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La sabiduría quiso encontrar una morada entre los hombres, pero al no hallarla, volvió a su sitio entre los ángeles”

Un estudio presentado en la revista “The Astrophysical Journal” estima que la Vía Láctea podría albergar más de treinta civilizaciones extraterrestres inteligentes. La más cercana estaría a unos 17.000 años luz. El estudio se plantea – como en todos los estudios que giran en torno los extraterrestres – si alguna de estas civilizaciones está intentando ponerse en contacto con nosotros.

Hay un error de base en todo lo que los científicos actuales dicen sobre la llegada o no de los extraterrestres a nuestra Tierra; en su intención de contactar con nosotros los hombres. Ese error es negar lo que, desde hace milenios, nos vienen diciendo las milenarias leyendas de todas las civilizaciones de todos los continentes, las cuales están conectadas entre sí por sus personajes y los hechos a pesar de encontrarse muy lejanas unas de otras Y lo que nos vienen diciendo es que los extraterrestres ya estuvieron aquí hace muchos miles de años y que estuvieron para entregarnos el conocimiento. Si uno lee atentamente la Biblia, allí encontrará pasajes que hablan inequívocamente de como los extraterrestres nos visitaron, permanecieron con nosotros y – por razones obvias que más abajo explico – nos abandonaron. Pasa lo mismo si leemos el Popol Vuh conocido también como la biblia de los mayas y que entronca en muchos de sus pasajes con pasajes de nuestra Biblia. Qué decir de esa obra extraordinaria firmada por Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend titulada “The Hamlet’s mill” y subtitulada “El origen del conocimiento humano y su transmisión a través del mito”.

Los extraterrestres colonizaron nuestra Tierra hace miles de años. Eran inteligentes y emplearon su inteligencia para transmitir el conocimiento a los hombres primigenios que se arrastraban por los suelos de un planeta que reunía todas las condiciones necesarias para la vida. Así se deduce de todas y cada una de las leyendas de las civilizaciones antiguas, desde la civilización china hasta la civilización maya, pasando por la india, la del valle del Tigris y Éufrates, las sagas nórdicas, los mitos griegos, la civilización egipcia etc. Todas las leyendas, todos los mitos de todas las civilizaciones tienen un nexo común que las une en el tiempo, en los personajes, en los acontecimientos y en sus causas. Como ejemplo tenemos el Diluvio Universal que, con distintos nombres, está recogido en todos los mitos y leyendas de todas las civilizaciones sin que ningún pueblo por perdido y aislado que se encuentre, por pequeño e insignificante que sea, no guarde en su memoria ancestral el “Castigo de Dios a los hombres por haberse apartado de las enseñanzas y leyes que mantenían el equilibrio en la Tierra”.

Los extraterrestres nos enseñaron la agricultura, la industria, el aprovechamiento de las riquezas de la Tierra. Nos dotaron de leyes, nos ayudaron a crear una sociedad avanzada…hasta que el hombre, ese tremendo error de la Creación, empezó a utilizar los conocimientos imbuidos por los extraterrestres, por los Elohin, por los dioses venidos de “arriba” para satisfacer todas las taras heredadas de su creación: la codicia, la envidia, el ansia de poder, la ambición sin límites, la cobardía, la mentira, la lujuria… Los Elohin, los dioses de “arriba”, los extraterrestres intentaron meter en vereda a los hombres, pero al comprobar que era inútil porque todas las taras formaban parte de su naturaleza, una naturaleza que les impulsa a matar, a robar, a violar, a manipular, a mentir, a ser injustos, a guerrear por ambición, a empobrecer a sus semejantes, a explotarlos para sus fines, a destruir el equilibrio de la Tierra por obtener beneficios, a generar catástrofes por solo satisfacer sus codicia, decidieron abandonarlos a su suerte – que es en la que estamos desde hace milenios y cuyos resultados son tangibles – para nunca más volver a esta Tierra. Los extraterrestres no quieren contactar con nosotros sencillamente porque ellos, al contrario que nosotros, si son inteligentes y, habiendo comprobado la perversidad del hombre, se abstienen de acercarse a la Tierra para no contaminarse de las taras primigenias que, desde su fallida creación acompañan a los hombres.

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REDACCIÓN
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