07/05/2024 09:56
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Pues sí, eso fue para mí el “Heraldo español” una aventura, ya que por 7 veces 70 me negaron su inscripción en la ventanilla como revista-semanario de información general… y no por no tener toda la documentación exigida en regla, sino porque al frente de la Secretaría de Estado de Comunicación, Prensa y Cultura y Asesor de la Presidencia del Gobierno estaba el periodista más servil (porque cuando perdió el sillón y los sueldos oficiales hasta se hizo independentista) que he conocido: el mallorquín y falangista José Antonio Meliá Pericas, transformado en el “demócrata de toda la vida” cuando llegó la Democracia y allí estaba también don Adolfo, que no se había olvidado del escándalo que le armé por el “affair” de los 60 millones que habían desaparecido de Moncloa.

Así que (y ahora esto me hace reír)  para poder sacar el “Heraldo” tuve que fundar un Partido Político, puesto que los Partidos sí podían tener como “Órgano de expresión” revistas, periódicos, emisoras de radio y hasta postes de televisión.

¿Y cómo se funda un Partido Político en España?

Les aseguro que la idea y el procedimiento fue del abogado y amigo Ángel López Montero.

  • — Funda un Partido y el señor Meliá y su Señorito (¡don Adolfo!) no podrán hacer nada por evitarlo, sobre todo cuando el Partido ya esté legalizado.

Y así fundamos, y digo fundamos porque conmigo estuvieron Fernando Latorre, Valentín González y Pepe Blanco, mi equipo de “El Imparcial” y “Diario de Barcelona”: ACCIÓN NACIONAL PROGRESISTA

Aunque no sin problemas, porque a la hora de inscribirlo en el Ministerio del Interior tuvimos varios inconvenientes porque había 187 Partidos inscritos y todos los nombres ya estaban registrados y no nos quedó más remedio que comprar uno y compramos “ANP” por 5.000 pesetas y problemas tuvimos porque al presentarnos no habíamos celebrado nuestro “I Congreso Nacional” y eso era una condición fundamental.

Así que el primer domingo nos fuimos a comer a la “California” de Goya y mientras comíamos celebrábamos el Congreso y hasta con discursos y con votación para elegir la Junta Directiva.

O SEA, UN CACHONDEO, UNA AVENTURA.

Bueno, pues a pesar de eso el servil Meliá todavía nos persiguió con saña y todo el Poder del Estado: 87 querellas o demandas o denuncias, promovidas todas por la Fiscalía y la Abogacía del Estado (87 que sumadas a las 25 que ya había superado en “El Imparcial” sumaron al final 127).

A pesar de esta guerra el “Heraldo español” vivió desde abril de 1980 a septiembre de 1982.

Y ahora me place reproducir el número 1 que vio la luz el 5 de abril de ese año de 1980 y unas cuantas páginas más, porque en realidad las portadas de todos los Medios que dirigí eran tan personales que bien podían ser mis artículos.

Y lo más llamativo, lo que ya anunciaba en ese primer número: “EL MANIFIESTO A LOS ESPAÑOLES” que escribí dirigido a los posibles militantes del Partido o a los posibles amigos lectores y subscriptores.

 “A trancas y barrancas, descamisados y sudorosos, apenas sin respiración, tal vez con el corazón encogido de rabia, un tanto desilusionados y tristes, atacados por todas partes, incomprendidos por los «nuestros» y dolidos por la grave situación de España… llegamos a este número 100, con el que alcanzamos la mayoría de edad absoluta.

Nuestros objetivos, desgraciadamente, no se han cumplido.

Porque España está peor que cuando iniciamos nuestra andadura el 1 de abril de 1980.

Porque el marxismo está más fuerte que entonces (ya, al borde del Poder) y porque la derecha no ha despertado del letargo de la moderación y el bienestar.

Dijimos al nacer que lo hacíamos «Desde dentro y por la convivencia» y ese ha sido desde entonces nuestro norte.

NACEMOS para defender a España. Para defender su unidad y su independencia. Nacemos para defender sus instituciones permanentes y para colaborar en la definitiva instalación de la Democracia. Una democracia en libertad, en la que podamos convivir todos: izquierda y derecha; rojos y azules; verdes y amarillos; obreros y empresarios; alumnos y profesores; padres e hijos; pobres y ricos…, porque nos guste o no, todos somos españoles. ¡Y lo más importante ahora mismo, y siempre, es España! Esta España que todos amamos y que está por encima de vaivenes ideológicos o enfrentamientos políticos.

