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“A mí, ¡que me registren!” era una frase de moda en mi juventud cuando nos sacudíamos las pulgas sobre algo en lo que no habíamos intervenido para nada. Y, con ella, deseo empezar este escrito, por una sencilla razón: “Yo no soy el autor” de la unión de esas tres palabras: “¡inteligencia de bestias!”, Ahora bien, ciertamente, en mi vida, he utilizado esa expresión miles de veces desde que las vi juntas por primera vez, hace muchas décadas, cuando cayeron en mis manos los documentos de los “sionistas” hablando de los “goyim”, o sea, de quienes no tenemos el privilegio de saber que, por nuestras venas, fluye la sangre de Abraham.
Ese “piropo” es el menos insultante que nos dedican.
A los lectores ajenos a la realidad, que ven la vida política con ojos de besugo, en un mundo “virtual”, van dirigidos casi todos mis escritos. Unos, expresamente, otros, implícitamente; reconociendo –humilde y tristemente– que “con éxito casi nulo”. Pero “yo sigo”, porque Dios no pide los “frutos” sino que trabajemos y cuidemos los frutales.
Terminada la “introducción”, abordemos el tema: algo absolutamente necesario, si no queremos acabar esclavizados.
Debemos reconocer que, hoy por hoy, el Presidente de Rusia, el señor Putin, parece ser uno de los pocos que habremos de excluir de ese inmenso rebaño “con inteligencia de bestias”. He oído unas declaraciones suyas que suscribo absolutamente: “¡Occidente es pura degeneración!”.
Yo, hubiera pagado lo que hubiese sido necesario por ver salir de la boca del Vicario de Cristo esas “palabras irrefutables” del exjefe de la KGB. Es incompresible –aunque, no para mí, ni para quienes han comprendido mi libro “La piedra roseta de la ciencia política”– que hayan de ser los antiguos comunistas quienes den lecciones de sentido común a la antigua Cristiandad.
Por otra parte, es penosísimo haber de reconocer que los “sionistas” –por lo que vemos, hoy, en las naciones europeas y en las de otros continentes, civilizadas por ellas—conocen a la perfección el mundo “goy”, (para los despistados: ¡el mundo de quienes no son judíos!) No es momento de chistes, pero ese mundo “goy” se está volviendo en mundo “gay”)
Interrumpo la redacción de este artículo, por un momento, para leer esta noticia que me entra mientras escribo y dice: “¡Vergüenza!: en Islandia se aborta al 100% de los niños con síndrome de Down, en Dinamarca al 98% en Gran Bretaña y Alemania, a màs del 90%”. Y digo yo: ¿Y estos países se consideran “civilizados” o más bien, viven en Atapuerca y en la Pre-Historia?
Cierro la interrupción y sigo con mi artículo.
Ciertamente, la Sinagoga de Satanás nos conoce a la perfección, somos un rebaño –pero menos inteligentes que los borregos– y se puede dar el lujo de poner a gobernar España, a un zoquete que elige para ministros de su Gobierno, a dos docenas de féminas que, juntando la capacidad de todas ellas, para dirigir una empresa llegaríamos –con mucho esfuerzo– a poder encargarles la organización de la limpieza de un Hotel no muy grande.
Los Historiadores del futuro, no creo lleguen a dar por cierto que nuestra Patria tuviese nunca semejantes gobernantes. Buscarán y rebuscarán documentación tratando de convencerse de que eso nunca existió. Y dudo que lleguen a convencerse, de que pudiera existir nunca un pueblo capaz de soportar una semana semejante realidad –a menos que fuese un pueblo de cretinos y castrados– y, menos conociendo su Historia en los dos mil años precedentes a este período.
¿Cómo ha sido posible caer en la insondable profundidad de esa sima?
Personalmente, hace lustros, que lo tengo claro y que llevo explicándolo en vano, y el secreto no es otro que la “inteligencia de bestias” de los goyim.
Solo así se explica que los militares duerman el sueño de los justos, mientras otros destruyen la nación que ellos tienen la obligación –por “juramento”– de defender. Es evidente que si hubiera un solo general verdaderamente inteligente ya habría hallado el remedio de limpiar el estiércol acumulado en nuestra Patria desde el 22 de noviembre de 1975. Por otra parte, si todos los líderes “patriotas” de esos partidos que se llaman “constitucionalistas”, no tuvieran “inteligencia de bestias”, no se dedicarían a obedecer los ucases recibidos desde las Logias de parte de la Sinagoga de Satanás.
Sólo así se explica que los llamados “intelectuales conservadores” no se enteren de lo que vale un peine en relación a cómo se controla y dirige la Sociedad civil y se dedican a florituras literarias muy bien elaboradas que le hacen cosquillas al Dueño del Mundo y que, ellos, ni saben cómo se llama…
Solo así se explica –también– que nuestra Jerarquía eclesiástica, incluido el Vaticano, se haya decidido a “pactar con el Mundo, el Demonio y la Carne”, pues lo que priva es el consenso. Sin duda alguna, la peor noticia es poder afirmar que se ha sustituido el “Id y predicad,… id y enseñad…porque todo el que creyere y se bautizare, etc.…” del Divino Maestro y Redentor, por este otro: “Id y dialogad…, id y consensuad con el Mundo, pues lo importante es el ‘Dialogo’… (¡el de la serpiente con Eva!, sin duda)”,
Hemos “de agradecer” a esa realidad (“la inteligencia de bestias” de los goyim) el poder leer noticias aberrantes, como esta: “El Consejo Audiovisual (de Francia) da un toque a la cadena que emitió la película ‘Unplanned’” (que defiende la vida de los “no nacidos”), o que Irene Montero gastará un 60% más -cuatro millones de euros- para premiar a los miembros de su equipo por su gran rendimiento en el trabajo por la “Igualdad”…
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.