22/05/2024 02:50
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Continuamos con el libro Queipo de Llano: gloria e infortunio de un general, de Ana Quevedo & Queipo de Llano, nieta suya.  Los episodios anteriores están aquí.

CAPÍTULO XII. Que se salve España aunque la salve el diablo

El título del capítulo es una paráfrasis del refrán impío “hágase el milagro y hágalo el diablo”. El diablo de los Queipo es, naturalmente, el Caudillo. El capítulo trata de temas diversos relacionados con la Guerra Civil entre ellos las relaciones del gallo sevillano y el zorro ferrolano.

Para empezar, se reproduce el borrador de una carta de Queipo a un voluntario italiano que había escrito un libro un tanto presuntuoso atribuyendo a estos voluntarios la conquista de Málaga.

Así pues, el plan de la reconquista de Málaga, como los planes de todas las operaciones que se hicieron en el Sur, fueron ejecutados por mí mismo, de acuerdo con mi Estado Mayor. Ni tan siquiera estaba obligado a enviar los proyectos para aprobación superior, lo que no se me ordenó, precisamente, hasta después de la operación que determinó la toma de Málaga.

… se tenía que hacer… con fuerzas suficientes para que la rapidez de la operación no concediese a los rojos el tiempo suficiente para destruir la ciudad, ni para asesinar a todas las personas de orden que en ella sufrían. Por eso, en el mes de enero, cuando habían llegado a Cádiz contingentes de voluntarios italianos, me llamó [Franco] para preguntarme si con aquellas tropas podría ir a Málaga, y, al contestarle que sí, me dijo que me visitaría el jefe de aquellas tropas —general Mansini, según el nombre que para venir a España había adoptado—, a quien debía exponer mi plan y ponerme de acuerdo con él. Acuerdo en el que, como es natural, yo había de ser el director por ostentar superior categoría y como exigían, por otra parte, mi propio decoro y el del Ejército español.

De las columnas que toman Málaga, dos eran italianas, cuatro españolas y una mixta, pero los italianos se instalan en el Gobierno Civil y se arrogan la conquista de Málaga:

… a las diez tuvo el coronel Borbón noticia de que llegaban los carros italianos y con ellos el general Rosi, al que encontró, después de mucho buscarlo, instalado en el Gobierno Civil, en donde se ocupaba en redactar un bando en el que afirmaba que las tropas italianas habían ocupado Málaga.

Incluso algunos italianos se hacen imprimir tarjetas con el título de conquistadores de Málaga:

Aunque todos los que formaron parte de las columnas que contribuyeron a la conquista de Málaga tengan derecho a llamarse conquistadores de Málaga, como tuve ocasión de leer en algunas tarjetas de visita de oficiales italianos, es bien cierto que el hecho concreto de entrar en Málaga no corresponde a las tropas italianas, como Ud. dice en su libro y como he leído en otros escritos italianos, ya que el siete por la noche tenía una de las columnas españolas ocupada una buena parte de la población y toda ella en las primeras horas de la mañana, mucho antes de que la columna del general Rosi entrase en la población.

Más sobre las desavenencias con Franco (yo, ni pongo ni quito virrey, solo transcribo):

Consecuencia de la toma de Málaga, operación sumamente importante en aquel momento, fue un incremento de la animadversión existente entre Franco y el general. Al parecer, aquél le repitió en varias ocasiones: «Málaga tenía que haberla tomado yo.» A partir de aquel momento, Queipo de Llano tuvo que dar cuenta de cada uno de sus propósitos o planes bélicos al que ya era jefe de los Ejércitos y, por tanto, su superior.

Franco propició la participación italiana en la toma de Málaga para «bajar los humos» a Queipo de Llano, a quien este éxito le costó caro. Así, para evitar que éste adquiriera con sus posibles triunfos mayor gloria, prohibió, por un lado, el avance en la Andalucía oriental y, por otro, que tras la victoria conseguida en Málaga utilizara ésta como base de una marcha hacia Almería.

Después de la toma de Málaga, considerada por diversos autores como uno de los mayores logros del ejército nacional, Franco retira a Queipo todos los recursos que no sean estrictamente necesarios: limita a menos de doscientos mil hombres los efectivos del ejército del sur, los cuales además constituyen una fuerza compuesta en su mayor parte de reclutas, con lo cual se ve constreñido a estabilizar el frente a la defensiva sin poder emprender acción ofensiva alguna.

La mayoría de las municiones utilizadas en la guerra salieron de ella [Andalucía]. De Granada, la fabricación de la pólvora; de Córdoba, en la Electromecánica, la de los casquillos para balas de fusiles y de cañones, y luego, en la fábrica de Sevilla, la preparación final de las municiones. Bien lo sé yo, que como la totalidad de las jóvenes sevillanas, trabajamos en la fábrica como obreras voluntarias durante toda la guerra».

