23/11/2024 10:58
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Cuando lees el nombre de Noah Berlatsky, ya te huele mal, pero cuando le ves la cara es que sales de dudas. Es uno de «ellos».
Narizota típica, pelo rizado estropajoso, esos labios característicamente deformados, unos ojillos truculentos y escrutadores, lóbulos auriculares pegados, una expresión desagradable y obtusa, y para rematarlo, una camisa atada hasta casi el final que acompañado de su prominente tripa, lo convierte en un «alubio de libro» con cuerpo de guitarra.
El tal Noah es el estereotipo de depravado protegido por excelencia. Un sinvergüenza bien pagado que hace de vocero del movimiento «woke» en los medios semitas de rigor:  Bloomberg,  NBC  y en la CNN.
Como no podía ser de otra manera, el alubio juntaletras criticó la película de «Sounds of Freedom» (Sonidos de Libertad) donde se denuncia la pedofilia y el tráfico de niños (1).
El animal de bellota, afirma que esto es una conspiración de la ultraderecha, de los blancos y de los cristianos sin sonrojarse y con el desparpajo de los de su especie.
Y es que les debe escocer y mucho que la película haya rebasado ya los 100 millones de dólares en taquilla y que se este convirtiendo en «Trending Topic» a una velocidad de vértigo.
Según este porcino y los de su tribu, esta película es controvertida y ellos – los pedófilos – no son unos invertidos malparidos.
El mundo al revés como a Baphomet le gusta.
El susodicho con cara de lo que es, además y para más INRI, es un aficionado a la pedofilia, por lo menos a la contemplativa y no tiene remilgos en hacer apología.
De hecho, y como informa «Alerta Digital» (2), Berlatsky se desempeñó como director de comunicaciones de Prostasia, un grupo de defensa «pro-pedofilia». Según su propio sitio web, Prostasia apoya financieramente al «Club de Personas Atraídas por Menores» (MAP), un grupo notorio que intenta normalizar la pedofilia (abuso de niños).
A los de Prostasia – que suena a próstata, como no -, hay que verlos para entenderlo mejor (3).
Este enfermo , además está casado con una golfa bisexual que, según el mismo nos cuenta, se va tirando por ahí a quien le parezca en el momento que le apetezca. Delirante relación que no es de extrañar les haya «regalado» una hija transexual que se está hormonando.
Equilibrado, el cuadro de ese «personajo» maloliente. Además afirma que es un tipo masculino y lo dice tan ricamente.  Supongo que el trastornado gorrino querría decir, «más-culo-nino».
El hecho de que desaparezcan 8 millones de niños al año, le parecerá anecdótico y aducirá que se han ido porque les ha dado la gana o que es una exageración de la ultraderecha blanca e identitaria.
No me extrañaría nada que este tío viviera en Nueva York (Judea York), y aunque no lo he mirado, me lo imagino. Pues no. Vive en Chi-cago («Gilinois»), que aún le queda mejor.
Curiosamente, es en esa desagradable y fría ciudad donde apareció la primera alcalde abiertamente LGBT+, la morena Lori Lighfoot (pie ligero). Para ligeros, los cascos de esta desquiciada yegua alazana geriátrica .
Y es que esa ciudad es un nido de ratas progres y gentuza de ese calibre. Con anterioridad, el alcalde , era el israelita y homosexual Rahm (de ramera aficionado a las saunas tipo  las del suegro de Sanchinflas) Emanuel, anteriormente jefe de gabinete -y penetrador del ojete – del keniata Robama-Bombama.
No es solo tráfico de niños para orgías sexuales (lolita express), sino tráfico de órganos y facilitadores de infantes inocentes y vírgenes para macabras ceremonias satánicas.
Y es que los de la cúpula, suelen ser siempre los mismos y si se llega a descubrir (por gran parte de la población), van a vivir el infierno en la tierra.
En el 2009 (en New Jersey) se desarticuló una banda criminal de rabinos que operaba con una fachada de organizaciones caritativas tanto en EEUU, como en Israel y Suiza. Uno de los rabinos es identificado en la investigación federal como «el vendedor de riñones», ya que habría ofrecido comprar órganos a personas pobres por un precio de US$10.000 para luego venderlos por US$160.000.
En el 2016 se desarticuló un entramado criminal donde un hospital en Turquía estaba involucrado en el tráfico de órganos para Israel (4).
Y es que ya es famosa la afición de los israelitas por robar los órganos de los palestinos a los que asesinan impunemente desde los años 70 (5).
Que un hijo de padre ignoto, desde medios controlados por los hijos de la «zarza ardiendo», intente sabotear una película que va a poner en la mesa este escabroso tema, no nos debería extrañar en absoluto.
A cualquier le debería «dar en la nariz» quien está detrás de los niños.
Hasta la palabra «pedofilo» tiene un desagradable tufillo a «flatulencia anal» bastante obvio.
Supongo que no han encontrado a un periodista que no fuera de su especie para intentar neutralizar sus «maniobras en la oscuridad».
También me huelo que sus esfínteres están teniendo mas perdidas de lo habitual…

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REDACCIÓN
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