11/05/2024 22:47

1967. El Barrio de las Flores de la Coruña todavía en construcción.

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El sábado 19 de agosto de 1967, cuando las manecillas del reloj marcaban las siete de la tarde, el Jefe del Estado Francisco Franco llegaba al polígono residencial de Elviña de La Coruña para proceder a su inauguración. Acompañado por el Ministro Secretario General del Movimiento, José Solís y por los jefes de sus casas militar y civil, Teniente General Castañón de Mena y De la Puente Bahamonde. así como por el secretario e intendente de su casa civil, Ricardo Catoira, en el nuevo barrio le esperaban también los Ministros  de Marina, Almirante Nieto Antúnez; Gobernación, Teniente General Camilo Alonso Vega; Agricultura, Adolfo Díaz Ambrona e Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne; Comisario del Plan de desarrollo, Laureano López Rodó; Director General de la Vivienda, Enrique Salgado Torres; Director General de la Guardia Civil, Teniente General Ramírez de Cartagena; Director General de Seguridad, Eduardo Blanco;  Capitán General de la octava región militar, Teniente General Manuel Chamorro Martínez; Capitán General del Departamento marítimo de El Ferrol, Almirante Núñez; Gobernador Civil, Antonio Avendaño Porrua; Gobernador Militar, general Ruiz de Conejo;  Alcalde de La Coruña, Demetrio Salorio; Presidentes de la Diputación y de la Audiencia,  así como otras personalidades eclesiásticas, civiles y militares, y miles de personas que vitorearon al Caudillo a su llegada. Cubrían carrera miembros de la Organización Juvenil Española. El entorno del nuevo barrio, así como numerosas ventanas y balcones de las nuevas viviendas, presentaban un brillante aspecto, engalanadas con banderas Nacionales y gallardetes.

El Caudillo, tras escuchar el himno Nacional interpretado por la banda de música municipal de La Coruña  y saludar a las autoridades que le cumplimentaron, se situó en una tribuna bajo un dosel acompañado por sus ministros. Bendijo las nuevas viviendas, el Abad de la Colegiata, Santiago Fernández, por ausencia del  Cardenal-Arzobispo de Compostela, doctor Quiroga Palacios. 

El acto se inició con unas palabras del Gobernador civil, Antonio Avendaño y del Ministro Secretario General del Movimiento y Delegado Nacional de Sindicatos José Solís que tuvo un recuerdo muy especial para su compañero de gabinete, el ministro de vivienda, José María Martínez Sánchez-Arjona, convaleciente de una operación quirúrgica. Destacó la gran obra, bajo el mando de Franco, del ministerio de la Vivienda, a través de la Obra Sindical del Hogar, que había conseguido dar vivienda a más de dos millones de españoles, teniendo en construcción once mil viviendas y otras  trescientas mil más en proyecto. De igual modo José Solís, resaltó la gran labor del Director General de Vivienda, Enrique Salgado Torres. Mencionó la unión del pueblo en la tarea social y se refirió a la nueva Coruña que nacía bajo el régimen de Franco. “Estáis viendo surgir una nueva ciudad; la vieja capital tendrá su continuación en esta obra nueva que será capaz de albergar a cien mil personas.”   

“La Coruña entera”-continuo el ministro-“se siente satisfecha por pasar unas horas con vosotros y por lo que se hizo en favor de España y de Galicia.” “Aquí están estos coruñeses que un día os ayudaron a recuperar España, siempre a vuestras ordenes, porque saben que su Caudillo siempre manda lo que es justo y necesario.” 

“No nos preocupa” –finalizaría  su discurso-“lo que algunos piensen de España, porque España se salvará con los mismos españoles, que estamos dispuestos a llegar hasta donde haga que llegar. En nombre de todos los coruñeses os damos las gracias, Excelencia,  por esta tangible realidad que vivimos, porque V.E., nos da siempre el ejemplo de lo que es servir a España y darlo todo por ella. Pagamos con lealtad. ¡Arriba España! ¡Viva Franco!” Una gran ovación acompañaría el final del discurso del Ministro Secretario General del Movimiento.

El nuevo barrio comprendía 2000 viviendas con un importe total de su construcción, que se elevó a 600 millones de pesetas incluyendo servicios de accesos, alumbrado, alcantarillado, pavimentos, jardines, así como zonas específicas donde se levantarían Iglesia, polideportivo y otros edificios de servicios. Los alquileres, con acceso a la propiedad, oscilaban entre 800 y 1.500 pesetas. Se llamaría Barrio de las Flores pues sus calles llevaban los nombres de muchas de ellas: Nardo, Jazmín, Rosa, Clavel. Destacaban sus largos porches y sus espacios verdes con amplias zonas de aparcamiento y una avenida que lo circunvalaba en toda sus totalidad.