NACEMOS con afán de verdad y con ansias de sinceridad. Y porque sabemos que ni todo es malo ni todo es bueno venimos dispuestos a ser imparciales. No estamos «con» ni estamos «en contra de». Al pan, pan; y al vino, vino. Sin recovecos, sin intenciones bastardas, sin odio, sin animadversión, sin partidismos…, sino todo lo contrario: con ánimo de comprensión, con tolerancia, con deseos de colaborar para que lo bueno sea más bueno y lo malo menos malo. Es decir, con amistad. Por eso a nuestros amigos les decimos: «Aquí estamos» y a nuestros adversarios (¡que nunca enemigos!): caminemos todos juntos, respetémonos mutuamente, convivamos en la discrepancia.

Y NACEMOS «desde dentro». O sea, desde las reglas del juego legales; desde la democracia. A pesar de que sabemos las imperfecciones, todavía, del sistema. En este mundo nada es perfecto y todo puede ser mejorado. Nosotros ayudaremos con nuestra crítica y con nuestro aplauso. Porque amamos a España y España, a veces, no nos gusta. Así de sencillo. Nuestra meta es estar, colaborar y vivir. Y no nos avergüenza decirlo: somos, por encima de todo, españoles. Ni más ni menos. Así que ¡adelante!… ¡adelante siempre! por España y con España.

Y con alegría. Sí, NACEMOS con alegría, porque sabemos que este pueblo español, nuestro pueblo, a pesar de todas las dificultades presentes, sabrá encontrar la luz y salir de este túnel ya largo de la transición. Sería tonto pensar que España va a perecer sin lucha y que los españoles están de verdad dormidos y aletargados. Es mucha España, es mucha historia la que nos contempla y la que nos respalda. Y porque somos muchos, muchos, los que estamos dispuestos al diálogo y al sacrificio del trabajo honesto y silencioso. Nuestra máxima ambición hoy, al iniciar esta nueva singladura, es la convivencia. Convivencia en paz y en orden; en libertad y concordia; en justicia y entendimiento.

Por ello tendemos nuestros brazos al viento y abrimos de par en par nuestro corazón a quien quiera escucharnos. ¡Ya está bien de enfrentamientos y de odios! ¡Ya está bien de atacarnos y perseguirnos como fieras!… Que cada uno sea lo que quiera ser y que cada uno piense lo que quiera pensar. Tú comunista, tú socialista, tú del Centro, tú de Alianza, tú de Fuerza Nueva, tú de Falange, tú liberal, tú demócrata cristiano, tú de derechas, tú de izquierdas…, pero, ¡todos españoles! Todos llamados a entendernos, aunque nos cueste. Pues de lo contrario tendremos que volver a las andadas y a los exilios… ¡y a fe de Dios que ya está bien de cárceles, de asesinatos y de exilios!

NACEMOS, pues, con ánimos de entendimientos y de concordia. Sin catastrofismos y sin mala leche. Sin listas negras y sin dossieres… porque por ese camino ya hemos visto, creo que todos, no se llega a ninguna parte. Lo cual no quiere decir que vayamos a renunciar a nuestros principios ni a nuestras creencias. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Venimos a defender lo permanente y a tratar de consolidar una democracia que todavía sigue sujeta con alfileres. Venimos a criticar y a aplaudir. A dialogar como seres civilizados. Pero, sin tapujos y a la luz del día. En libertad y por la libertad. Desde dentro del sistema.

«Lo único que pedimos a cambio -decíamos entonces- es correspondencia y buenas maneras. Diálogo y no pedradas. Palabras y no puñetazos. Manos tendidas y no para matar. ¿Será ello posible? Creemos que sí y así lo deseamos».

Pero, ahora, transcurridos dos años y medio casi, a la hora de hacer balance, tenemos que decirlo bien claro: ¡no fue así!.. Porque a lo largo de este tiempo no hemos recibido más que pedradas, puñetazos y puñaladas barriobajeras. La izquierda nos fulminó con su anatema de «golpistas»; el centro nos persiguió por «cantarles las cuarenta» y la derecha nos silenció por la cobardía que la caracteriza.

