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El refrán es certero y oportuno…. “Hasta la muerte, pie fuerte”. De lo contrario, cuando la mente ya no está como debiera y la tensión que en el comportamiento hemos mantenido a lo largo de la vida flaquea, podemos caer en situaciones y comportamientos que, de un plumazo, pueden destrozar toda nuestra trayectoria vital, convirtiéndonos en fantoches. Muñecos de feria para hacer reír: un premio Nobel que pasará a la historia por liarse a los noventa años con Isabel Preysler y declarar que se “tiraba pedos”, y declarar la susodicha, que al peruano “no se le levantaba la pichula”. Y una señora que a punto de irse al “más allá”, paseó su pasión amorosa con su buscavidas argentino por toda la prensa nacional. Dos ancianos de hacer reír.
Este tiempo nuestro, el que venimos viviendo, principalmente en España, ha trastocado hasta el sentido común, acelerando en las personas comportamientos opuestos a las virtudes que son esenciales para llevar una vida digna y mantener un orden social justo, equilibrado y en paz.
Al español de nuestro tiempo, en general, le falta madurez y sabiduría, por eso carece del sentido de la oportunidad para saber cómo debe actuar o hablar. Carece de sentido de justicia para juzgar; de fortaleza para anteponer la voluntad a la malicia; y de templanza, porque en él predominan las apetencias, el interés y el desorden de la concupiscencia.
El tiempo que vivimos, absolutamente corrupto e inmoral, ha dejado de tener referentes públicos a imitar, desde el rey Emérito a los políticos y más allá. No es de extrañar que los jóvenes, a quien tanto se critica, estén perdidos, aunque yo diría, que más que perdidos, están ausentes de una realidad que no les aporta nada. De ahí, el tedio y hasta los suicidios, que es otro de los componentes de la “marca España”: Valores, como el Orgullo LGTBI. Cultura, aborto, eutanasia y derecho a la adopción a homosexuales y lesbianas. Y símbolos, como las banderas separatistas.
Viene a cuento decir, que los cuatro años que seguramente tendrá VOX en el Gobierno de España, deben ser una apuesta no tanto por finiquitar el “sanchismo” como el sistema.
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Vargas Llosa no sólo no es español, y bien que los peruanos nos lo dicen todos los días ( «¡Mario es nuestro, el Premio Nobel es nuestro!» ), sino que es un jeta, que además de opinar sobre lo que es asunto suyo y lo que no, poniendo un pie en cada orilla del Atlántico ( una perla: debemos estar orgullosos de que los inmigrantes quieran venir a España y acogerles, esto dicho desde su mansión de Londres ), sino saltando de partido en partido y de subvención en subvención – frase de César Vidal. Un tipo que, escocido porque en su país tuvieron el buen gusto de no votarle, se vino a España, donde no sólo se le regaló la nacionalidad sino que se le escucha como si tuviera la más mínima autoridad por haber sido buen escritor – amén de bastante desagradable – en tiempos pretéritos y por liarse con una filipina recauchutada. ¿Esto es «España»? Por favor, si nos vamos a merecer la desaparición, la extinción.
Creo que es usted muy duro con don Mario.
A todos nos asusta la vejez, y entiendo que haya querido rehacer su vida…
¡Pero yo hubiera preferido dos de 35 años, a una de setenta y tantos, y, encima, recauchutada, que le han estirado tanto la piel que su cara más parece un cuero viejo, que otra cosa!
De cualquier forma, su calidad literaria es innegable, y lo mucho que ha hecho por divulgar el español en todo el mundo, también.
(Sobre la otra no diga nada, pues no me gusta hablar de petardas…).
Vargas Llosa es un imbécil.
Estimado Pablo:
Tienes toda la razón. Vargas Llosa es un metomentodo que opina de lo que no sabe. Y María Teresa Campos (con la que no debemos ensañarnos mucho por su enfermedad) siempre me ha parecido una petarda como presentadora, además de un icono progre. En su vida privada no entro, aunque creo que Bigote Arrocet (chileno nacido en Argentina) hizo bien en romper esa relación. Saludos, amigo.
como escritor Vargas es mediocre