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Hará unos setenta años que comprendí una realidad, origen de una tesis que ha sido fundamento de mi actuación y argumento de mis charlas. La resumiría así:
“España ha perdido ‘fuelle’ y, contra lo que parecía lógico, –después de la gran Victoria obtenida en la última Cruzada contra la Sinagoga de Satanás, desde 1936 a 1939—los españoles de hoy, ya no seremos capaces de una ‘nueva Reconquista’, ni de ‘recuperar el peso’ que nos corresponde en el mundo…”
El tiempo me ha ido dando motivos para confirmarla y comprobar que con los restos mortales del ´Caudillo enterramos, en Cuelgamuros los ‘genes’ capaces de fraguar nuevamente, la España una, grande y libre que nos dejó la mejor generación de españoles de los últimos quinientos años. La consecuencia es muy lógica: Serán los pueblos jóvenes de Hispanoamérica quienes asumirán la responsabilidad de imponer la Hispanidad frente y contra la Sinagoga de Satanás –y sus agentes anglófonos que han contribuido a su difusión y omnipotencia–, ¡ese Amo esclavizador!
Creo estar en el momento oportuno y en la hora precisa para pedir a los pueblos hispanos, tanto de América como de Filipinas que, transcurridos dos siglos desde que los españoles peninsulares –¡traidores a su Patria y agentes de la Sinagoga de Satanás, como canallas masones!– lucharon contra los criollos e indios principalmente por seguir fieles a España, recapaciten y recreen la fuerza de la HISPANIDAD. Fueron los canallas renegados peninsulares de ambas orillas, los principales responsables en la destrucción del Imperio español, ¡aquel modelo civilizador e integrador! ¡Irrepetible!
Doscientos años, poseen la virtud de aclarar la vista a los inteligentes. España no ha sabido mostrar al Mundo lo que nos debe, e Hispanoamérica debe hacerlo en gratitud por lo recibido. Piensen que, tras lograr su INDEPENDENCIA, nuestras antiguas Provincias, fueron “saqueadas” impunemente por las empresas extranjeras inglesas y gringas con la colaboración de los sinvergüenzas gobernantes corruptos y ladrones, cuando España las había dejado con todas sus riquezas en sus tierras y con todos los derechos y –sobre todo– con las vidas, de sus indios y mestizos garantizadas.
¡Qué triste comprobar la realidad, de ver a quienes alardeaban de portadores de “más libertad” a los españoles de las “provincias de ultramar”, lo primero que hicieron fue despojar a los indios de sus tierras y matarlos, imitando a sus “amos” ingleses y yanquis, con quienes se repartieron las riquezas que España dejó íntegras en las nuevas naciones independientes!
Queridos españoles de América, los hispanos de la Península–¡los inteligentes!– sabemos que si os unís y si nos unimos podremos anular las agendas del 30, del 50 y del año que sean, que tratan de imponernos los hijos de Satanás de siempre.
Porque somos más y, además, “somos mejores”, porque nuestra Fe es la verdadera y nuestro Dios, “Uno y Trino” es ¡el Único! Y, porque nos une una lengua insuperable y una cultura inmejorable. Sacudiros el complejo de inferioridad: esa arma que los sajones han sabido utilizar contra vosotros durante dos siglos, llamándoos “tercer mundo” y denigrándoos, ninguneándoos en escritos, en el cine y siempre que han tenido ocasión. Ciertamente, por otra parte, tuvisteis nuestra misma mala suerte de ver cómo a vuestro lado brotan los traidores, los sinvergüenzas, los ladrones, y los corruptos, como hongos. Eso, antes, tenía un santo remedio; y su eficacia no ha perdido fuerza.
¡Abrid los ojos y entended que podéis y debéis hacerlo!
Creo percibir que bastantes jóvenes hispanoamericanos os habéis dado cuenta — por vosotros mismos– de que es preciso hacer cuanto os propongo. Confío en vosotros porque he tratado a muchos y lleváis la sangre de vuestros padres,… ¡imperial! Y me están llegando señales de que no sueño al esperar vuestra respuesta afirmativa.
Por otra parte, sería muy triste desaprovecha la ocasión que nos brinda vivir en estos años del bicentenario de vuestra independencia sin reconocer los errores y las consecuencias de los mismos, cuando estáis recogiendo sus frutos… Cuando erais provincias del Imperio, los europeos que os visitaban quedaban admirados y os reconocían a una altura europea y superior. Doscientos años después tras ser explotados por los libertadores y sus “socios canallas extranjeros” sois naciones empobrecidas, con inmensas riquezas sin explotar, y sois juguetes en manos de multinacionales esclavistas y, principalmente, al servicio del sionismo que no os dejan levantar cabeza pues controlan a los políticos corruptos. Os engañaron como a chinos y durante dos cientos años habéis vivido en la inopia. Y ahora, para colmo os ha atacado el nuevo “coronavirus INDIGENISTA”. Unos pobres peleles, formados en Estados Unidos, con planteamientos estúpidos, quieren rematar todo lo hispano aun importante en esas tierras. El odio a España de esos zoquetes, lo es también contra sus padres que se fundieron con los españoles dando origen a la llamada “raza cósmica”, la del “mestizaje” fundamento imprescindible de la HISPANIDAD.
¿Por qué esos mequetrefes no se dan una vuelta por los Estados Unidos a charlar y comentar sus desdichas con los residuos mínimos de “indios USA o canadienses”?
Empezad por enseñar a esos “indigenistas” que si hoy hablan sus tribus en las lenguas anteriores a la civilización hispana, es porque los misioneros españoles las estudiaron, las dominaron y pusieron las bases de sus gramáticas, vocabulario, y sintáis, etc. ¿Por qué no comparan la obra de España con la anglosajona o neerlandesa? ¡Pobres tontos!
¡Haced una obra de misericordia e instruidlos un poco!”
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.