España, un tal Henry Kissinger, que a sus 100 años sigue vivo.”Bicho malo, nunca muere”

Ese botarate y crápula de su obsesión monárquica, entregó una tercera parte del territorio español, al enemigo Marruecos, incurriendo en la “Más Alta Traición a la Patria”, jamás vista. Sin embargo, no se le arrestó y se le formo un Consejo de Guerra Sumarísimo, porque se le rodeo de una inmunidad total, hiciera lo que hiciera.

Tampoco, habla de que junto al Secretario Nacional del Movimiento, soltaron de las cárceles, en 1977, a todos los presos con delitos de sangre, pertenecientes a las Bandas terroristas de ETA, GRAPO y TERRA LLIURE. No solo eso, que ya es bastante, sino la frasecita que acompañaba a esa brutal traición, contra las víctimas de esos asesinos y contra los españoles en general, en la que se espetó sarcásticamente:

“La dictadura terminó y por tanto estos presos, ya pueden expresar sus ideas, sin temor a ser represaliados”

Y vaya, si expresaron sus ideas, asesinando vilmente a 1.300 inocentes, de los que 24 eran niños.

Y ahora dirá, que ese número está confundido. Pues no, señor Editor, porque nadie cuenta, ente sus muchos asesinatos, los ocurridos en:

– El Hotel Corona de Aragón de Zaragoza, que no fue un accidente de una churrera. Qué iban a por las viuda de su excelencia el Generalísimo Dª Carmen y altos mandos militares, de los que alguno cayó.

– La voladura del avión de Iberia, al aterrizar en el aeropuerto de Bilbao, al paso por el monte Oíz, con un disparo desde un bazooka certero, al ir a muy baja altura. La mentira del gobierno fue que chocó contra la antena de televisión, para así darlo como accidente.
Es curioso subrayar, como varios miembros del PNV, “perdieron” ese vuelo, ya que fueron avisados de que lo derribarían. ¿Curioso, no?  

– Y por último la tragedia de los trenes de Atocha que fueron explotados y en el que murieron 192 inocentes y miles de heridos, muchos de ellos con amputaciones.

El PSOE de Zapatero tenía que ganar esas Elecciones fuera como fuera y echaron mano a sus amigos, para que les ayudaran en esa brutal masacre. Luego los etarras, tuvieron el pago y sus beneficios. Claro, que para Vd. y los medios de la incomunicación, se trataba de unos marroquís que pasaban por allí.

¿Alguien los puso en la picota y los acusó de ser culpables de tantísimo crimen?

Ya no le hablo del crápula de su rey, sobre las decenas de mujeres que se llevó a la cama y que para Vd. y los encubridores a tantísimos delitos, le pusieron el nombre de: “Las AMIGAS del rey”

Pues por hoy ya es bastante señor Editor Alias “El fiel monárquico”
Ya ve, yo también lo soy, quién lo diría, pues soy fiel a mi Reina Madre, S.A.R. e Ilustrísima Señora Dª Ysabel

Está claro, que si yo hubiera escrito más artículos, sobre las “bondades” de esta felona monarquía, me temo, que no hubieran sido aceptados “democráticamente” por Vd., por eso me vi obligado a dejar de escribir en este medio, que ya no era el mío, a raíz de su incursión, después de 3 años y haber publicado 746

¿Y ahora quien escribe contra esta monarquía y una Constitución Bolivariana, que nos ha llevado a la extinción de España?

Porque Vd., mucho protestar de cómo estamos, pero no se va a la base, ni al meollo de la cuestión. No le interesa, porque eso sería “Políticamente incorrecto”

Buenas tardes señor Director General, Editor ,,, y dueño y señor del diario, antes LIBRE, de ÑTV ESPAÑA

Miguel Sánchez

Un lector más, antes, articulista en este medio

Geppetto

Aunque yo a veces le diera cierta caña mas por la forma que por el fondo, en el que solía estar muy de acuerdo le urjo a que intente volver a esta tumba a ver si con gente como Vd , al menos, le sale alguna flor

Miguel Sánchez Asenjo

Gracias amigo cañero, sabes que alguna vez estuve de acuerdo contigo
Es imposible volver a mi diario ÑTV ESPAÑA, ya que el odio que me cogio el nuevo Director es manifiesto y ha transformado, nuestro diario LIBRE Y PATRIOTA, en una Sucursal del ABC-ANSON.
Un saludo,

Miguel Sánchez

Anna Casaus

¿Excepcional labor el filadélfico fugao? Si no se cuestionó hasta el S.XXI fue por la cobardía de la sociedad y el pacto de silencio de los medios. Deplorable.

Ramón

Y que, encima, se residencia en una satrapía musulmana, para huir de la justicia española, y no pagar impuestos a la nación que le ha dado todo dlo que es…
¡Y todo lo que ha «robado»!

Anna Casaus

Fernández Candela da la impresión de oficialismo pastelero.

Carlos

Y yo tampoco.
¿El editor querrá que le haganmamaporrero de la Casa Real, o palanganero de la Institución…?

Geppeto

La época de Franco ya pasó Franco hizo su excelente trabajo impidiendo que España cayera en manos del comunismo y desarrollando económicamente y socialmente un país subdesarrollado Pensar o desear que ese régimen totalitario pudiese continuar es una aberración España tenía y tiene que ser una democracia occidental con libertad y derechos para sus ciudadanos y a quien les gusten las dictaduras que se larguen de España Gracias Franco por tu buen hacer Pero aquí y gracias a ti ya no necesitamos dictadores

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