03/05/2024 19:24

La propiedad privada, el derecho a ella y con ella el derecho a conservarla en propiedad, valga la redundancia, es uno de los principios inalienables que sustentan nuestra civilización, sin el cual una sociedad cae en la barbarie de aquellos que propugnan que nadie tiene derecho a poseer, salvo el Estado, que todo es de todos, salvo, eso sí, lo que es de ellos, de esos mismos que denuestan la propiedad privada, y que por ello acaban quedándose con todo, es decir, los adalides de la barbarie del marxismo, sea en su variante socialista o comunista, cuyos resultados sea donde sea que se aplique ya sabemos cuáles son.

En España, un anciano que defendió su propiedad privada, al tiempo que su vida, ha sido condenado a seis años por matar, en defensa de ambas, al intruso que se había colado en su propiedad; en Canarias, 800 propietarios de segundas residencias, adquiridas legalmente y con el sudor de su frente, han sido multados con hasta 2.250 euros por negarse a “ceder” dichas propiedades privadas a una supuesta “entidad turística” que con ellas iba a… terminar alojando inmigrantes ilegales; en Madrid, quien cede al Ayuntamiento su vivienda para que la alquile con todas las supuestas garantías municipales a su favor, deriva en que el consistorio a su vez encarga a una ONG de tal hecho que rápidamente entrega el piso a vagos y maleantes y se desentiende tras cobrar la oportuna subvención de la que viven sus “voluntarios”, dejando al propietario el marrón porque, por supuesto, el Ayuntamiento también se inhibe; para no extenderme, todos sabemos que la okupación de viviendas, es decir, su robo, al que sólo le falta que se las lleven puestas, algo técnicamente imposible por ahora pero que es cuestión de tiempo verlo, es una plaga amparada y consolidada porque a los dirigentes políticos de casi toda mala ralea, que lo son prácticamente todos, no les da la gana legislar como debieran… ni en esto ni en nada.

Con todo lo dicho, que son botón de muestra reales de lo que está ocurriendo, a lo que hay que sumar que para conseguir el desalojo de los okupantes se precisan años de pleitos, y que los ganes, el pago de sustanciosos honorarios de abogados y la reforma integral de la vivienda tras contemplar cómo ha sido destruida hasta los cimientos por los okupas el día antes de tener que abandonarla, podemos asegurar que, de facto, la propiedad privada ha sido abolida en España. Junto a todo, ya de por sí grave, la cosa es más hiriente aún cuando parte de lo que sucede se permite, ampara e incluso se protege en aras a una supuesta “política social” en beneficio, también supuestamente, de los más necesitados.

Durante la etapa de gobierno de Francisco Franco, siendo las primeras ya construidas durante los difíciles años cuarenta, se construyeron entre públicas y privadas, el 75 por ciento de aquéllas que de éstas, cuatro millones de viviendas sociales de tres clases que de inmediato se entregaban con alquileres simbólicos por testimoniales, a los más necesitados de ellas; viviendas que terminaban por pasar a ser de su propiedad privada. Por el contrario, y como vemos, hoy la labor en realidad socialista, que no social, por favor no confundir los términos, –en la que los del otro color están de acuerdo porque cuando pueden y deben nada hacen para darle la vuelta a la tortilla–, pretende robar la propiedad privada del que tiene más de una para entregarla a individuos que en realidad las necesitan sólo porque no les da la gana trabajar, y además legalmente, para poder adquirirlas y, por supuesto, también legalmente. La diferencia es, como vemos, abismal, entre una época y la otra.

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Si lo aquí dicho es malo, porque por uno u otro camino supone la abolición de facto de la sagrada propiedad privada, pilar de nuestra civilización, junto con otros como la familia, el matrimonio entre un hombre y una mujer, etcétera, hoy también derruidos, no les quepa la menor duda de que llegará el momento en que no sólo serán las segundas propiedades, sino las primeras, es decir, la residencia habitual en la que vivimos con nuestras familias, la que en aras de la “solidaridad” serán allanadas por algún “necesitado” que se hará con el derecho por orden de las autoridades (incompetentes) con un dormitorio con baño privado, derecho al uso de la cocina y del comedor, exigencia de wifi, y por supuesto, del mando de la televisión, sí, el suyo, el de usted… ahora que lo pienso, tal vez sea estos último, sí, eso del mando, lo que haga que por fin reacciones como se debe.

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Sigfrido

Estimado Francisco :

Sabe Vd, esa canción de por el monte la sardina tralará. Todo es un sinsentido, todo vale. Este País lo han convertido en una enorme «mierda», de hedor insoportable. comunismo puro y duro.

Un abrazo

Miguel Armijo

Totalmente de acuerdo en que este país ( no es nación ) ha sido convertido en mierda, somos irrelevantes internacionalmente y nuestra clase política e institucional es mayoritariamente irracional y repugnante.
En España la propiedad privada «NO ES UN DERECHO FUNDAMENTAL», único país occidental que presenta estas características; los padres de esta mierda de Constitución así lo decidieron, el Art 33 de la CE lo trata como un «BIEN JURÍDICO», pero el art.33-3 dice más o menos, que te lo pueden quitar ( supongo que el gobierno ) por causa justificada de utilidad pública o interés social….. Es decir argumentando lo que le salga de los cohones a alguien….!!
Ya hemos llegado a ese atropello, inimaginable hace pocos años… vemos una vez más que la gente vota sin saber y sin leer lo que vota, y ahora tenemos las consecuencias.
D. BLAS LO TUVO SIEMPRE CLARO……..

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