21/09/2024 15:40
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Colgaba en la red twitter el diputado Iván Espinosa de los Monteros el pasado 11 de febrero un documento, esclarecedor, que había facilitado el gobierno socialcomunista a pregunta del grupo parlamentario Vox.

 

En dicho documento quedaba nítido que el 42% de las agresiones sexuales ocurridas en España durante el 2020 habían sido cometidas por extranjeros, siendo el restante 58% realizadas por españoles (o nacionalizados españoles, que habría que ver qué origen tienen).

 

Haciendo un cálculo sencillo, ya que en España viven 5 millones de extranjeros de una población total de 47 millones, se llega fácilmente a la conclusión de que los extranjeros son 6 veces más detenidos por agresión sexual que los españoles. O dicho de otra forma, si una mujer sufre una agresión sexual las probabilidades de que lo haga un extranjero son 6 veces mayores.

 

Se podría decir que las matemáticas son racistas, pero yo como inmigrante español en Bélgica que soy, voy a romper una lanza por los inmigrantes de bien. Conozco en España amigos de Australia, de Venezuela, de Italia, de Ecuador o Inglaterra, etc… y todos ellos están perfectamente integrados en la sociedad española, son parte de ella. ¿Entonces? Pues una vez más el tema pasa por el control de nuestras fronteras. Al igual que para entrar en un edifico oficial hay que pasar por un arco de seguridad, se hace completamente imprescindible que exista un control exhaustivo en nuestras fronteras, quién entra, si tiene antecedentes penales o causas pendientes en su país de origen, qué viene a hacer a España o si está de paso, etc… Creo que es algo de sentido común, nadie diría que actualmente Australia es un país fascista por tener desde 2013 en marcha el programa «Operación Fronteras Soberanas», por el cual y con el apoyo de los buques de su Armada, todos los barcos con refugiados son interceptados en el mar y forzados a regresar.

 

Se escucha, y es un rumor que cada vez tiene más fuerza, que bien podría estar entrando población reclusa marroquí en España, o jóvenes inadaptados a la dictadura marroquí, a los que envían a España para seguir delinquiendo. Esta hipótesis coge fuerza y no se encuentra otra explicación para las cifras que ha facilitado el gobierno, a no ser que se quiera caer en el racismo.

 

Pero lo que más llama la atención es el silencio de las mujeres (de algunas, no de todas). Están entrando agresores sexuales a España y no dicen nada… ¿por qué? ¿por miedo a ser señaladas como racistas? Podría ser. Pero mejor sería pedir que se controlara quien está entrando en nuestro país, lo contrario se asemeja a una especie de suicidio social. Al contrario de lo que señalaba la ex alcaldesa Carmena, no están llegando los mejores: hay manzanas podridas que se nos están colando.

 

Quiero acabar condenando todo tipo de agresión sexual, sea realizada en nuestro país por español o extranjero. Para todos ellos caiga el máximo peso de la ley.

 

Estas y otras cuestiones las analizo en mi sección «Descabalgando Contradicciones» a la cual son invitados en el siguiente vídeo:

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REDACCIÓN