22/11/2024 01:04
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No hace mucho tiempo, su Majestad privó a su augusto padre de la remuneración presupuestaria para el sostenimiento del rey Juan Carlos I (me niego a decir emérito que sólo es de aplicación en el ámbito de la docencia), al tiempo que S.M. renunciaba a cualquier posible herencia paterna de dudosa legalidad, marcando distancia.
 

Esta actuación partió de S.M., a diferencia del, al menos formalmente, auto-extrañamiento que  hemos conocido ayer mediante la carta que Don Juan Carlos remitió a su hijo, una vez ya fuera de España. Y digo formalmente, porque esta «salida» de Don Juan Carlos ha sido objeto de negociaciones desde tiempo ha, entre los palacios de Zarzuela y Moncloa y muy probablemente también con el asentimiento de PP y Cs, es decir, con el consenso progre.

Es más, el desgobierno, en la persona de su presidente Sánchez, ha venido presionando al rey Don Felipe VI, instándole a que echase a su padre de la que fue su residencia durante sus tiempos de Príncipe de España, título que el general Franco le concedió. La urgencia del falsario Sánchez no es otra que lograr que tanto los comunistas del gabinete de los hermanos Marx como los separatistas, aprueben sus presupuestos, aceptando el chantaje de todos ellos. Pero, con ser esto verdad, no es toda la verdad. Todo lo que toca y hace el tal Sánchez es puro trilerismo para su exclusivo interés y supervivencia.

No es toda la verdad, porque la deriva de Sánchez y del Psoe que inauguró el desastroso e indigente intelectual  Rodríguez Zapatero, ha sido muy próxima a los derroteros de los comunistas y separatistas y tienen en su agenda el camino hacia una III República, heredera no ya de la II República, sino del Frente Popular, vencido por Franco. 

Respecto de cualquier monarca, como de cualquier personaje, todos tenemos un perfil público y otro privado, aunque cuanto más público y más político, más difícil sea separar ambos. Para todos aquellos a los que la transición y la partitocracia que instauró el consenso progre que ha traído estos lodos les parece muy bien, el papel político de Don Juan Carlos I fue positivo: una transición no violenta, una nueva Constitución, evitar un falso y televisado golpe militar, su papel institucional exterior, etc.

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Otra cosa es su perfil privado. Como a todo buen borbón parece haberle gustado en exceso las mujeres y el dinero, cosa la primera que él se encargó de proveerse y la segunda que otros le proveyeron, dado que llegó al reinado y la jefatura del Estado con una mano delante y otra detrás. De las aventuras sentimentales, cada cual se las apañe con los suyos y su conciencia. De los dineros, todo el mundo de su entorno y de fuera: los servicios secretos, toda la clase política, la totalidad de la periodística estaban al tanto de sus presuntos negocios con el petróleo, las comisiones, etc, y todos callaron, cuando no aplaudieron.

Ahora, sale a la luz lo de antaño y lo de más hogaño. y todo el mundo y no sólo los comunistas y separatistas, sino el Psoe actual y parte de un centro y derecha se echan las manos a la cabeza. Si hay materia delictiva que no esté protegida por su inviolabilidad que actúen los fiscales y los jueces y presumamos su inocencia, como la de cualquier ciudadano, incluso investigado, que no es el caso todavía.

Reyes y no reyes, políticos y no políticos, en todos, hay lados oscuros, por no decir delictivos. Majestad, ¿por qué su padre se ha tenido que extrañar, con su visto bueno y nadie más se extraña?, ¿por que nadie obliga a que se extrañe la familia Pujol en pleno, con más indicios delictivos que su padre?, ¿o los ex-presidentes de la Junta de Andalucía de los EREs?,  ¿no han sido acaso servidores públicos?, ¿por qué unos no y otro sí?

Creo que su Majestad se equivoca al mostrarse débil y contemporizador con quienes el objetivo a batir no es exclusivamente su augusto padre Tampoco debió aceptar el reto de tener que echar a Don Juan Carlos I de su residencia. ¿Quién es el jefe de gobierno para emplazar al Jefe del Estado a que haga o deje de hacer algo que atañe a la privacidad de un familiar, no habiendo delito probado de por medio?

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Se equivoca Majestad al plegarse a exigencias que obedecen a intereses partidarios porque en la hoja de ruta del gobierno y los partidos que le sostienen, SM es el siguiente y por ende la Corona Española, y por ende la Constitución y por ende liquidar el sistema que se creó a partir de 1978, para proclamar una III República federal, bolivariana, o vaya Dios a saber qué.

Con esta ralea, Majestad, no se debe mostrar la más mínima debilidad porque quieren subvertir la legalidad que ahora la defiende una fiscal general exministra del Psoe, amiga de policías y algún magistrado corrupto, un CGPJ trufado de políticos, un Constitucional que no trabaja, etc. Entre otras cosas, porque ya hay prensa extranjera que titula que «el Rey Juan Carlos ha huído», cosa que repite desde el momento uno Unidas Podemos, buena parte de los medios del régimen y una parte de la ciudadanía sectariamente informada.

Majestad, la solución adoptada, que para mi tiene todo el tufo de la factoría Redondo es perversa y tramposa. O si como dice la versión oficial ha sido una decisión personal de Don Juan Carlos I, ha sido equivocada por autoinculpatoria. Porque, a ojos de muchos, convierte no sólo a una persona en culpable sin juicio alguno  -extraditio non petita ….-  sino que convierte en culpable a la institución, a la Corona.

No tenga duda. Irán a por SM y todo lo que ello conlleva, que ya ha quedado dicho.

Autor

REDACCIÓN