04/05/2024 10:45

Una de las falacias más elaboradas por la izquierda es que la sanidad pública en España es de las mejores del mundo y mucho mejor que la privada.

La sanidad debe ser observada como un servicio que tiene un coste, y la economía pública debería aplicar el principio de la racionalidad, según el cual se debe elegir el método de producción de cualquier bien o servicio público que minimice el coste, garantizando la mejor calidad.

La libre elección del prestador del servicio viene funcionando en España desde hace más de 50 años, aunque solo para los colectivos de funcionarios, fuerzas de orden público, militares y empleados de ayuntamientos. En estos grupos, a través de sus mutualidades, pueden elegir que la prestación sanitaria la realice bien el sistema público o compañías de seguros privadas. Más del 90% de esas personas eligen la prestación del servicio sanitario a través de una aseguradora privada – deben estar locos- y a las mutualidades les resulta un 50% más barato contratar con empresas privadas que si el funcionario elige la sanidad pública.

En 2010 Price Waterhouse Coopers estudió el gasto sanitario público en España, encontrando que fue un 50% más caro cuando la prestación la hace la sanidad pública que cuando el servicio es prestado por empresas privadas de sanidad.

En España se puso en marcha un modelo de gestión privada manteniendo la propiedad pública del hospital, que se impulsó en la Comunidad Valenciana, conocido como “modelo Alzira” ya que fue allí donde primero se implantó.

En Torrevieja tuvimos la suerte de disfrutar de ese modelo de gestión durante quince años, hasta que el 16 de octubre de 2021, sin aplicar ningún criterio técnico, el gobierno socialista del PSOE decidió no renovar la concesión y pasar a ser otro hospital público gestionado por la Administración, a pesar de que la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat lo catalogó como el hospital más eficiente de toda la red de los hospitales públicos de nuestra Comunidad, siendo de promedio un 30 % más eficiente que el resto.

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Las consecuencias de la reversión del hospital tras dos años de gestión pública han sido un aumento al doble de los pacientes en lista de espera quirúrgica, con una demora que pasó de 57 a 109 días. La lista de espera de las especialidades pasó de 43 a 136 días. La demora para realizar pruebas diagnósticas de 63 a 338 días, los tiempos de atención en urgencias de 50 a 200 minutos y en atención primaria pasó de 3 a 8 días.

Las consecuencias económicas de esa decisión son igual de malas que las asistenciales, siendo el hospital de Torrevieja el que más creció en gasto en 2023 de toda la Comunidad Valenciana, incrementándose en un 19% en el último año, de forma que a final 2023 el gasto se habrá incrementado en 46,5 millones de euros con respecto al año anterior.

En los primeros meses de este año y para frenar el descontento ciudadano la Conselleria socialista incrementó en 11 millones de euros el gasto en personal, en 2.84 millones en material sanitario, pero sobre todo incrementó un 73% las derivaciones a hospitales privados para aparentar que la problemática se estaba arreglando.

El sistema público de asistencia sanitaria no solo es mucho más caro que el privado, sino que tiende a desincentivar a los profesionales, al recibir el mismo sueldo los más brillantes y trabajadores como los que en lugar de trabajar pasean su cuerpo por el hospital y entorpecen a los pocos profesionales que trabajan con dedicación, eficacia y vocación.

La única forma de garantizar que la sanidad sea un bien universal y gratuito para los españoles en los próximos años es que la gestión de este recurso pase a ser privada, y que la administración controle y garantice la calidad del servicio, en lugar de ser un servicio donde hacer demagogia e ideología partidista.

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Tras 6 meses de gestión por parte del nuevo gobierno de coalición PP-VOX no ha mejorado ni la asistencia ni el gasto hospitalario.

Lo que al Partido Popular le funcionó perfectamente fue la sanidad valenciana, cuando implantó el modelo Alzira a pesar de las algaradas de los sindicalistas- que están para eso y para vivir del presupuesto público- y mi recuerdo para el Dr. Joaquín Farnós que fue el Conseller que realizó el milagro de la sanidad valenciana aún a costa de que un valiente sindicalista le golpeara con el asta de una bandera en la cabeza, el día de la inauguración del hospital de Alzira. El actual gobierno de la Generalitat debe estar a la altura de lo que hizo el gobierno de Eduardo Zaplana y el Conseller Farnós a pesar de las algaradas y violencia que sin duda los sindicalistas extorsionadores pondrán en marcha. Hoy los ciudadanos están mucho más hartos del PSOE y de los sindicatos que hace 25 años y los votantes de la Vega Baja del Segura no olvidarán a este gobierno si vuelve a revertir a gestión privada el hospital de Torrevieja, y lo premiarán con su confianza en las urnas.

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