11/05/2024 13:05
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Antes del día de ayer, solo había participado en una manifestación tres veces en mi vida: la primera cuando estaba en  la universidad y era el partido comunista quien las convocaba. Muchos años más tarde, siendo ya liberal, estuve en la manifestación por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, y la tercera fue en Madrid, cuando nos parecía que el peor presidente del mundo era Zapatero – ¡Qué equivocados estábamos!-…

         Ayer mañana he estado en la manifestación más respetuosa y educada a la que he asistido. Cuando la izquierda pierda el poder ya veremos manifestaciones con roturas de cristales, quema de contenedores y todas las cosas chulas que a la izquierda le gusta hacer… pero lo de Torrevieja ha sido diferente: pacífica, respetuosa, e intensamente solidaria. Y eso que está en juego nada más y nada menos que la salud de todos los vecinos.

         Propagar las ideas liberales siempre es una tarea complicada, sobre todo cuando encontramos que los expertos en la ideología de izquierdas están en las redes sociales, en la universidad, la política y la cultura, y han conseguido hacer impenetrables sus ideas frente a cualquier otra forma de entender la vida.  No se entiende por qué es tan complicado convocar una protesta, que como en el caso de hoy, tenía el noble propósito de reivindicar una mejor sanidad pública en Torrevieja, un propósito que debería ser compartido por todos.

         Las ideas de Gramsci, y las de Lukács conformaron el denominado “terrorismo cultural”, con la finalidad de contraponer toda una pléyade de movimientos encaminados a acabar con la tradición judeocristiana, tales como el feminismo, el ecologismo, movimientos LGTBIs, pacifismo, new age, veganismo y todos aquellos basados en el relativismo moral, siendo los primeros en trasladar la lucha de clases al terreno de la cultura y de la comunicación social que hoy día nos parecen tan políticamente correctas y no nos extraña ver a miles de manifestantes pidiendo más feminismo, la defensa de los okupas o más derechos para los colectivos LGTBI, pero para apoyar una mejor sanidad pública, cuando gobierna la izquierda, solo unos pocos ciudadanos hemos participado en esa manifestación tan liberal y respetuosa.

Cuando Willi Münzemberg, dirigió la Kommintern, marcó como objetivo prioritario inculcar en la mentalidad de los jóvenes occidentales la idea de que las críticas a las dictaduras socialistas solo provenían de personas fanáticas, de muy escasa calidad intelectual y próximas a ideas fascistas, mientras que los defensores del socialismo real eran gente de elevado refinamiento intelectual, progresistas, una especie de elegidos por Dios para la defensa de la humanidad. Por eso el único partido liberal en España, que es VOX, les molesta tanto a todos los seguidores de esta estrategia, que cada vez incluye a más partidos políticos, aunque no sean los comunistas de Münzemberg.

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         Después de más de cien años de consignas, el éxito cada vez está más claro. Debemos recordar que ya el Comité Central del Partido Comunista, en 1943 decía: “Nuestros camaradas y los miembros de las organizaciones amigas, deben continuamente avergonzar, desacreditar y degradar a nuestros críticos. Cuando los obstruccionistas se vuelven demasiado irritantes, hay que etiquetarlos como fascistas o nazis, siendo esta asociación de ideas, después de haber sido repetidas en múltiples ocasiones la que calará en la conciencia de la gente”, aunque la realidad es que tanto fascismo como nazismo fueron movimientos surgidos de la órbita socialista.

         Creo que la mente de muchos ciudadanos que no se han manifestado ayer mañana frente al hospital de Torrevieja está contaminada por la idea de que la política es peligrosa, incomprensible y una amenaza. Prefieren que sean otros los que se manifiesten, los que se arriesguen y los que protesten. Ven preferible dejar las acciones en manos de otros, sin darse cuenta de que la inmensa mayoría de las veces, eso es lo que esperan los manipuladores de la ideología impermeable de izquierdas, pero en el caso de esta protesta fue una manifestación de libertad, de amor a un pueblo y a su gente.

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Salvador Ruso Pacheco
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