29/04/2024 22:34
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Los resultados electorales del 28 de mayo han sido contundentes. Han dejado claro que los españoles no desean, por amplia mayoría, que en los territorios de España pueda seguir la izquierda sanchista y sus adláteres, con los programas que venían desarrollando. Por ello han dado a los partidos PP y Vox, en conjunto, la oportunidad de revertir esas políticas que han creado graves conflictos y que no contribuyen a la convivencia democrática que propugna nuestra Constitución. Conviene subrayar que el problema más trascendente es el político, junto al cual se ha unido el económico, centrado en el despilfarro que Sánchez ha hecho de los recursos públicos, que nos ha llevado a unas tasas de endeudamiento, déficit público, prima de riesgo y desempleo que nos sitúan en la peor posición en Europa y que son inasumibles.

Las agresiones políticas que la izquierda ha hecho a la Transición y a la Constitución deben ser revertidas. En 1978 aprobamos, en un proceso de transición y reconciliación, una constitución democrática para España. Las leyes de Memoria Histórica de Zapatero, y ahora de Sánchez, van en contra de ese espíritu de reconciliación por lo que deben ser abolidas de inmediato.

Por otra parte, los tres primeros artículos constitucionales están gravemente afectados. El Estado de Derecho ha quedado muy tocado cuando se ha eliminado el delito de sedición y se ha modificado el delito de malversación, con el propósito de poner en libertad, gratis total, a delincuentes miembros de partidos que forman el actual gobierno Frankenstein. Asimismo, la soberanía del pueblo español está en entredicho, ya que se la quiere fragmentar en diecisiete soberanías distintas

Igualmente, el artículo segundo está siendo atacado ya que establece que la Constitución se fundamenta en la unidad indisoluble de la nación española y esa unidad se quiere romper. También se está atacando al artículo tercero, que establece el idioma castellano como lengua común y, por tanto, propia y vertebradora de la comunicación de todos los ciudadanos de España. Los intentos de excluirla o marginarla son un torpedo para acabar con España, además de ser absurdo el pretender que se renuncie a una lengua que hablan 500 millones de personas en el mundo.

Junto a estos temas de envergadura política hay que señalar otros de interés nacional de carácter vertebrador, integrador y solidario que es necesario abordar con urgencia. Entre ellos cabe citar un Plan Hidrológico Nacional, que evite que se viertan al mar aguas que podrían regar la España seca; el desarrollo de las zonas de la España vacía y una reforestación global de toda España. Estas y otras políticas deben desarrollarse con un enfoque nacional, en un contexto de cooperación y solidaridad interterritorial.

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Para abordar estos temas urgentes y básicos es ineludible un acuerdo entre el Partido Popular y Vox y partidos menores que representen a la derecha española.

No debería ser difícil lograr acuerdos concretos ante estos temas. Ahora bien, para que PP y Vox puedan transmitir a la sociedad una imagen de cooperación y firmeza es necesario un claro gesto que manifieste que existe confianza y colaboración mutua entre ambos partidos. Ese gesto pasa, ineludiblemente, por la constitución de gobiernos de coalición en las Autonomías y Municipios. Hay importantes precedentes de gobiernos de coalición, como es el caso de PP y Ciudadanos. Pretender no hacerlos ahora con VOX, tras el excelente resultado electoral de este partido, es tanto como descalificarlo y, de facto, seguir manteniendo el injusto “cordón sanitario” que el PP y el traidor Ciudadanos le aplicaron. Hasta el momento VOX es irreprochable en cuanto a su lealtad y respeto de los pactos con el PP.

Un acuerdo es imprescindible. Tendría la ventaja de dar una imagen de derecha nacional integradora, solidaria y moderada, ante las elecciones generales del 23 de julio. Cerrarse a un acuerdo con VOX implicaría que el PP no se ha dado aún cuenta de quién es el adversario a batir. No supo hacerlo cuando se abstuvo en la reciente moción de censura en la que VOX, tras ver rechazada por el PP su oferta de consensuar al candidato, propuso a Tamames, el cual dio una imagen de moderación, integración y patriótico sentido común.

Confiemos en que PP y VOX sean capaces de reflejar lo que la mayoría de votantes de la derecha han indicado. Ese entendimiento sería atractivo incluso para muchos socialistas moderados en las próximas elecciones generales. El balón está en el tejado del PP el cual será responsable de tomar la decisión de optar por el sistema de Castilla León o rechazarlo.

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