La nieta hace una reivindicación de la aportación de Andalucía a la Cruzada. Ciertamente, la idea que tenemos es de un frente estático y sin mayores cambios en el sur, pero eso no quiere decir que fuera un frente pacífico ni que el esfuerzo de la retaguardia no fuera considerable. En todo caso, no estoy puesto en el tema, así que trataré de leer algun libro al respecto.

Una curiosidad, en el 37 se celebró la Semana Santa en Sevilla con procesiones y todo:

Pero las procesiones salieron. Fue tal el desaliento que cundió en la zona roja y tanta la esperanza creada en los que esperaban el final de la contienda que estas procesiones causaron más daño en el bando republicano que varios meses seguidos de bombardeos.

Quizás sea exagerado, pero seguro que dolió mucho a rojos y masones.

Discursos de Queipo en los que hace suyas muchas propuestas falangistas:

Vamos a hacer una España en la que habrá administración y no política…

 

Vamos a hacer una España para todos, vamos a hacer desaparecer la injusticia social. No habrá diferencia de clases. No veréis más gentes que gasten millones en cosas superfluas, mientras que seres desgraciados se quedan sin comer. Tarea es ésta en que ha de poner todo su empeño el Gobierno legítimo de España. No vamos, no, a volver a esa política antigua de camarillas, a esos viejos recursos de pedir al pueblo para elevarse y luego defraudarlo en sus aspiraciones.

El discurso era del viernes 12 de febrero de 1937 en una visita oficial a Málaga. Y esto es de un bando del 14 de diciembre de 1936:

… dictó para la retaguardia el famoso bando en el que exponía enérgicamente su decisión de que terminase el bochornoso e inhumano espectáculo de millares de obreros y personas modestas viviendo hacinados, sin luz, sin ventilación, sin higiene, con la más absoluta carencia de comodidad.

Téngase en cuenta que sólo en Sevilla había en los tiempos del Frente Popular veinte mil habitantes que vivían en chozas en los alrededores de la ciudad, y otros noventa mil se hacinaban en diecinueve mil habitaciones; como término medio, dormían cinco personas juntas en cada cuarto, sin distinción de sexo. De un plumazo terminó con el bochornoso barrio de Amate, llamado Villalatas y los Estados Unidos de Amate, donde se amontonaban veinte mil personas. En un día fue arrasado, y desaparecieron las chozas que lo integraban.

Los célebres bandos de Queipo de Llano! Los que obligaron a sembrar y a recolectar a tiempo y a pagar unos jornales capaces de mantener la satisfacción del trabajador y revalorizaron el trigo y el aceite y los productos de la ganadería. ¡Cuánto vigor, cuánta energía hace falta para obligar a todos a someterse a las normas que dictaba el general, pensando sólo en España, en los productos de España, en los obreros de España, en los consumidores de España…!

Queipo toma varias iniciativas sociales y económicas que hace pensar en él como un “desarrollista” avant la lettre:

el cáñamo, producto cuya importación costaba más de cien millones de pesetas anuales y con tantas y tan necesarias aplicaciones.

Otra de las obras emprendidas por Queipo de Llano fue la rápida realización de las obras proyectadas para encauzamiento de las aguas del río Guadiamar y especialmente la desecación y saneamiento de las marismas.

Nunca se sintió el hambre en la Andalucía rebelde, mientras yacía hambrienta y extenuada la Andalucía gubernamental. Reconstruyó la Hacienda, privada de sus fuentes naturales de financiación central, mediante un sistema de delegación militar. Consiguió la autofinanciación de las entidades públicas, mediante una revitalización del sistema impositivo, pero sin añadir apenas nuevos impuestos, excepto el canon de guerra que gravaba las exportaciones principales.

Suspendió el pago de deudas a Cataluña y luego a toda la zona republicana. Prohibió el atesoramiento y el acaparamiento. Consiguió abastecer a Marruecos —privado de la ayuda francesa—, y mediante los excedentes cerealistas de la zona nacional, una vez restablecida la comunicación por el Estrecho, a Mallorca e Ibiza, con las que montó un intercambio comercial muy intenso. Creó la Junta Central de Abastos y de la Segunda División y la Junta Reguladora para la Importación y la Exportación.

introdujo en las marismas del Guadalquivir una innovación trascendental: el cultivo del arroz, previo un intenso trabajo de desecación que creó numerosos puestos laborales.

… encontraba el tiempo para leer las noticias que se le entregaban diariamente, provenientes tanto de radios nacionales como extranjeras, y componer con ellas sus famosas charlas radiofónicas, que asombraban por sus conocimientos de la situación al bando enemigo.

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Colaboraciones de Carlos Andrés
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