Demostrando todos, unos y otros, estos y aquellos, que «aquí» en esta «Democracia», la convivencia en la discrepancia es imposible. Que intentar ser, de verdad, libres e independientes es una gran quimera y que «quien no está conmigo está contra mí».

Pues bien, en esta hora difícil que vivimos nos complace recordar una vez más aquella frase famosa de «aquel» Calvo Sotelo: «más vale morir con honra que vivir con vilipendio».

Porque si para obtener el carnet de demócratas hay que renunciar a la verdadera libertad y hay que hacer el juego al marxismo más vale retirarse al Olimpo. Medrar a costa del nombre sacrosanto de la Patria, común e indivisible, o de los principios éticos, morales y religiosos que conformaron siempre el hecho de ser españoles… sería tanto como cometer un delito de alta traición contra España (que, por desgracia, es lo que están haciendo muchos en este momento de la tragedia).

No sabemos, por supuesto, qué nos depara el destino… ¡ni cómo vamos a salir adelante en medio de tanta cobardía y miseria!… pero, sí sabemos que contra viento y marea, o contra todos los elementos naturales y artificiales, jamás renunciaremos nuestra verdad: la verdad de España. Porque las mentiras pasan y la podredumbre no puede ser eterna. Porque los sistemas políticos son perecederos y España es inmortal.

Por eso, y por tantas cosas más, hoy decimos lo que aquel general Mac Arthur dijo lleno de orgullo y de fe en sus hombres y en su Patria:

¡Volveremos!”

Fue este texto que me llenó de satisfacción poderlo republicar al salir el número 100, porque indicaba que ni la Moncloa había podido con nosotros:

LEER MÁS:  Divagaciones etílicas. Por Manuel Fernández Prieto

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Pablo Gasco de la Rocha

Muy estimado Don Julio Merino, querido Director:

   Con sumo gusto le digo que fui lector de tan digna publicación, que, junto a EL ALCÁZAR y a la revista FUERZA NUEVA, era lo que compraba y leía por aquel tiempo, ya tan lejano. Y las tres publicaciones las llevaba al cuartel donde estuve destinado durante mi Servicio Militar. Debo decirle que algunos mandos las miraban con desagrado, cosa que no entendía, aunque sí comprobé lo despistados y lo poco que sabían aquellos mandos con los que me relacioné (tenientes, capitanes, comandantes y coronel), pero para mí, con la seguridad, por aquel tiempo, de que algo tendría que pasar, porque la situación se estaba ARMANDO, era mi contribución a la causa.

   Fue en el querido HERALDO ESPAÑOL, donde se me publicaron dos colaboraciones. Las primeras de mi vida, después de una Carta al director en EL ALCÁZAR.

   Reciba un saludo cordial, y que Dios le bendiga. Atentamente, Pablo Gasco de la Rocha 

Ramiro

Don Julio, yo también fuí lector del diario, y creo que hasta publiqué algún artícuclo, o carta al director, no lo recuerdo con certeza, por el paso de los años.
También lo llevaba al CIR NÚM. 1, de Colmenar Viejo, donde era un simple soldado escribiente -primero fuí policia militar-, y algunos compañeros me etiquetaban como fascista.
En cambio, los que iban con El Jueves o el putrefacto (llamo así al diario del mismo acrónimo), eran progres de salón…, y burgueses en la intimidad.
Me descubro ante usted. ¡Hay que ver a que se dedicaba la fiscalía y la abogacía del estado!
Yo he recibido varias demandas, de la órbita del PSOE, pero no me quejo, pues al lado de su martirio, lo mio ha sido una simple persecución, que espero pase con más pena que gloria.
¡Gracias, amigo, por su gran trabajo por la libertad y la defensa de la Patria en España!

Miguel Sánchez Asenjo

¡ENHORABUENA MI QUERIDO AMIGO Y ADMIRADO ESCRITOR!

Es para mí, un orgullo compartir mis humildes artículos, en este magnífico periódico LIBRE, junto a un compañero tan prestigioso, honrado, afamado y cuya pluma está en la excelencia

Recibe un fuerte abrazo, de un humilde escritor que te admira.

Dios guarde tu vida muchos años,

Miguel Sánchez

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