08/05/2024 02:46
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Cuando se celebre el juicio se pondrá la etiqueta de interés público a lo que ha sido silenciado durante años. Es previsible una vorágine informativa de la cuál sacar beneficio importando poco los afectados como personas. Muchos suicidados o fallecidos, el listado de víctimas sobre el papel condensa una batalla silenciosa de sacrificio y la perseverancia de los damnificados espera, después de más de una década, la respuesta de la Justicia por el caso de los pagarés de Nueva Rumasa. Son tantas las injusticias y los atropellos que ni la opinión pública y menos los tribunales pueden dejar desierta la responsabilidad moral de la denuncia en la primera y el deber de los segundos para acometer el problema masivo que se provocó con el visto bueno de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La dejación de la funcionalidad de los árbitros institucionales lleva consigo dramas, irregularidades y tragedia como significa la pérdida del patrimonio de muchas familias que esperan respuesta a las demandas de un juicio que pueda responder ante la súplica reiterada, cursada en los despachos que no parecen dar una respuesta efectiva con el paso de los años. Nueva Rumasa se ha puesto sobre la mesa de secretarios judiciales con intervención directa de los jueces cuando fueron embargadas la totalidad de las propiedades personales con el fin de cubrir los perjuicios derivados de la emisión de los pagarés. Es información objetiva la exclusión de responsabilidad que la UDEF dedujo en sus investigaciones sobre el empresario José María Ruiz-Mateos, pero es solo una parte de la ingente información que obra en poder de las autoridades para dirimir judicialmente la responsabilidad de quienes han de responder legalmente por una supuesta estafa originada con el cierre del grifo crediticio al Grupo. Transcurridos los lustros puede entenderse la demora de una macrocausa por la lentitud de la maquinaria jurídica, pero no así el anquilosamiento en los despachos de la dinámica judicial en piezas separadas, gestionadas por abogados cuyos clientes contrataron unos servicios a la espera del normal desarrollo de una causa que parece frenada, así se deduce, a propósito de causar una irregular indefensión a los afectados.

Son muchas las preguntas sin respuesta pública que documentan las responsabilidades de quienes deberán responder por la quiebra que degeneró en una emisión de pagarés que entrampó a miles de Inversores, quienes desde entonces subsisten a duras penas con la esperanza puesta en que la Justicia cumpla su cometido. Ya no sólo en la organización de un macrojuicio sino, sobre todo, en esas piezas trabajadas aparte que no encuentran espacio jurídico, taponadas en los despachos sin que los profesionales de la judicatura puedan comprender el porqué de las innaturales demoras, cuando juicios de parecidas características han pasado por el tribunal sin ningún tipo de ambages o dificultad añadida al normal proceso de judicicialización.
Con el 2023 se cuentan ya 14 años desde que el alarmismo social resonó en todos los medios de comunicación con la rápida intervención de la Justicia sobre el patrimonio familiar de los presuntos responsables, todo un contraste con el silenciamiento posterior que evidencia el fingido interés por la Justicia que nuestra sociedad del » sálvese quien pueda», despliega a conveniencia e interés de espurios pretextos, los que se olvidan cuando no hay más para rebañar de la especulación de ganancias brindadas por escándalos en primicia.
Lo cierto es que el silencio sobre las irregularidades en el desarrollo de la Justicia parecen ser pagados para que todo siga su curso dejando rastros de injusticia que perjudican al conjunto social, pero un día emergerá en el escaparate del interés público el trabajo jurídico desarrollado durante silentes años en una causa de básica Justicia. Quizá en el 2023, que ya va siendo hora de que los funcionarios responsables actúen más allá de incoherentes y, para algunos, sospechosos retardos.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
https://www.linkedin.com/in/ignacio-fern%C3%A1ndez-candela-59110419/
LEER MÁS:  Juicios Nueva Rumasa: la importancia de mostrarse afectado como parte. Por Ignacio Fernández Candela
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