Peleas de Geypermanes. Patxi Balagna Ciganda

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¿Os acordáis de aquellos muñequitos de cuando éramos pequeños? Sí, los Geypermanes (1).

Para aquellos que no hayan crecido en los 70’s, explicaré que eran unos hombrecillos diminutos disfrazados de diferentes profesiones (en la mayoría de los casos, profesiones de acción como soldado, bombero o escalador) y con los cuales, los niños de aquella época jugábamos.

Podías cambiarles la ropa, hacerle escalar por la biblioteca, que cabalgara el perro o meterlo en una olla de cocina para que se deslizara en su platillo volador por el pasillo mientras tú simulabas el ruidito de sus reactores siderales. En resumidas cuentas, era como una especie de esclavo en versión juguete con el que podías imaginarte cualquier situación.

Perfecto para un niño en un día de lluvia que no podía salir a jugar al futbol con su amigo Juantxiki.

Pues bien, también existe la versión adulta y se llaman políticos.

También son entretenidos y se les puede hacer cambiar de chaqueta cuando se te antoje. Bueno, cuando se le antoje al dueño del muñeco, claro.

Es el caso de Trump, que como la “macarrona”, ahora resulta que también es partidario de la ideología analcoiris (2).

¡Toma ya!

Recuerdo estar con un par de amigos suizos cuando las elecciones estadounidenses y ver como ellos creían con fe indestructible que el “rubio” era el salvador de la humanidad. Bueno, él y su amigo “Q” que sería el análogo al Robín de Batman.

Ya sabes, aquel chico tan raro que salía por las noches con aquel señor mayor con antifaz, vestido de cuero negro y un deportivo carísimo a pasar aventurillas. “Sospichoso”.

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Pues eso mismo pensaba yo ya en aquel entonces. El del peluquín me olía bastante mal y ya no me fiaba ni un pelo.

Pero los suizos erre que erre insistiendo que Trump era el héroe de la resistencia que acabaría con el «Deep State». ¿Rafapal? ¿Si o qué? (3)

Ya ya…

Pues ahora sale el otro muñeco del guiñol, DeSantis, y nos comenta que el bueno de Donald – no el pato, sino el millonario -, sale del armario y abraza la nueva religión LGBTQ+ con alegría como la de la canción de los “del rio” (Macarena). Y la otra Macarena también.

«Y es que tu cuerpo es pa’ darle cosa buena…»

Ahora ya sabemos de donde provenía la enigmática “Q”, que nos ilusionaba con aquellos supuestos movimientos de los sombreros blancos que se estaban llevando a todos los diablillos a Guantánamo.

Y no nos mentían por lo que parece, aunque es otro Guantánamo al que se referían. Este: Guantánamo Gay Bar (4).

Pues bien, ahora el trompetas es pro mariconismo. ¡Mira tú qué sorpresa!

¿Y quién es el bueno? ¿Quién es el patriota honesto y «güeno» en esta edición/versión 2024? Pues DeSantis. Este si que sí. Tiene los ojos azules y parece más de fiar. Además, está menos rellenito, es más joven, sabe bailar mejor (tampoco era difícil superarlo) y no es tan mal educado. Este ya sí que es un tiarrón y no un fanfarrón como el otro. ¿A que si?

Lo mismo sucede con los demócratas, que han sacado con el número 9 al delantero centro más cachas del equipo, Robert F. Kennedy. Además antivacunas, este ya lo van a votar hasta los de Alabama!

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Así pues, con el equipo rojo saldrá Kennedy en sustitución del yayo Biden (de olviden, “old” de viejo y Biden de su demencia senil avanzada), que está conmocionado por una falta en el tobillo. Aquí la imagen del suceso: