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No es la primera vez que en el parlamento español se producen amenazas, insultos y descalificaciones, pero posiblemente, si sea la primera donde un Vice Presidente de un gobierno, amenace con expulsar del país a cuatro millones de españoles a los que califico de parásitos. Pablo Iglesias, no contento solo con esto, mostró su orgullo de ser comunista y de estar dentro de una organización donde se encuentra también el PCE, un partido que está a punto de cumplir cien años y que tiene las manos manchadas de sangre, cuestión que parece importar muy poco al «Marques de Galapagar». Que el Partido Comunista de España, después de su pasado de terror, odio y crimen, después de su colaboración con ETA y de aplaudir varios de los atentados de la banda terrorista y de reírse de las víctimas, cumpla cien años, es un anacronismo histórico, que solo se produce en países como el nuestro que van camino de la bolivarización.

Pablo Iglesias saco su estilo, su rostro más chulesco, fanfarrón y de mamarracho de taberna, de matón de barrio, afirmando que «se quitarán de encima la inmundicia que ellos representan». Pablo Iglesias miente, cosa que por otro lado es muy habitual entre los comunistas, cosa que no debe extrañarnos. Pablo Iglesias cumple con el manual de buen comunista, agresivo y tirando de matonismo. Iglesias obvia que si alguien se quito de encima el pueblo español, durante el siglo XX, fue precisamente a ellos, a los comunistas, después de que la ciudadanía acabara harta de sus crímenes, matanzas y violaciones. Sentirse orgulloso de una ideología que es la causante de la muerte de más de 100 millones de personas, únicamente durante el siglo XX, es de ser un desequilibrado mental, un enfermo, un psicópata o un malvado. Es muy posible que Pablo Iglesias reúna cada una de estas cualidades en su persona. Pablo Iglesias en su locura y megalomanía, se atrevía decir que países como España, Francia e Italia deben su democracia y régimen de libertades a los comunistas. Semejante aberración, solo puede salir de la boca de un «tarado». Comunistas, que por otro lado, solo mataban y asesinaban en la retaguardia. En Francia e Italia, a pesar de los comunistas, se llego a implantar la democracia. No pasaría lo mismo en Albania y a punto estuvo de no pasar en Grecia, donde al final se les consiguió expulsar. El comunismo triunfo en los países del este de Europa y de democrático solo tenían el nombre. Ser comunista es odiar la libertad y la democracia. Es incompatible ser comunista con la de ser demócrata.

Guste o no guste, es Franco con su victoria sobre el Frente Popular, el que crea las condiciones adecuadas para que en España se imponga un régimen de libertades, es quien trae la democracia a España, lo demás es hacerse trampas al solitario. Los españoles, en su infinita generosidad, permitieron la incorporación de Comunistas y Socialistas a la vida pública y política, sin haberles exigido arrepentimiento por su criminal pasado. Un error que a día de hoy estamos pagando. Están reescribiendo la historia y blanqueando su pasado, resultando que ahora les debemos a ellos la libertad y la democracia y nuestra propia existencia. Es indigno que aquellos que colaboraron con bandas armadas, aquellos que encubrieron a criminales y colaboraron con atentados, se nos presenten como libertadores. Pablo Casado se encuentra en una dicotomía, en una coyuntura, o salva el bipartidismo, apoyando a este gobierno cuya incompetencia está costando vidas, o esta con España y lo tumba. No queda otra, pero apoyar a Sánchez e Iglesias te hace cómplice de su gestión, te convierte en culpable de lo que todavía está por llegar. Si el comunista Iglesias esta de Vice Presidente del gobierno, es porque el socialista Sánchez se lo consiente. La única diferencia entre ambos, es su grado de maldad, y creo que en eso existen pocas diferencia. El Partido Popular debe elegir, o con los españoles, o con los enterradores.

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Javier Garcia Isac /director radioya.es

Autor

REDACCIÓN