30/04/2024 23:43
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A cuenta de las elecciones pocas veces existe la oportunidad de ahondar en el supuesto servicio público que los políticos deben a los votantes, porque es usual en nuestra democracia olvidarse de los ciudadanos una vez que las urnas se cierran hasta próxima convocatoria, pero con el sibilino adelanto de las Elecciones Generales para el 23 J todavía sigue candente en la calle inquirir sobre la verdadera utilidad del voto y el uso torticero de la legítima voluntad popular por parte de los electos. Como ejemplo del inmoral cambalache poselectoral destacan los vaivenes estrambóticos y traicioneros de Núñez Feijóo, empeñado en pactar con la izquierda con tal de establecer un cordón sanitario y excluir al falsamente tildado como ultraderechista partido de José Ortega Lara y Santiago Abascal. Antes pactar con ETA que con la reivindicación constitucionalista de España.

Al hilo de esto, recibo un correo de un oriundo de Aliseda, un pequeño pueblo de Cáceres habitado por 1.700 personas que con sus votos han dado un resultado de fuerzas políticas equilibradas con un empate a 4 concejales entre el Partido Popular y el PSOE, bailando otra concejal como independiente que se presentó con la formación JUNTOS POR EXTREMADURA que ha resultado ser la llave para que el partido socialista, con 80 votantes más, gobierne por mayoría a cambio de ciertos favores que repercuten en la concejal quien, además, vaya con el transfuguismo, antes pertenecía a la alcaldía anterior de los populares.

Según la información que recibo del indignado, dicha señora antes participante con el PP del anterior gobierno municipal ha negociado supuestas prebendas personales para que el PSOE dirija con mayoría absoluta el Ayuntamiento de Aliseda. La concejal parece haber jugado a dos bandas sabiendo la ventaja que podía cobrar presentarse como independiente para poder pactar en igualdad de condiciones con los otros dos partidos.

A raíz de estos pactos, el denunciante del cariz de especulación poselectoral que caracteriza las negociaciones se pregunta si esa es la política que se desea devenida de la voluntad de las urnas e inquiere sobre aquellos alcaldes de antes que de modo altruista se entregaban por el bienestar de sus ciudadanos. Afirma que por escasas monedas se entrega el bienestar de una pequeña comunidad a los intereses particulares, principalmente económicos. Además se pregunta que, dados los pactos poselectorales a conveniencia de los ejecutores, cuáles son los puntos del programa que se van a cumplir si no congenian con los intereses pactistas. Por último, ironiza por el nombre del partido que en vez de denominarse JUNTOS POR EXTREMADURA debería llamarse Juntos por mí.

Las razones de esa indignación se acrecientan cuando añade a la argumentación que hace no muchos años en Aliseda convivían 3.000 vecinos, siendo notoria la reducción poblacional. El enclave es único, sito en la hermosa Sierra de San Pedro que ningún gobierno municipal ha sabido o no ha querido aprovechar, lo que habla de la poca disposición política para valorar un bien patrimonial muy desaprovechado. A todo esto, sumar la marcha de una juventud que no encuentra oportunidades laborales siendo Aliseda un pueblo que agoniza en tanto los de alrededor,  como puede ser Malpartida, prosperan.

Con esta sostenida exposición de despropósitos políticos en un pueblo desaprovechado, el denunciante puntualiza el oportunismo del PSOE para servirse de las ambiciones personales de quien resulta poseer la llave de gobierno, dado que el Partido Popular podría haberse abstenido favoreciendo un gobierno socialista en minoría y saboteando los tejemanejes especulativos de la independiente. Ni voluntad ni inteligencia política en defensa de sus propios votantes.

Si extrapolamos esta denuncia sobre la inmoralidad de la especulación postelectoral a otros municipios y lo ampliamos a la dimensión autonómica, colegimos que prima el control especulativo e ideológico por encima de la propia voluntad popular, allá donde las formaciones políticas tienen patente de corso con el pretexto de la elección democrática. Luego viene la mentira, el engaño, la indignidad que Pedro Sánchez ha impuesto como modus operandi de la ambición política a cualquier precio de la que Feijóo parece contagiarse en alianzas aberrantes con el desgobierno criminal sanchista que los votantes intentan expulsar mediante designio electoral.

A vueltas con el paradigma de Aliseda como mercado persa de la negociación política, el denunciante acaba preguntándose qué interés puede  haber por gobernar en un pueblo moribundo y en declive, sin visos fehacientes de que vaya a prosperar, sino la supuesta expectativa del interés personal. ¿Un Ayuntamiento endeudado objeto de interés político que aún puede arruinarlo más? , inquiere.

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Si la política no rindiese dividendos opíparos a costa del sufrido y dócil, domeñado ciudadano español, no habría tantos candidatos a usar la voluntad popular para beneficiar a cientos de miles de parásitos, salvo honradas excepciones, que pululan en los nidos municipales y autonómicos proliferando como las ratas.

 

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
https://www.linkedin.com/in/ignacio-fern%C3%A1ndez-candela-59110419/
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Carlos

Vamos, que lo que quiere la pedorra de la Felisa es cobrar un buen sueldo, durante cuatro años, mientras se toca el c…
Todo por Elisenda, digo por Felisa, que debe de pensar «porque yo lo valgo».

Ramón

Es ALISEDA, y no Elisenda, como ha puesto usted, supongo que fiando a su memoria el nombre…
(Todos nos equivocamos, y yo, el primero).
Gracias por su agudo comentario, que suscribo totalmente, de la A a la Z.

Ramón

Es decir, que a Felisa no le preocupa el futuro de ELISENDA,sino su propio futuro, como petarda político, viviendo como una garrapata del trabajo de todos sus convecinos.
La duda que tengo es la siguiente: ¿Cómo es posible que haya tontos que voten a «poíticos» así…?
(Que, por desgracia, son la mayoría).

Ramón

ALISEDA, y no Elisenda, como he puesto por error mecanográfico, y pido perdón por ello.

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