04/05/2024 03:21
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Nos trasladamos en alma a la isla Little Saint-James refugio de pederastas, conocida como la isla de Epstein. La caridad como virtud cristiana excluye la crítica del difunto y Epstein es un difunto mal que le pese pues lo suicidaron en una cárcel americana.

Y hasta el momento de su eutanasia, perdón suicidio asistido por alguno de los que aparecen en su lista, la “lista de Epstein”, los medios oficiales contaban partes inconexas de las travesuras del finado.

Después de su eutanasia, el silencio se apoderó de la prensa.

Luego la viuda fue juzgada y encarcelada sin que hasta la fecha conozcamos cuando se le ocurrirá suicidarse.

Desde el juicio de la Maxwell el silencio es absoluto.

El 23 de febrero pasado, fecha complotista, varias listas se publicaron al mismo tiempo.

Alguna era explicita y señalaba con nombre, apellido y domicilio a los pedófilos abusadores de chicas menores de edad.

Otras listas repetían los mismos apellidos de políticos y famosos del cine expresando que podían no ser pedófilos puesto que habiendo frecuentado la isla de Epstein o por lo menos los aviones de su compañía, denominada con cariño como Lolita Airways, no aparecen como denunciados por ninguna de las menores abusadas y violadas.

Entre los nombres de famosos – que no pedófilos adverados – figura un tal Aznar, José, cuyo parecido con nuestro mejor presidente de la democracia, parece pura coincidencia.

En esa lista de personas que, por supuesto nada tienen que ver con Epstein y sus pedófilos socios, amigos o lo que sean, figura otro conocido nuestro, Alejandro Agag que, según mis informantes, pudiera ser el yerno de José María Aznar López, ese sí, seguro, el mejor presidente de la democracia española.

Si la aparición en esas listas de Aznar, José y Alejandro Agag es fruto de una coincidencia nominativa y nada tienen ambos que ver ni con la pedofilia demostrada en esa isla de Lucifer, me preocupa que estas dos personas de bien, sedicentes católicos, el primero todavía afiliado al PP, no hayan sacado ni una sola línea para desmentir que ellos, por supuesto, ni han ido a la isla de marras, ni han puesto sus ipurmasailak en los asientos de la Lolita Airways.

Desde luego, por mi parte, aseguro que ninguno de estas benditas personas es pedófilo ni nada que se parezca a este vicio, al parecer, de ingleses y americanos.

Qué hacen los dos negritos Obama en la lista

Sorprende y mucho la aparición de la expareja presidencial Obama en las listas de famosos.

El matrimonio Obama, Barack y Michael, dos mariconazos, con toda evidencia no tenían ningún interés en las chicas menores.

Tampoco estos dos maricones iban a pasar un fin de semana en la mansión de Epstein para disfrutar de la comida o de las playas… pero, ¿qué hacían en la isla?

Ante el silencio absoluto de la prensa – y de los dos negritos – se abre una línea de investigación que propongo a los “grandes” medios que pueden iniciar, por supuesto, respetando la intimidad de estos dos mariconazos y no prejuzgando los supuestos delitos – terribles – que se les pudieran atribuir.

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La prensa, el FBI, la policía, los jueces de la “democrática” nación americana, ejemplo de moral, rectitud, respeto a los llamados derechos humanos, no tienen nada que decir…

Cuando un político, dígase Trump o el príncipe Edward, acuden a un prostíbulo de chicas menores se supone que es para violarlas o, por lo menos para disfrutar de ellas.

Pero, pero cuando dos maricones acuden a ese prostíbulo no es para acostarse con chicas… sino con chicos… el relato oficial se quiebra sin que pueda ofrecerse una explicación convincente.

Y se descubre la parte horrible e inquietante de la pedofilia masculina y abuso de chicos o muy posiblemente de niños muy pequeños y que no solo son violados sino torturados y al final del abuso luciferino los matan, posiblemente por dos razones, la primera que no puedan denunciarles y la segunda, beber su sangre, fuente – según los científicos de los pedófilos – de eterna juventud por el adenocromo que contiene.

El discurso del abuso de chicas oculta el horrible sacrificio de niños de muy corta edad cuyo asesinato es un repugnante ejercicio ritual satánico del que la parejita Obama ya estaba acusada en plataformas como crowbunker.com,  en el escándalo denominado Pizzagate de violación, tortura y sacrificio de niños que después de degollarlos en un ritual satánico, los celebrantes bebían su sangre.

