09/05/2024 13:54

El Ministerio de Defensa, cargos políticos por supuesto, pero también mandos militares, en su vesánica obsesión común por borrar todo lo referente a una de las mayores y mejores etapas de nuestra gloriosa historia militar como fue la de nuestros ejércitos nacionales entre 1936 y 1939, raíz además de su supervivencia, bien que los frutos ahora producidos se muestran podridos, por medio del Instituto de Historia y Cultura Militar, organismo que silencia sistemática e ignominiosamente aquellos hechos, heroísmo sin parangón, saber hacer y patriotismo acendrado, insiste en subvencionar y promocionar un panfleto lleno de falacias titulado “Los ocho de Vernet”; cuyos autores son descendientes de la rama torcida, hubo otra bien florida, de los Reinlein.

 El libro cuenta lo que quiere y como quiere, y oculta lo que no le interesa, sobre las peripecias de ocho jefes del Ejército Popular, es decir, del ejército frentepopulista, que no ni nunca “republicano”, una vez huyeron cobardemente para escapar a sus responsabilidades de España a Francia tras el final de la contienda 1936-39. Los interfectos son: el General Mariano Gamir Uribarri, con 66 años; los coroneles Jesús Velasco Echave, Carlos Redondo Flores y César Blasco Sasera, con 65, 64 y 66 años respectivamente; los dos tenientes coroneles Fernando Salavera Camps y José María García-Miranda Esteban-Infantes, de 60 y 46 años, y los comandantes Joan Amer Vadell, también con 46 años, y el geógrafo Teodoro Marín Masdemont, de 66.

El folletín nos dice que fueron detenidos por la Gestapo en Diciembre de 1943 y, tras un tiempo en un campo de prisioneros francés, trasladados a Dachau donde permanecieron hasta el final de la II Guerra Mundial falleciendo de enfermedad todos menos dos: José María García-Miranda y el Gral. Gamir; como se pueden imaginar, desde afirmar que fueron “leales a la República” (¿?), hasta el resto de topicazos que la propaganda frentepopulista actual usa en estos casos, y más cuando se roza a la Alemania de entonces, no falta de nada.

Lo que no dice el pasquín, es lo siguiente:

  • No fueron ocho, sino siete, porque a Gamir, que estaba enfermo cuando fue detenido, no lo llevaron a Dachau, permaneciendo en Francia hasta el final de la guerra mundial donde siguió residiendo hasta 1955 año en que regresó a España (a aquella terrible “dictadura”) donde vivió tranquilamente hasta su fallecimiento en 1962.

  • Menos Gamir, todos los demás eran comunistas, bien de carnet o de demostrada simpatía, ejerciendo diferentes mandos durante la guerra con lo que eso significó para los de tal ideología.

  • Huidos a Francia, el PCE, como en otros muchos casos, los amparó, discriminando a los que no eran de su cuerda, sacándolos de los campos de internamiento; en realidad de concentración por las condiciones de hacinamiento y trato en los mismos.

  • Mientras estuvo vigente el pacto Ribbentrop-Molotov, colaboraron con los alemanes como lo hizo el PCE propiciando así, aún más, la rápida ocupación de Francia.

  • Roto el pacto por la invasión de la URSS por Alemania en Junio de1941, y hasta Diciembre de 1943, ni la Francia de Vichi, ni los alemanes, les molestaron.

  • Sólo en Diciembre de 1943, y a la vista de que la guerra cambiaba de signo, los alemanes optaron por su internamiento en Vernet (menos a Gamir que estaba enfermo) como lógica medida de precaución debido a su experiencia militar, pero sobre todo a su ideología comunista, lo que les convertía en potenciales, sino reales, enemigos en la retaguardia; ¿qué ejército que se precie no ha hecho o hará siempre lo mismo?

  • El traslado de los siete a Dachau se debió a las mismas consideraciones, no a una inquina especial.

