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La vida fluye, y sale el sol cada mañana, y se produce el milagro de pasar, malo, bueno o regular, un día más. El tiempo trascurre raudo y veloz, pero la vida puede ser muy larga. Incluso parece larguísima cuando se mira hacia atrás desde cualquier atalaya del camino. Cada día que empieza se ha de bailar un tango distinto, lidiar un toro diferente, y nadie es susceptible de recibir una cornada, por muy bien que crea hacer la faena. Pues aunque sabemos que en este mundo traidor nada es verdad ni mentira… que nos dice Campoamor, cada ser tiene en su corazón la llave de su vida, aunque difícilmente nadie podrá cubrir de luz, el hueco donde reina la sombra. Salir airoso del atolladero es algo propio de la naturaleza que opta por vivir, con el instinto de seguir adelante de una forma venerable. Ahí está el milagro, la suerte, el azar, las razones últimas de las cosas a las que nadie ha conseguido llegar, pero que han sucedido. El ejercicio de vivir es innato a la sabiduría de la naturaleza, un regalo. Pero el buscarse la vida, es otra cosa que juega en la oportunidad, con la voluntad, que como potencia del alma, camina con la memoria y el entendimiento. Pues la costumbre -como nos dice la canción-, es más fuerte que el amor; y el hombre es animal de costumbres.

La vida no es una pasión absurda, como aseguraba el comunista Jean Paul Sartre, sí es una pasión, pero no absurda, sino llena de sentido. Y el encontrárselo es conseguir poner luz donde habitan las tinieblas; buscar a Dios entre la niebla, que decía Antonio Machado. Es como sembrar de vida eterna, en el espacio del tedio, la depresión y la muerte. A donde acaba la materia está el espíritu porque el hombre es un ser libre y compuesto de alma y cuerpo. Pues no cabe otra resolución en la conciencia de cualquier ser normal, de que la muerte no es final. Y esa fe es la mejor antorcha.

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El equilibrio es la clave de la vida. Es el difícil término medio de las cosas que trae la paz. Lo contrario es la guerra, fría o caliente. La pasión de la vida está determinada por la educación que fue pésima en las últimas generaciones, por el carácter de cada cual y su conciencia, aunque lo que más parece mover la vida social son los bastardos intereses y peores instintos de los que dirigen la existencia colectiva.

El adoctrinamiento que consiguió el cambio social presente, se hizo con engaño y supercherías, predicando la división y el odio, y desposeyendo la vida de humanidad y sentido. Hay que tener un profundo respeto por la realidad y conseguir vislumbrar sus limitaciones, porque toda realidad es imperfecta y mejorable. Si perdemos de vista la realidad y la ignoramos, ésta termina por devorarnos. Si no vemos venir el toro, ya sabemos que nada bueno puede ocurrirnos. Otra cosa será entrar en litigio o apartarse y callar, convirtiéndose en cómplices de los delitos, pues la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. Cierto es que los malos trepan al poder en cuanto se apoyan en el silencio de los buenos, y de eso se sirven. Cuando está en peligro la Patria, la civilización y la vida, callar es de cobardes o cómplices. Pero eso más bien va en gustos. Mi amigo Martín, me aconseja sólo rezar y rezar, mientras yo le digo que si no se pone a funcionar la espada al servicio de la cruz, como en los viejos tiempos, nos comerán con patatas fritas. A Dios rogando y con el mazo dando.

Me paso la mañana oyendo tangos clásicos, y sus letras que son la mejor descripción de la existencia; de gran utilidad para morir cantando como es debido. Mientras tanto la vida sigue fluyendo y no queda más remedio que seguirle la corriente; tragando carros y carretas. Lo malo es cuando uno se atraganta. La historia vuelve a repetirse, el mismo amor, la misma lluvia, el mismo loco afán… que dice el tango. Pues no queda otra que bailar bien el tango, o lidiar con la elegancia del gran espada el morlaco por malo que nos haya tocado. Al fin, y al cabo, el movimiento siempre se demuestra andando.

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Réquiem, una vez más, por un campesino español que soy yo, porque en el Desafío, va mi dignidad y porque a un servidor le gustan las cosas de determinada manera, y en su lucha va el reto y la ilusión de conseguirlas, que es el desafío.

El carácter del hombre es su destino, nos dice Heráclito. El carácter español es el que forjó España. La España de los eternos destinos. Desde el fin de la guerra de la Independencia que todos los españoles unidos vencieron a Napoleón, se acabó el espíritu de unidad y acentuó la decadencia de España, por las divisiones internas. Los enemigos exteriores están encantados desde entonces. Los interiores, también, han conseguido debilitar el Estado y nos han traído hasta aquí. No les bastó con preparar la guerra civil del 36-39 que no escarmentaron, ni se ven con intención de parar. Son la anti-España.

Réquiem por España, una vez más, que en el peor de los casos torcerá su historia al precipicio, del que tanto le cuesta salir cada vez que se mete.

Réquiem por todos nosotros, porque sigue el juego de ruleta rusa. El deseo de suicidio dejándose caer en brazos de sus enemigos. Está en grave peligro y nadie acude a salvarla. Ya no hay caudillos salvadores de la Patria ni hombres como Dios manda. ¡Pobre España! que somos todos nosotros.

Autor

REDACCIÓN