29/04/2024 11:46
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Cuando Franco engrandecía a España, en la «Segunda Edad de Oro» de nuestra Patria, era sabido –no solo aquí sino en medio mundo– que teníamos  tres cosas que  funcionaban con una perfección insuperable: Una de ellas era el CORREO POSTAL español.  Se decía con razón que en la piel de toro,  únicamente no llegaban a su destino las cartas que nunca habían sido escritas.

Me voy a permitir una vivencia personal en apoyo de esa certeza. 

En los años cincuenta  yo vivía en La Habana y una conferencia telefónica («entre novios»), con España desde Cuba, dejaba tu cuenta bancaria tiritando… de modo que era un lujo permisible una vez al mes. Se suplía escribiendo cartas. Yo enviaba una diariamente a la mujer con la que llevo casado sesenta y cuatro años

Desde mi juventud soy «un despistado de record» y ocurrió cierto día que, después de cerrar el sobre,  empecé a escribir el nombre y dirección pero,  cuando terminaba de poner el nombre de mi novia,   me interrumpieron para atender sin demora una gestión urgente  y dejé, el sobre  a medio escribir. Pasé la mañana fuera de mi despacho y, luego,  a toda prisa recogí la correspondencia de la mesa para llegar a Correos a tiempo. En su oficina de La Habana teníamos un buzón especial para la que iba  directamente a España,  y allí metí mis cartas, incluido el sobre que había recogido sin completar la dirección.

Al cabo de unos días recibí la respuesta de Roser (Rosario) comentándome que no entendía como le había llegado mi carta,  con «solo su nombre en el sobre«,  sin ninguna dirección; ni siquiera el nombre de Zaragoza. No comprendía cómo  habían podido dar con ella los empleados de correos si ni siquiera se especificaba la ciudad donde vivía…

Difícilmente, creo yo,  se puede ofrecer una prueba más definitiva sobre la eficiencia de aquellos responsables de CORREOS DE ESPAÑA.

Me ocurrió a mí, no es nada que me hayan contado  sobre la forma única de trabajar dicho servicio  en tiempos de Franco. ¿Se imaginan ustedes esto posible en cualquier otro país –o «en el nuestro, ahora»–?

Insisto en que  lo analicen bien:

Sale una carta de La Habana con el nombre de la persona a la que va dirigida, sin nombre de la ciudad en que vive, sin el nombre ni el número de su calle… ¡y llega normalmente sin ningún problema!

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Y, tengan en cuenta, sobre todo, que no va dirigida a Franco,  ni al jefe del gobierno, ni a un ministro; ni siquiera a  un gobernador civil, a un político conocido, a un empresario de fama. ¡No!, su destino es una joven que estudia en la universidad de Zaragoza y conocida de su familia, de sus amigos y del reducido círculo que le rodea.

De todo lo dicho se deduce que la Democracia imperante –liberal y partitocrática– es capaz de convertir en desastre  todo lo que toca por muy bien que funcionara antes…

. Les invito también a pensar en una realidad incuestionable de suma importancia para las generaciones nuevas,  que nadie les hacer ver.  Se trata de recordar a los felices ciudadanos de la «divina» Democracia que  hemos tenido la suerte de ver como nuestra nación ha vivido durante medio siglo de la grasa acumulada con Franco,  gracias a un Gobierno que no pensaba ni en votos,  ni en elecciones – ¡sangría de todos los pueblos!—pero vivía pendiente del  bien de los ciudadanos que gobernaba.

No escribo esperando que los españoles se tomen la molestia de aprovechar mi esfuerzo — tengo experiencia de no haberlo conseguido nunca– sino por el placer de informar a las generaciones jóvenes,  por si quieren enterarse,  de cómo les toman el pelo sus mentores durante sus años de escolarización,  — unos profesores ignorantes, mal formados … o perversos–. Y,  para que los inteligentes tengan  oportunidad de conocer cuan canallas son los políticos,  con exposiciones de realidades en las que no creen –pero llaman «derechos democráticos»—y  que son simples pretextos para poder llenarse los bolsillos proclamando que «sirven al Pueblo y al bien común».

Esos inteligentes jóvenes—en los que siempre pienso– podrán utilizar la lógica y aprenderán  mucho, analizando ese cambio experimentado por nuestro CORREO, desde que nos dejó el Caudillo,  en manos de unos traidores aprovechados.