  • A raíz del desembarco de los aliados en Normandía en Junio de 1944 y de los reveses en el frente oriental, los problemas de abastecimiento de los alemanes comenzaron a agravarse de forma total y sin remedio, motivo por el cual, y también lógicamente por duro que sea, priorizaron a sus tropas y a su población, lo que redundó en el agravamiento de las condiciones de vida de los internados en los campos de concentración dando lugar a graves deficiencias higiénicas, hambruna y proliferación de epidemias, causa real del aumento de la tasa de fallecimientos en ellos, entre otros, de seis de los siete frentepopulistas.

  • José María García-Miranda Esteban-Infantes, que era sobrino del Gral. Esteban Infantes –alzado en 1936 siendo coronel, de brillante hoja de servicios durante la Cruzada y sustituto de Muñoz Grandes al frente de la División Azul– volvió a España, a la terrible “dictadura”, en 1957 donde retomó su profesión original de maestro, residiendo sin problema alguno en su Toledo natal hasta fallecer en 1971.

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Es decir, que estamos nuevamente ante una de tantas historias de las infinitas que producen las guerras, nada distinta, ni tampoco heroica, a otras muchas, sólo que debido a los fétidos aires que desde hace cuatro décadas expanden unos, los frentepopulistas redivivos del PSOE –organización históricamente criminal– y comunistas y separatistas varios –igual de históricamente criminales que él–, y apuntala el PP, quintaesencia de la tibieza y cobardía, se cuenta tergiversada y retorcida.

Lo que llena de indignación es que el Ministerio de Defensa, y más en concreto su mandos militares, acepten entrar en dicho juego y, subvencionando y publicitando hasta lo indecible este folleto, eleven a los altares a unos traidores a España por haber sido: fieles a la ideología que destruyó, precisamente, la II República; que asesinó y, además de manera cruel, a tantos inocentes por el sólo hecho de no comulgar con ella; que provocó una guerra, como todas terrible, porque la creía ganada de antemano, y cuyos seguidores, como estos ocho, se vendieron a una potencia extranjera, la entonces URSS. Es decir, que los hoy enaltecidos, si hubieran tenido un mínimo de coraje, dignidad y honor, hubieran terminado en 1939 ante un pelotón de fusilamiento, bien merecido por otra parte conforme a sus actos, habiéndose ahorrado los sufrimientos de sus estancia en Dachau, los cuales, tal vez, fueron castigo de la Divina Providencia, cuyos caminos son insondables, como remisión de su muchos pecados; o, incluso, tal vez, hubieran quedado en libertad a lo sumo en 1945 como tantos otros de los de su calaña, por aquella excesiva generosidad que con ellos tuvieron los vencedores en pos de la verdadera reconciliación, que prodigó perdones hasta lo indecible por orden del Caudillo, tal vez, también, demasiados a la vista de lo que llevamos visto.

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Francisco Bendala Ayuso
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Lúpulo

¿Es imposible la formación de comandos nacionales que abran fuego contra los morenos invasores, gentes del PSOE y el personal de la delegación de la Fundación Soros en Barcelona?

Aliena

Sí, sí… lo que parece claro es que la generosidad fue ligeramente excesiva, y que la propaganda se hizo poco, mal y sin ganas. Loable empeño el de lograr la reconciliación en esos mismos años – que no en «la Transición» – y cerrar heridas, pero se ve que el contrario de generosidad andaba más bien escaso y las consecuencias las tenemos hoy delante.

Alvar

Los anticristianos son mentirosos y homicidas desde el principio. Fin.

Rafael F.

Los actuales funcionarios del ejército de la señorita Pepis demuestran lo que son: Lacayos, serviles, cipayos. Funcionarios, en el peor sentido que se le da al término. Vale más un subalterno del Sepe, de la Tesorería GSS o un auxiliar de bibliotecas que esa banda de coleccionistas de chapas cuya, màxima, aspiración es Hacer un curso de máster en manejo de fotocopiadoras en una base USA, y cobrar buenas dietas.

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