Por supuesto que el hecho de que los Obamas, Barack y Michael, estén en las listas de Epstein no supone para nada que pudiera sospecharse de la comisión de horribles delitos de crímenes contra niños. Es solo una suposición sin ningún fundamento.

El hecho de que también se encuentren en la lista del Pizzagate tampoco quiere decir nada. Es pura coincidencia. Exactamente como la presencia en las listas de Aznar, José y Alejandro Agag; coincidencia pura.

Dos negritos mas dos negritas, suman cuatro negritos

La suma anterior no supone para nada una manifestación racista sino una formulación matemática que, apoyada en las matemáticas tradicionales de toda la vida, producen en resultado final de cuatro negritos.

La Historia democrática de los Estados Unidos no contempla una sola verdad y su confluencia con la nuestra, la Historia de España, es un conjunto de desencuentros en el que la parte católica y cristiana de nuestra Patria, ha salido siempre destrozada, escarnecida, ninguneada, sobornada y en muchas ocasiones, esos Estados Unidos pedófilos nos han dado un ejemplo extraordinario de “valores democráticos”.

Si el preludio de esta Historia de un premio Nobel de la Paz, premio ganado sin duda alguna por los esfuerzos de Barack Obama en promover la Paz promoviendo guerras en el Medio Oriente, en Ucrania, bueno, brevemente en casi todos los países del orbe, creando organizaciones terroristas como el ISIS o estado islámico, el frente Al-Nusra, Boko Ahram… como escribo, premio Nobel ganado con Justicia.

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Y si la biografía oficial de Obama nos muestra una esposa, Michelle, ilustre con su Diploma de Abogado, obtenido en una universidad de postín de los Estados Unidos y, además, madre ejemplar de dos preciosas negritas Sasha y Malia Obama, por supuesto, la realidad, escribo bien la realidad, es algo diferente.

Resulta que la tal Michelle no es tal sino Michael un mariconazo que desde su adolescencia era y es el novio de Obama, Barack, otro mariconazo.

De verdad y nadie ni los Obama pueden escandalizarse de ser maricones, tienen toda la libertad de ejercer sus derechos sexuales como Lucifer les dé a entender.

Lo que no pueden hacer es reírse del mundo entero imponiéndonos su ideología LGTBI y decorando con sus colorines la Casa Blanca – o negra – y despreciando el “orgullo Gay” que, también nos obligan a que nos lo traguemos y, ellos, Barack y Michael, repito dos maricones, NO reconozcan que lo son, solo por sentirse orgullosos de serlo…

Pero su engaño no se queda en la “renuncia del orgullo” sino que se sienten satisfechos de formar una familia feliz dando, es un decir, a luz a dos simpáticas negritas que, creo que ya no son tales, por haber dejado de ser “negritas”.

La familia Obama es un modelo de “familia” al nuevo estilo español de las señoras – o lo que quieran ser – las Montero y Belarra, inventoras de 16 tipos de familias… derrochando, por supuesto, una imaginación inconmensurable, pero, pero y los tiros los disparos por esta “nueva categoría de familia” NO prevista por las podemitas, en el sentido de atreverme a calificarla como “familia dos más dos…”

Los puntos suspensivos aluden a la imposible descripción de dos maricones que se esconden en su armario y dos chicas que ni siendo propias ni adoptadas ni robadas sino “cedidas” aceptan formar una extraña familia, diríamos que de “imposible clasificación”.

Lo anterior, por supuesto, NO es un alegato racista, ni tampoco una critica al extraordinario trabajo de las señoras Montero y Belarra en clasificar los numerosos tipos de familias posibles, sino una propuesta de familia que en su ímprobo esfuerzo han olvidado.

Tampoco lo escrito pretende denigrar la extraordinaria y estimada condición sexual de los maricones a los que respeto como ellos nos respetan a los que reconocemos estar en el error de ser hombres con las terribles connotaciones que la calificación conlleva de violación, machismo…

Por supuesto, que este escrito lo que propone es algo tan sencillo como una humilde contribución a un nuevo tipo de familia.

Tampoco se pretende ni criticar la supuesta pedofilia de los que con nombres y apellidos aparecen en este escrito.

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Príncipe EDUARDO.

Alejandro Toledano

Como participio sí existe.

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