¿Cómo ha sido posible que, una administración,  que brillaba por una perfección insuperable,  se ha convertido  en lo que es hoy? La explicación es muy simple, basta toparse  con un zoquete, al que le pagan, —por arruinar un servicio público— un «sueldecito» de más de treinta y tres millones, trescientas treinta y tres mil de las «antiguas pesetas» (o sea 200,000 «€urazos»)  por ser un  inútil. Así todo se entiende rápido.

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Antes de  concluir este escrito, no puedo menos de hacer un comentario –ajeno al tema–…, pero es que la otra noche,  en la tertulia de «el gato al agua», del TORO TV, Aleja Vidal Quadras decía: «En ningún país del mundo ocurre lo que en España, que una importante parte de los estudiantes no puedan estudiar el idioma nacional« y nos informaba de que ninguno de «los eurodiputados le creía» cuando se lo decía.

Lo triste es que nadie explique bien el «por qué ocurre esto y sólo en España»…. Y cuando digo nadie, quiero decir nadie. ¿Es que no lo saben? ¿O es que no se atreven a decirlo? Llevo más de cuarenta años comentando –de palabra y por escrito– la razón que lo explica todo. ¿Tan mal lo presento? ¿Tan difícil es de entender?  (Lean, por favor, «La piedra roseta de la Ciencia Política»)

Este es para mí el gran misterio. ¿Cómo no ven lo que es más luminoso que el sol del mediodía? 

 

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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Ramiro

Don Gil, hace dos décadas, más o menos, recibí una carta desde Madrid, enviada por correo ordinario, donde solamente ponía mi nombre y dos apellidos, y la ciudad, ZARAGOZA.
¡Y llego sin ningún problema!
Supongo la vocearían en cartería, consultarían la guía telefónica, o qué se yo.
Hace un par de años, en los meses de verano, que hay carteros sustitutos, interinos, eventuales, etc., devolvián las cartas dirigidas a mi domicilio, por poner el piso, 5º. piso, pero no la letra. (Solo hay 3 letras).
Y una sola escalera…
¿Dejadez, pasotismo, o imbecilidad?
Obviamente puse la queja correspondiente, pero no creo que haya servido para nada, pues ni siquiera me contestaron.

Aliena

Bien, yo puedo contar la experiencia totalmente opuesta que he tenido hace escasamente tres meses: un paquete que me fue enviado desde Alemania, en el que el despistado encargado había escrito mi nombre, el número de portal, piso, ciudad, código postal y país, olvidando el nombre de la calle ( añado de paso que mis apellidos son poco o nada corrientes ). El paquete en cuestión anduvo, por lo visto, haciendo turismo por Madrid ( tenían el código postal, repito ) hasta que por fin alguien se aburrió y lo reexpidió a Alemania, para que desde allí me lo volvieran a mandar con todos los datos ( sin faltar uno, por favor ). Coloreo el relato añadiendo la angustia de una señora que hace poco me arengaba: «¡Ese partido quiere volver a implantar la política económica del franquismo» – eso no es verdad ni por asomo, pero así dijo ella – «y eso va a arruinar a España!» Difícil remedio le veo a esta curiosa percepción de los hechos históricos.

Última edición: 9 meses hace por Aliena
JCrespo

Ya llevamos 23 años del Siglo XXI y llega un impresentable con sus estudios trampeados y, de lo primero que hace, es meter a un amigote como Director en esta seria Institución. Sin ninguna experiencia. Resultado : a punto está de cargársela en lo económico y desprestigio de su eficacia.
De qué han servido los muchos adelantos tecnológicos y la prosperidad que hemos alcanzado? De nada , pues esto significa que, en realidad y en lo importante, no hemos avanzado nada. Pero lo mismo ha hecho en otras competencias…

Y, a todo esto, en el debate contra Abascal, me llamó la atención, que le dijese a éste varias veces que vivía en el Pasado, porque éste denunciaba las incongruencias y barbaries
que quieren inculcar los «progres» en temas como la sexualidad, las mujeres… etc.

Pues parece ser, por todo esto, que para ellos, lo moderno es eso. Ser incompetente. Además de vividor y no tener ninguna ética ni moralidad.

Última edición: 9 meses hace por JCrespo
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