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Hoy diecinueve años del espanto. 11-S, inescindible de nuestro 11-M y del 7- J británico. Memento Wesley Clark. Guerras de Afganistan e Iraq primeros hitos de un preconcebido plan de ocupación de seis países más de Oriente Medio en el intervalo de un lustro. Verbigracia. Siria, Líbano, Libia, Sudan, Somalia e Irán. Faltaba tan solo una mayor y fervorosa implicación de las naciones europeas, algo reacias y dubitativas. El 11-M, vuelta de tuerca al 11-S, despiadada manera de persuadir a las «cobardes» opiniones públicas de la perentoria necesidad de guerrear, cortocircuitar (falsas) amenazas y reconfigurar definitivamente la cartografía de Oriente Medio.

Nuestros gobiernos nos matan y nos mienten

Pero tampoco podemos escindir la falsa bandera del 11-S de nuestra falsa bandera coronavírica. Y de otras tantas. Ir modestamente ubicando sueltas piececitas del puzle del embustero horror que nos circunda. Ya sea por las guerras inducidas – cuyas secuelas a nivel internacional devienen sinsentido y delirio – ya sea por el precio casi desorbitado de la gasolina que todos consumimos a diario, ya sea porque la tecnovigilancia totalitaria se fue perfeccionando tras los atentados de Nueva York ( utilizando como pretexto una falsa amenaza: ayer yihadismo, hoy inexistentes virus), no existe aspecto de nuestra vidas cotidianas que no haya sido mediado, aunque de manera tangencial, por aquellos dolorosos hechos. Muy dolorosos, porque víctimas masacradas existen. Y lo penoso del asunto es llegar a pensar que tu propio gobierno- utilizando a marionetas con chilaba- haya asesinado a tu familiar.

Engaño global                                              

El director del documental que mejor cuestiona la bandera falsa- ¿autoatentado?- sigue siendo el de Massimo Mazzuco, Engaño global (11 settembre 2001 – Inganno globale). Toda la versión oficial, hecha trizas. Les dejo con sus palabras literales. «Esta película-encuesta intenta aclarar la situación,  diferenciando las acusaciones ridículas de las verdaderas responsabilidades no asumidas, en el intento de evitar que debido a la inconsistencia de las primeras, se oculten las segundas. Y lo hace adscribiéndose rigurosamente a hechos documentados y fácilmente verificables por todos nosotros. No existe la ´teoría del complot`, sólo existen respuestas poco claras de parte de los gobiernos. Nosotros sólo queremos aclaraciones».

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Pues eso, un mínimo, qué menos, que nuestras ilegítimas autoridades no maten ni mientan tanto. En fin.

 

Autor

Luys Coleto
Luys Coleto
Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.