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Por mi admiración, respeto y sentido aprecio a Don Antonio Tejero, no quiero dejar pasar decir algo en el aniversario del 23-F.
Hay fechas que nunca pasan, porque para muchos la memoria no está hecha de olvidos, y algunas son obligadas de recordar y honrar porque lo merecen. Una de esas fechas es el 23 de febrero de 1981, el ya para siempre “23-F” en el recuerdo de muchos españoles que lo vivimos, del que se sabe todo, o prácticamente todo. Aunque no se pueda descartar que cualquier día salga por peteneras algún espontaneo que se crea en la obligación de darnos a conocer lo que él solo sabe, y ha guardado tantos años, tan celosamente para sí. Puede que algún espía.
Dicho esto, también es verdad, que, sobre un mismo hecho, el que sea, no todos hacemos las mismas interpretaciones. En mi caso, doy una importancia fundamental a lo que sigue sin estar suficientemente aclarado, y que no reveló su protagonista, la actuación como propósito en bien de España, del general Don Alfonso Armada y Comyn, que no pudo ser, y que puede, por haber sido el proyecto más posible, por encima de lo más nos gustase, que hubiera sido beneficioso para España. Claro es, que esto ya no lo podremos saber nunca.
Y en otro orden de cosas, mi devoción se dirige al comportamiento-actuación del Comandante legendario de aquella jornada, Don Ricardo Pardo Zancada, el jefe al que todo soldado seguiría sin ningún género de duda…. ¡A sus órdenes, mi Comandante! ¿Qué es lo que ordena?
Dicho lo cual, es evidente que hoy, salvo el terrorismo de ETA, tenemos los mismos y graves problemas que entonces, con el añadido que muchos de ellos han formado callo y que nada es igual o parecido a lo que fue. Ni lo es la Iglesia ni lo son las Fuerzas Armadas, ni lo es el resto de la sociedad, porque todo ha sido adocenado por el poder político, que ha sabido captar perfectamente el carácter de la sociedad española y ha sabido actuar sobre él: desmemoriado, hedonista e indolente, y en el caso de ser de izquierdas, también cainita.
Del 23-F me quedo con la figura imponente de Don Antonio Tejero, del que siempre nos quedará su coherencia y su valor, y el hecho de haber puesto en su sitio a la tropa del Congreso. Suficiente.
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El teniente coronel Tejero tenia y tiene una percepcion de lo que sucedio y sucede en España que es compartida por todo español sensato que mire de frente la historia de los48 años últimos de España.
La caída hacia el siglo XIX y principios del XX que ha tenido España la ha destrozado y esa caída ha sido buscada activamente por las fuerzas políticas que han gobernado la nación desde 1975, rey incluido.
Antonio Tejero es un patriota y ademas, una buena persona, un mando magnifico del que solo dicen alabanzas sus subalternos y sus compañeros, un Guardia Civil de los que ya no se hacen dispuesto a jugarse su persona, su carrera militar, su libertad y hasta su vida, para defender a su Patria.
Los españoles de bien comprenden que Tejero no intente darle carnaza a los medios de comunicación, lo que hizo es demasiado importante para que pueda ser manipulado por alguno de esos asquerosos a los que llaman periodistas o historiadores, pero creo que debería tener escritas sus memorias y sus recuerdos para que nadie, en el futuro, pueda hablar por el manipulando su pase por este valle de lagrimas y su heroico proceder al mando de la Guardia Civil, tanto en Malaga como en San Sebastián o en Madrid.
Por lo demás, hoy 23 F hay muchos españoles que agradecen de corazón lo que hizo por ellos Antonio Tejero Molina.
Fue el ultimo gesto que se ha visto en España de un hombre de honor
A sus ordenes, mi Teniente Coronel.
Y no digo más.
Ni menos.
Bien dicho. Y que se vaya a la mierda ese hijo de puta de Eduardo Inda, que llama «tejeritos» a los golpistas separatistas catalanes.