22/11/2024 10:10
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Antes se conquistaba un país con una guerra de invasión; ahora se conquista con una deuda invasiva.

La Europa de los mercaderes no ha desaparecido, solo se ha lavado un poco la cara. Los mercaderes de los pasados siglos no actuaban solos, formaban redes y sociedades que llegaban a monopolizar el comercio, la banca y la industria. La concentración del capital estaba en manos de unos pocos que eran los que establecían las condiciones para el crédito y el pago.

Viktor Orban, primer ministro de Hungría ha dicho lo siguiente: “Si Europa fuera una Europa cristiana no habría permitido que países enteros se humillaran en la esclavitud del crédito”

La Europa actual sigue siendo “de los mercaderes” y compra y vende bajo sus condiciones leoninas. La diferencia con la de siglos anteriores estriba en que ahora, no solo hipoteca y compra propiedades, sino también hipoteca y compra países. Los mercaderes europeos actuales visten de Armani y lucen Rolex (ellos), mientras ellas se visten de Dior y exhiben joyas de Cartier. Tienen su sede en edificios de superlujo; disfrutan de sueldos astronómicos, sinecuras y privilegios que ni siquiera pueden ser soñados por los ciudadanos europeos por los que dicen trabajar. Son tan poderosos que los presidentes de los países que conforman la UE adoptan posturas genuflexas ante ellos y acatan sus decisiones sin rechistar. Estos nuevos mercaderes reparten el dinero según sus conveniencias que no son otras que hipotecar con deudas millonarias que nunca se podrán pagar a países denominados “soberanos”. La última subasta europea de países se ha realizado entre el viernes y el martes pasados. La pantomima, hermana gemela de la que realizaron en la anterior crisis de 2008, de la que aún no hemos salido, ni saldremos, ha sido interpretada a la perfección por los que imponen y por los que acatan. Y tras fingir desacuerdos y acercamientos “buscando lo mejor para los ciudadanos”, el martes los montes parieron el ratón ya conocido de: “Hemos logrado el mejor acuerdo para reconstruir Europa -¿Cuántos siglo llevan reconstruyendo Europa? – Es un buen acuerdo para mejorar la vida de los ciudadanos y garantizar su futuro”.

Los presidentes, una vez terminada la performance, ha vuelto a sus países con sonrisas de oreja a oreja, pose y postureo fatuos y arrogantes, para decirles a sus ciudadanos que, desde ese mismo momento en su país las desigualdades desparecerán, las penurias serán cosa del pasado, las fuentes manarán leche y miel…en fin que lo que el coronavirus y sus implicaciones económicas ha provocado, será una anécdota comparado con el bienestar que este “acuerdo histórico” va a traer. Y ladinamente ocultarán el costo de los miles de millones, los intereses, los plazos y condiciones para devolver los préstamos, a más de las reformas obligadas. Lo ocultan, como esconden lo que a cada ciudadano le tocará aflojar en forma de impuestos para ir pagando la descomunal deuda contraída con este “acuerdo histórico” que sumada a la que todavía queda pendiente de la anterior crisis del 2008, semeja una montaña imposible de escalar.

Europa sigue siendo un patio de Monipodio como lo era en aquellos siglos, la diferencia está en que antes, los mercaderes se servían de tinta, papel y pluma para estampar sus draconianas condiciones sobre “las ayudas” a personas, empresas y países, mientras hoy les basta apretar ese botoncito del ordenador para hipotecar un país y con él a millones de ciudadanos ajenos a los tejemanejes de estos mercaderes que mercadean mercancía defectuosa, cuando no tóxica.

Autor

REDACCIÓN