15/05/2024 07:22
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1- La expresión popular se manifiesta de muchos modos cuando hay un descontento en el Pueblo con sus gobernantes. Algunos se indignan sin intenciones violentas y otros matan, directamente. Durante la Revolución Francesa se decapitaron muchas cabezas, y en tiempos de paz durante la democracia los herederos jacobinos de esta siniestra que invade con arribismo a España, posan con alegría ante la cabeza de un Rajoy guillotinado o el independentismo decapita estatuas de Felipe VI y a Colón con gran jolgorio y orgullo aldeanista.

2- En las manifestaciones de Ferraz cuelgan a modo de piñata un muñeco que representa a Pedro Sánchez para manifestar con algarabía, en fiesta popular, las innúmeras indignaciones que inspira el mayor traidor de la Historia de España. La piñata consiste en un elemento que es golpeado para que, en este caso, al romperse caigan dulces navideños para deleite de los presentes. Mención especial es que el muñeco es colgado por el cuello y no cabeza abajo. Suerte tiene Pedro Sánchez de que los llamados fascistas y ultraderecha, no sean como las hordas salvajes de la siniestra.

3-De inmediato, la hipócrita maquinaria del partido socialista marrullero que está malversando los recursos públicos sin que ninguno de sus dirigentes sea juzgado como delincuentes comunes que son, se dispone a perseguir, sancionar y penalizar los juegos populares de la piñata de Navidad por supuesto delito de odio. La policía en vez de trabajar en acosar a verdaderos delincuentes, ya acostumbrada a aporrear y gasear mujeres y niños, en cumplimiento de ese deber de chulos de barrio que les encomienda el salido del armario sectario Marlasca, pone gran empeño en la heroica misión para identificar a los participantes de la manifestación. Los que ha retorcido la democracia buscan pretextos para silenciar las denuncias.

Conclusión: Huelga decir que la hipocresía de estos maleantes socialistas, la criminalidad ejercida desde la política, la marrullería de seres sin dignidad, sin honor que les valga, sin credibilidad siendo todos una caterva de cínicos, mentirosos y estafadores de la palabra, y de obra, se ofenden para algunas cosas menores, mientras callan como putas y putos para otras superlativas en nuestro prostituido Estado de Derecho que persigue a los ciudadanos honrados por la expresión de sus descontentos y facilita la actuación delictiva de los criminales: los cómplices de tropelías para destruir España. Llamarles hipócritas se queda corto con esa genética de malignidad que les caracteriza. Apestan a azufre los muy  cínicos, con perdón, de mierda. Los mismos que buscan despenalizar las injurias al rey, ultraje a la patria y contra el sentimiento religioso. Los mismos demonios, sí, de mierda.

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