Análisis a vuelapluma: No queda duda de que Pedro Sánchez es un delincuente. Por Andrés Martínez Maestro

1- Sánchez actúa como un delincuente porque es un delincuente. y como tal debería ser tratado. Desde los inicios, cuando intentó dar una cuchillada antidemocrática con un pucherazo en las primarias del PSOE, Pedro Sánchez demostró ser un maleante. Hoy en día el partido socialista en pleno es una mafia de malhechores y canallas dignos de un juicio de Nuremberg si consideramos el genocidio de la plandemia que usaron en propio beneficio para empezar a desmantelar el Estado de Derecho.

2-Pasados los años, el sátrapa de La Moncloa persiste en la presidencia del gobierno de España mediante la mentira, el falseamiento de la realidad económica y social, y el fraude electoral. Su proyecto de desmantelamiento del Estado de Derecho, atentando incluso contra la integridad de los jueces, es de amplio y radical recorrido porque el rastro de crímenes y delitos es mayúsculamente extenso, como impune de momento, con un asalto integral al Estado español.

3-El engaño ya no es posible debido al estrecho embudo en que ha desembocado su estafa política, después de asegurarse de comprar voluntades y prostituir instituciones y medios de comunicación; por ello se ha desenmascarado en sus propósitos delictivos que sólo pueden transformarse en legales con el asalto de la Justicia. Pero no pasan inadvertidas sus fullerías más repugnantes.

Conclusión: Pedro Sánchez es un delincuente, un criminal que no se esconde y que ha usado a España para convertirla en la excrecencia de sus vanidades enfermas. La Alta Traición es evidente, la malignidad de un grupúsculo de minorías pone en peligro la estabilidad histórica de España. Pero la experiencia dicta que el delincuente es libre mientras no es detenido y juzgado, cuando en la Historia se ratifica la caída del tirano que intenta ir contra la voluntad del Pueblo. Aquí el único tirano aborrecido por el Pueblo en cien años ha sido Pedro Sánchez.

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Quien mal anda, mal acaba. Tarde o temprano el inmundo se revolcará en las vísceras de sus excesos aunque no sea cabeza abajo. El cuándo es cuestión del destino.