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En los ambientes y autores prorrusos y anti OTAN se maneja el término cipayo para calificar a los ejércitos que, como el español, están integrados en la Alianza Atlántica con el argumento de que en realidad no defienden en la guerra de Ucrania ni los valores occidentales ni los intereses de sus países sino los de Estados Unidos y su estrecho aliado Reino Unido.
La ignorancia que demuestran esos ambientes y autores se pone de manifiesto cuando se informa uno mínimamente sobre el contexto real de la palabra.
¿Qué fueron los cipayos? Eran las tropas nativas – tanto de religión hinduista como musulmana –del ejército de la Compañía Británica de las Indias Orientales que guarnecían las posesiones de la Compañía en la India, aunque el término cipayo se empleaba para los efectivos de infantería mientras que a los de caballería se les denominaba sowar. Hasta aquí todo bien para connotar al cipayo como un mercenario a sueldo que defendía los intereses contrarios a su patria y que es el significado con el que lo emplean los aludidos ambientes y autores.
Pero en su ignorancia los citados se olvidan de que en 1857 precisamente ese ejército cipayo se sublevó prácticamente en su totalidad (siguiendo el libro de William Dalrymple “El último mogol. El ocaso de los emperadores de la India 1857” de los 139.000 cipayos todos menos 7.796 se volvieron contra sus jefes) y puso el dominio británico en la India al borde de la catástrofe ocasionando que Gran Bretaña replantease totalmente el sistema de ocupación con la desaparición de la Compañía y el gobierno directo de la corona sobre la India.
Así pues resulta que los denostados traidores y vendidos cipayos lucharon contra y casi acabaron con sus supuestos amos colonialistas en vez de servirles de instrumento para oprimir a sus compatriotas.
Quizás es que de carambola los prorrusos y anti OTAN pretendan que los por ellos denominados cipayos hagan lo mismo que sus tocayos hindúes y se levanten contra sus gobiernos, pero no creo que el insulto y el menosprecio sean el mejor camino para ganarse su confianza, claro que en el arte de hacer amigos no es que destaquen demasiado.
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Muy buena exposición relativa al término «cipayo», pero lo cierto es que yo lo oía muchísimo antes de que Rusia fuera siquiera tema de conversación; con razón o sin ella, pero se decía, se usaba, se aplicaba, no es un invento «pro-ruso», ya ve. Temo que el autor se entusiasma y no embrida a su fértil imaginación.
Tiene razón. Sería más adecuado llamarlos Askaris. Esos desgraciados que se usan y les dan la patada cuando ya no les sirven. El día que marruecos decida apoderarse de lo poco que tenemos en ultramar, ya veremos los amos a quién ayudan.