Enrique Salgado Torres junto al Caudillo de España entrega llaves de nuevas viviendas.

La nueva urbanización correspondía a la primera fase, que tendría su continuidad con una segunda al otro lado de la avenida de Alfonso Molina, eje principal de entrada a la ciudad. Se preveía que una vez construidas las dos fases se podrían albergar en él más de ochenta mil coruñeses.

El Jefe del Estado, procedió a la entrega de los títulos de propiedad a  veinticinco beneficiarios y seguidamente desde la plaza de Los Pinos se trasladó  a una dependencia de las de nuevo barrio, donde, ante dos grandes maquetas de lo que sería en 1971 el Polígono de Elviña, fecha la que estaba prevista su terminación dentro del Plan Nacional de la Vivienda, así como su segunda fase, recibió las explicaciones pormenorizadas del director general de la vivienda, Enrique Salgado Torres, que le informó también sobre los nuevos accesos de La Coruña; el enlace del puerto con la zona industrial de la Grela-Bens y Sabón; la ubicación de la futura plaza de toros y de un nuevo campo de futbol; un gran túnel doble (que sería bautizado como Avenida de Enrique Salgado Torres)  y el gigantesco colector de alcantarillado, de 5.000 metros de longitud, que serviría a todo el barrio de las Flores, a su futura ampliación y a otras zonas de la ciudad, obras estas dos últimas que habían supuesto un desembolso del orden de los 250 millones de pesetas.

1967 El Director General de la Vivienda, Enrique Salgado Torres explica al Jefe del Estado Generalísimo Franco las obras a acometer en La Coruña con motivo de la inauguración del barrio de las Flores.

El Jefe del Estado recibió también cumplida información acerca de la transformación que sufriría la ciudad con la reordenación del viejo barrio de Santa Lucia y el entorno de la nueva iglesia de San Pedro de Mezonzo.

Una vez finalizada la exposición, el Generalísimo Franco, recorrió con detenimiento la zona y visitó el interior de alguna de las 1250 viviendas inauguradas. Felicitó al arquitecto señor Corrales por lograr un nuevo estilo de construcción, haciendo del barrio de las Flores uno de los más singulares de España. Por último, el Jefe del Estado visitó también las obras de infraestructura que se ejecutaban a ritmo muy avanzado, en coordinación con el Ministerio de Obras Públicas. Poco después, el Caudillo emprendió el viaje de regreso al Pazo de Meirás, entre los vítores, aclamaciones y aplausos de miles de coruñeses.

Esa noche, en plenas fiestas de La Coruña, el Caudillo de España y su esposa Carmen Polo asistirían en el palacio Municipal a la anual cena de gala, en su honor, con que fueron obsequiados por la Corporación Municipal coruñesa  y a la que asistieron varios ministros, las primeras autoridades militares y civiles de La Coruña  y otras personalidades. Durante la cena interpretaron obras de concierto los cantantes Manuel Ausensi, Ana María Higueras y Julián Molina, acompañados por profesores de la Orquesta Sinfónica de Madrid, actuando también la Banda Municipal de Música de La Coruña. Posteriormente el Generalísimo y su esposa se asomarían  al balcón principal del palacio Municipal para presenciar una grandiosa sesión de fuegos de artificio.

 

  1. El Jefe de Estado Franco y su escolta motorizada pasan por el Viaducto de Generalísimo de La Coruña obra de Enrique Salgado Torres.

 

Mientras eso sucedía en una plaza de María Pita y calles aledañas, atestadas de coruñeses y forasteros que vitorearon y aclamaron al Caudillo y a su esposa, en el Teatro Colón actuaba la  Orquesta Nacional de España dirigida por Rafael Frübeck de Burgos. Y al día siguiente en la plaza de Toros  con una gran entrada de aficionados, actuaria por primera y única vez en La Coruña el campeón mundial de lucha libre, Hércules Cortés, que vencería  por abandono en el segundo asalto al italiano Conde Daidone (1).

La Coruña tiene una eterna deuda de gratitud con Enrique Salgado Torres. Fue uno de esos pocos dirigentes que supo derramar sobre su Coruña querida un sin fin de recursos económicos, para tratar así de mejorarla en sus vías de acceso y embellecerla con nuevas y pujantes edificaciones. Suya era esa obra del Barrio de las Flores como suyas serán también la urbanización de Zalaeta, el viaducto del Generalísimo, la reordenación del barrio de Santa Lucía, los túneles y la avenida que llevan su nombre, además de su importante contribución a que el dique de abrigo en la Coruña y el campamento del Juventudes en la playa de Gandarío, fuesen una papable realidad.

