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Sigue la reseña de las Memorias desde mi Aldea de Martínez de Bedoya. La fortuna militar del Eje da un cambio; Franco prácticamente se anticipa para resituarse. 

 

XVI El gran viraje (mayo 1942-diciembre 1942). En verano de 1942 Alemania aún está ganando la guerra, pero empiezan a cambiar las cosas.

“Churchill nos ofreció la imagen aplanadora de ir a ver a Stalin coma a Moscú, vestido con un mono azul de Mahón: parecía más un mendigo que otra cosa.” (p. 196)

 

La foto muestra el descenso moral al que llegó este personaje, que hacía veinte años escribía cosas como esta:

Este movimiento [el comunismo] entre los judíos no es nuevo. Desde los días de Espartaco-Weishaupt hasta los de Karl Marx, y hasta Trotsky (Rusia), Bela Kun (Hungría), Rosa Luxemburgo (Alemania) y Emma Goldman (Estados Unidos)… esta conspiración mundial para el derrocamiento de la civilización y para la reconstitución de la sociedad sobre la base de un desarrollo detenido, de una maldad envidiosa y de una igualdad imposible, ha ido creciendo constantemente. Ha sido el resorte principal de todos los movimientos subversivos durante el siglo XIX; y ahora, por fin, esta banda de personalidades extraordinarias procedentes de los bajos fondos de las grandes ciudades de Europa y América han agarrado al pueblo ruso por los pelos y se han convertido prácticamente en los amos indiscutibles de ese enorme imperio.»
Escribiendo sobre «El sionismo contra el bolchevismo» en el Illustrated Sunday Herald, febrero de 1920

Entre medias está la quiebra de este alcohólico derrochador, evitada solo por el discretísimo rescate financiero de un miembro del sedicente pueblo elegido, tras del cual se pone al frente de lobby belicista británico.

 

En España estaban cambiando las cosas:
“… el cese fulminante de Ramón Serrano Súñer en todos sus cargos. Los periódicos no habían dado cuenta de un incidente en Begoña, a la salida de una misa oficial, en el que unos falangistas radicales lanzaron una bomba de mano contra el general Varela, ministro del Ejército, que titularizada entonces las pretensiones monárquicas. (…) Franco aprovechó la ocasión “genialmente” -en este caso no es ditirambo- y dio el cese a Serrano Varela y Galarza.” (p. 196)

Bedoya lo cuenta como si los falangistas le hubieran tirado una bomba a Varela, lo que no es cierto.

“Franco se había cobrado la pieza venteada el 2 de mayo y fijada las vísperas del 20 de mayo de 1941 : Ramón Serrano Súñer. La división de opiniones se producía en torno a si la posterior sincronización de esta “caza”, con algunos síntomas de adversidad para las armas del Eje, se debía a la vista o a la suerte de Franco. (…) El lado del Eje daba la impresión de haber girado a partir de ese 4 de septiembre en el que Franco, por primera vez, había tenido un gesto de despegó respecto al Eje…” (p. 196-197)

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El Caudillo tenía un sexto sentido.

XVII Una Alemania sin retaguardia (enero 1943). Trata del viaje realizado a Alemania en el séquito de Arrese, Ministro Secretario del Movimiento. Su estancia coincide con uno de los primeros bombardeos de Berlín. Bedoya se encuentra con la mujer de un estudiante de Medicina peruano, amigo suyo en la estancia anterior, que ahora es médico y se ha establecido en Alemania pero ha sido enviado al frente. La mujer le cuenta las penalidades que están viviendo. Cenan con distintos jerarcas como Goebbels y Göring. Escucha algunos comentarios pesimistas sobre el futuro de Alemania. Viajan a Múnich donde se entrevistan con Martin Bormann. Siguen llegando malas noticias de Stalingrado, de Libia, del Cáucaso.

Franco le agradece a Bedoya el informe presentado, que exponía aspectos que los jerarcas del séquito no podían ver porque Bedoya hablaba alemán y además no tenía cargo oficial, por lo que podía hacer apartes distendidos con personas de segundo rango.

XVIII Interioridades del Fuero de los españoles. La División Azul se retira (febrero 1943-octubre 1943) Se instauran las Cortes, en las que estarán como procuradores tanto Bedoya como su esposa Mercedes.

“Mercedes consiguió de sus 9000 y pico corresponsales locales, devotos a su persona, la confección gratuita del censo laboral agrícola -tal y como se lo había propuesto en julio de 1941-; con él logró un concierto con el Instituto Nacional de Previsión de forma que el subsidio familiar llegase al campo juntamente con otros seguros …” (p. 215).

“Por fin, el 18 de marzo se celebró la apertura de las Cortes, casi un año después de iniciados los primeros estudios en efecto. (…) Ese día de la apertura había gran expectación por lo que dijese Franco; yo pude notar, únicamente, tres ideas que le explicaban en muchos aspectos (al margen de la palabrería consagrada a difuminar lo que de personal tenía su dictadura):

a) Continuaba su voluntad de imperio para España.
b) La contienda universal se encontraba en punto muerto, aunque la presencia de la Rusia comunista imprimió un carácter, a la guerra y a su final, de lucha a vida o muerte.
c) Alemania, Italia e Inglaterra eran realidades que no debían ni podían ser destruidas.”
(p. 216)

Los soldados del eje son expulsados de África. Mussolini es destituido en Italia. Es el principio del fin.

“Cuando nosotros regresamos a Madrid era notorio el cambio del ambiente político: se bisbiseaba que la Falange iba a ser disuelta o transformada; el ministro de Justicia, Eduardo Aunós, había ya anunciado “una Ley General sobre las prerrogativas que la personalidad implica”, aludiendo -sin citarlo- a lo que estábamos preparando en el Instituto de Estudios Políticos (…) El diario de la Falange, Arriba, reiteraba su línea editorial con un artículo titulado “La personalidad realzada” y pocas semanas después afirmó que “nuestra patria es un país de libertades humanas efectivas y sinceras”. (p. 222 y 223)

“Por fin, el 12 de octubre, la División Azul fue retirada definitivamente de los frentes de Rusia. Dos años y dos meses habían durado la experiencia. La ideología comunista no iba a morir en los campos de batalla (…) quien más, quien menos, todos, sentían que en su interior se frustraba una ilusión fundamental, que la idea de cruzada tenía que desaparecer. El anticomunismo quedaría reducido a España. (p. 223)

La séptima parte de esta reseña extensa ha sido corta porque se trata de unos episodios de transición. La próxima trata de un asunto muy debatido actualmente. Presenta pruebas concluyentes de que la protección otorgada a miles de refugiados judíos fueron una consecuencia de las decisión política del ministro de Exteriores, Jordana, de establecer una relaciones informales, pero sólidas ente el Estado Nacional de Franco y diversas asociaciones judías. Estas pruebas pondrían punto final al debate sobre si esa protección se hizo contra el criterio de Franco o al menos con su desconocimiento, como pretenden algunos periodistas, incluso historiadores.

Autor

Colaboraciones de Carlos Andrés