02/05/2024 07:50

Bendala

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El 11 de Marzo de 2004, tres días antes de que se realizaran la elecciones generales correspondientes, que según todos los indicios daban como ganador al Partido Popular, se produjo el mayor atentado de la historia de España con 192 muertos y cerca de mil heridos de diversa consideración. El resultado fue que una buena parte del electorado pivotó dando el poder al PSOE.

En lo ocurrido tuvo mucho, muchísimo que ver, la ineptitud, pusilanimidad, estupidez, cobardía, falta de carácter y mediocridad de Aznar y de los cuadros dirigentes del PP, entre ellos del que era ministro del Interior, Acebes, de siempre un chiquilicuatro, que no supieron hacer lo que correspondía: no dejarse llevar ni por la sorpresa ni por el pánico ni por las informaciones de una policía y Guardia Civil mayormente infiltrada por los socialistas a los cuales servían, en vez de a España y menos aún al gobierno del momento; suspender las elecciones neutralizando el objetivo único y determinante del atentado que era crear el ambiente propicio para que, junto con los errores del Gobierno provocados por la desinformación socialista y su hábil, coordinada y más que preparada movilización, iban a cambiar el voto de muchos; investigar a fondo y sin miramiento alguno lo ocurrido para sacar a la luz lo que cualquiera con un poco de olfato supo desde el primer instante que era, no tanto quiénes habían sido los autores materiales del crimen  –lo menos importante–, sino a quién beneficiaba (¿quid prodest?), ergo, quién, de una u otra forma, estaba detrás, como inductor, que era lo crucial del atentado.

Hoy, todas las encuestan parecen dar la victoria al Partido Popular, aunque para formar gobierno necesite a VOX; lo que por mucho que rabie y vocee Feijó que no hará, miente, como se ha demostrado ya en Valencia, Baleares, Extremadura,…

Pues bien, si alguien cree que un individuo de la incalificable catadura de Pedro Sánchez va a quedarse quieto a verlas venir, es que no le conoce todavía. Más aún, porque si alguien con un mínimo conocimiento de la historia se cree que el PSOE, organización históricamente criminal, se va a cruzar de brazos tras la reciente debacle autonómica y municipal, viendo como pierde el poder gubernamental, es que no lo conoce suficientemente.

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Pedro Sánchez –mejor decir el PSOE, porque éste no es sino emanación de Rodríguez Zapatero, el cual lo era de Felipe González, y todos ellos de Largo Caballero, Indalecio Prieto y Pablo Iglesias Posse– tiene ya ultimado su 11-M, adaptado a las circunstancias, que comenzó a preparar el mismo día que decidió adelantar las elecciones al 23-J. En esta ocasión el atentado que va a remover hasta los cimientos de nuestra cada día más patética y corrupta democracia, consiste en un pucherazo electoral monumental mediante la manipulación de mil maneras del voto por correo, buscando renovarse en el poder aunque para ello necesite no ya a Bildu, ERC y otras gentes de mal vivir, sino incluso al mismísimo Diablo en persona, lo que con tal de permanecer en la poltrona a Sánchez le importa un bledo.

No voy a extenderme en la multitud de noticias que día tras día nos llegan sobre lo que está pasando con el voto por correo (contratación de miles de inexpertos operarios cuya filiación política además sólo algunos conocen, votos que no han llegado a tiempo, admisión de nuevo en masa y sin control alguno de los que sí, y un largo etcétera que constituyen en conjunto un escándalo al más puro estilo bananero muy propio del PSOE desde siempre). Aunque descartemos la mitad de ellas por no contratadas o exageradas, con la otra mitad sobra para afirmar, al menos hoy, que estamos en la antesala de un nuevo 11-M que persigue eliminar el voto de aquellos que el PSOE considera contrarios o simplemente inseguros. Medios no faltan, máxime hoy cuando la tecnología lo puede todo; sobre todo si a ello le sumamos el factor humano que al PSOE le sobra, tiene siempre bien engrasado y sigue siendo determinante. Casos irrefutables de lo dicho están ya denunciados oficialmente; quien afirme que son sólo puntuales es que tampoco tiene ni idea de en qué nación vive.

En mi opinión, y visto los antecedentes, así como la fiera herida que es el impresentable Pedro Sánchez y la baja ralea de la guardia pretoriana que le ampara, entre la cual se encuentra ya hasta Felipe González, como no podía ser de otra manera conforme a la mejor tradición del PSOE, no se dan las condiciones ni hay garantías mínimas para celebrar estas elecciones ni ninguna otra mientras la fiabilidad del voto por correo no esté asegurado. Ante un nuevo 11-M procede evitar repetir los errores del primero.

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El problema es que la oposición, principalmente el PP, es hoy cómplice necesario tanto como como lo fue entonces. El problema es que la oposición hace tiempo que debió abandonar el Parlamento y no lo hizo. El problema es que la oposición, como mucho, habla con la boquita pequeña, si es que habla, y además desinforma a sus votantes fieles o circunstanciales. El problema es que Feijó le ofreció a Sánchez en el debate un pacto para que gobierne la lista más votada si tan sólo se comprometía a no pactar con Bildu, sin nombrar para nada la palabra ilegalización. El problema es que Feijó afirma que cuando llegue al poder consultará intensamente con Felipe González. El problema de España hoy, como desde hace ya casi medio siglo, es el PP infinitamente más que el PSOE.

Ojalá me equivoque, pero podemos estar ante un nuevo 11-M que incluso puede ir más allá porque del PSOE se puede esperar cualquier cosa, incluso que impugne las elecciones si las pierde acusando a los demás de lo que él es culpable, algo en lo que como en muchas otras marrullerías es, como Sánchez, esta vez sí, doctor honoris causa.

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Geppetto

«Pues bien, si alguien cree que un individuo de la incalificable catadura de Pedro Sánchez va a quedarse quieto a verlas venir, es que no le conoce todavía. Más aún, porque si alguien con un mínimo conocimiento de la historia se cree que el PSOE, organización históricamente criminal, se va a cruzar de brazos tras la reciente debacle autonómica y municipal, viendo como pierde el poder gubernamental, es que no lo conoce suficientemente.»
Este extracto resume magníficamente el problema, la historia nos dice que el Psoe nunca llega o se aleja del poder sin grandes conmociones que condicionen la vida nacional

Ramiro

Don Francisco, pienso lo mismo que usted.
Este tipo nos metería en una nueva guerra civil, si pudiera, con tal de no perder el poder.
Estoy seguro de que, como jugador marrullero que es, tiene un as en la manga…
Desde luego, hasta el día 23, al final de la tarde, no estaremos tranquilos.

Morpho

Exactísimo análisis de lo que va a ocurrir, pese a la optimista ingenuidad de mucho patriota de pulsera (voxecitas y demás caniches)

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