Fue un auténtico visionario que chocó con el encorsetamiento de la sociedad de la época. Quiso hacer la gran Plaza de Madrid, desde donde se distribuyese el tráfico hacia todos los barrios coruñeses, pero no le comprendieron. Así nunca se pudo terminar  con la vaguada que todavía hoy separa a la estación de ferrocarril de la de autobuses. Su proyecto de llevar el nuevo barrio de Zalaeta hasta casi los confines de la Calle Real, supuso también serias y encontradas discrepancias. Enrique quería trasladar a otro lugar de la ciudad el convento de la Capuchinas y el Consulado y acabar así con la angosta calle de Panaderas, -por cierto calle donde vivió antes de la guerra civil-, para mejorar ese cuello de botella donde la península coruñesa se estrecha en demasía.

Su gran dedicación a La Coruña le valió algún que otro disgusto y enfrentamiento, como el que tuvo con el recordado y popular alcalde de Vigo, Ángel Portanet que le pidió que hiciese en Vigo lo que había hecho en su Coruña del alma. “Amigo lo de La Coruña ya está hecho y es irrepetible” le contestó el bueno de Enrique sin inmutarse.

 

Enrique Salgado Torres. Foto EFE, recogida de Internet.

 

Enrique también volcó su ayuda en la reconstrucción del monasterio de Sobrado de los Monjes, donde se encontraba aquel Padre Cid que tanto luchó por la recuperación de ese grandioso monumento. Recuperó también las iglesias de Meirás, Sada y Pastoriza.

Miembro de una conocida familia coruñesa, sus hermanos, entre ellos el querido y recordado Rafael, que llegó a ser presidente del Deportivo entre otros cargos, eran falangistas de la primera hora. Él se incorporaría más tarde y combatió como alférez provisional en el alto de los Leones de Castilla, al inicio de la guerra de liberación contra el comunismo.

 

Su piso en la plaza de María Pita, al igual que su casa madrileña, era todo un museo de recuerdos de su querida ciudad. No faltó nunca a la cita veraniega con su idolatrada Coruña. En diciembre de 1971, el Ayuntamiento le realizó un homenaje de gratitud a tan enorme labor. Se descubrió una placa con su nombre en la avenida que une el cruce de Fernández Latorre y Ramón y Cajal con la glorieta de la Grela. Igualmente se celebraron dos comidas benéficas en la cocina económica y en al asilo de ancianos. A las dos y media de la tarde de aquel día, más de 800 comensales arroparon  a Enrique en un almuerzo popular celebrado en la Universidad Laboral “Crucero Baleares”.

 

Se murió calladamente en 1991, sin hacer ruido, quizás un poco dolido por el comportamiento sectario de algunos de los políticos de la época, que no quisieron reconocerle en vida todo lo que había materializado a favor de La Coruña, debido a su formación política. Cuando desaparezcan del mapa político estos talibanes canallescos de baja estofa, algún día le llegará a Enrique su reconocimiento por tan loable dedicación y cariño a su querida ciudad, en forma de multitudinario homenaje.

 

NOTA 1). El gran luchador Hércules Cortés no era otro que Alfonso Carlos Chicharro y Lamamie de Clairac miembro de una conocida familia profundamente católica, tradicionalista y española. Hijo de Jaime Chicharro Sánchez-Guió y de Dolores Lamamié de Clairac-Romero y Bermúdez de Castro, Alfonso Carlos era el décimo tercer y benjamín de los hijos del matrimonio, cuatro de los cuales murieron en circunstancias muy trágicas en el periodo de 1937-1943. Dolores la hija mayor, tras ser detenida en la calle de Goya número 50, el día 3 de abril de 1937 por la “Escuadrilla del Amanecer” con el pretexto de que  pertenecía  a Acción Católica. Interrogada, torturada y violada, seria asesinada en los alrededores de la Casa de Campo de Madrid ese mismo día. Carlos, fallecería de un ataque al corazón  al conocer el trágico y malvado asesinato de su hermana.  

 

Antonio y Luis, alistados de forma voluntaria a la División Azul, fallecerían  en Rusia, en 1941 y 1943. Antonio defendiendo un puesto de vigilancia en los terribles combates por la Posición Intermedia cerca de Urdanik y Possad en la zona del río Voljov, el 27 de diciembre. Su hermano Juan, también voluntario, junto a los pocos soldados españoles que quedaron en pie al mando del  comandante Román, lanzarían un ataque suicida con granadas de mano y munición, tomando casa por casa y liquidando a los enemigos soviéticos y recuperando Udarnik.

En esa durísima y violenta acción, Juan Chicharro, que encontraría el cadáver de su hermano Antonio,  salvaría de forma heroica la vida del Teniente Cuervo, herido en combate, cargándole  sobre sus hombros  y cruzando de esa forma las líneas enemigas. Juan sobrevivirá a la campaña de Rusia, contraerá matrimonio con Dnª. María de los Ángeles Ortega Barceló, que serán los padres del  General de División, Comandante General de Infantería de Marina (R) Diplomado de Estado Mayor y actual presidente de la Fundación Nacional Francisco Franco el muy y querido y admirado Excmo. Sr. D. Juan Chicharro Ortega.

 

Por su parte, Luis Chicharro, miembro de la Escuadrilla Azul, encontraría la muerte en el frente Ruso, en acción de guerra en 1943, a los 20 años de edad. Su cuerpo jamás fue encontrado. Otro hermano José, alcanzaría el generalato de Brigada, siendo Subinspector de las Fuerzas de la Policía Armada entre el 2 de enero de 1974 y el 23 de diciembre de 1976.

 

Hércules Cortes iniciaría su carrera deportiva en los años cincuenta convirtiéndose en campeón de España y Europa de lucha Libre del peso pesado. Posteriormente triunfaría en Canadá, Estados Unidos y Australia, logrando los títulos de campeón del Mundo de la  American Wrestling Association (AWA) y de la International Wrestling Association (IWA). El 24 de julio de 1971 Alfonso Carlos, ese decir Hércules Cortés, fallecería en accidente de circulación cerca de St. Cloud, Minnesota, a causa de las heridas sufridas. Iba  acompañado de su gran amigo, también luchador, Red Bastien, con quien formaba pareja en el ring y se habían proclamado campeones del mundo. Fue enterrado en North Royalton, Ohio.

El gran Hércules Cortés campeón del mundo de Lucha Libre.

 

Hércules Cortés fue sin duda un excelente deportista, famosísimo en aquella España del desarrollo con veladas estelares en el campo del Gas de Madrid, en el Gran Price de Barcelona  o en plaza de toros de toda la geografía nacional. Incluso llego a participar en un programa de televisión española, donde los concursantes tenían que echarle un pulso y si le ganaban recibirían como premio la importante cantidad de cien mil pesetas, de aquellas. Nadie fue capaz de doblegarle, a excepción de un panadero que hizo tablas con él. Hércules Cortes, un tiazo de 1,95 de estatura y 150 kilos de peso, lleno de bondad, solicitó a la dirección del programa que premiasen al panadero de nombre Matías con las cien mil pesetas.  Por la Misericordia de Dios todos ellos descansen la paz de Jesucristo.    

 

P/D: Escribo este artículo, al amparo de la infecta, criminal, malvada, canallesca, mentirosa, llena de odio, de división entre unos españoles y otros; profanadora de cadáveres de héroes de nuestra historia, manchada con la sangre de las víctimas del terrorismo, a quienes desprecia, un auténtico fraude de ley, que ataca la unidad de España, la verdad, la libertad, la historia de nuestra Patria; que pretende por ley obligar a los españoles a pensar lo que quiere este gobierno corrupto, traidor y estulto y que incluso  ataca de forma ignominiosa al patrimonio cultural, histórico y artístico de España, siendo su único y malévolo fin deslegitimar un régimen, el del Generalísimo Francisco Franco, que llevo a España a convertirse en la novena potencia industrial del mundo y de él que emanó la actual Jefatura del Estado, -no lo olvide Majestad-,  llamada, de forma burda y grosera, ley de “memoria democrática”, de la cual me declaro beligerante y desafiante, recientemente aprobada, que en un párrafo textual de su sectario preámbulo dice: “El conocimiento de nuestro pasado reciente contribuye a asentar nuestra convivencia sobre bases más firmes, protegiéndonos de repetir los errores del pasado. La consolidación de nuestro ordenamiento constitucional nos permite hoy afrontar la verdad y la justicia sobre nuestro pasado. El olvido no es opción para la democracia”.

 

ESTA ES MI MEMORIA Y A ESO ME ACOJO. EN DEFENSA DE LA VERDAD. SIN MIEDO A NADA NI A NADIE. LA MEMORIA NO PUEDE ESTAR SUJETA A NINGUN TIPO DE LEY. ES ALGO CONSUSTANCIAL CON LA PROPIA PERSONA. NO ME VOY A CALLAR Y ME REBELO ANTE ESTE ATROPELLO DE UNA LEY ANTICONSTITUCIONAL, ABERRANTE, SOVIETICA, QUE ATACA LA LIBERTAD PERSONAL, ÚNICAMENTE PROMULGADA PARA MANTENER LA FALSA VERSION DE LA IZQUIERDA -POR ELLO NECESITAN UNA LEY QUE AMENACE CON MULTAS Y ATOSIGUE CON EL TEMOR- PARA DISTORSIONAR, PUES NO PUEDEN REBATIR, EN ABSOLUTO, LA VERDADERA REALIDAD HISTORICA DE ESPAÑA.

 

Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.

 
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Aliena

Qué maravilla. Y allí estaba mi familia materna, los unos por residir allí, los demás por haber acudido a pasar el verano.

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